Yoongi se hundió en su boca, desesperado por saborearle, atormentado por el dolor y la rabia.
Estaba furioso.
La tormenta de emociones que asolaban a Jimin lo ponía de muy mal humor y, al mismo tiempo, lo volvían loco de deseo.
Si el muchacho le hubiera importado menos, no habría tenido escrúpulos en destrozarle la vida solo como venganza por su traición.
Pero Jimin había sido víctima de su propia inseguridad y no podía culparlo de querer protegerse de un tipo como él.
Jimin lo agarró de las solapas y acarició su lengua entregándose a la pasión. Todavía temblaba, y Yoongi se sentía responsable de su desazón. Lo abrazó, angustiado,
deseando que comprendiera que en esto se habían equivocado los dos. La falta de comunicación, la lujuria ciega y una sucesión de desdichados encuentros habían
propiciado que su relación estuviera llena de sobresaltos.
Pero lo superarían. Yoongi quería superarlo para darle a Jimin lo que necesitaba y para seguir disfrutando de su cuerpo, su compañía y su ternura. Aunque se
hubiera comportado como un zorrón sin escrúpulos, seguía loco por él.Lo castigaría. Le hormiguearon las palmas de las manos solo de imaginarlo tumbado sobre sus rodillas con el trasero al rojo vivo, suplicando perdón. Se apartó de
su boca para recuperar el aliento. Jimin le cubrió la cara con las manos emitiendo un sollozo tembloroso.―Ojalá pudieras perdonarme ―murmuró Jimin.
Mierda, hacía diez minutos que lo había hecho, en cuanto él lo confesó todo.
―Lo haré, precioso. ―Tenía que hacerse el duro. Amoldarse a sus caprichos y mostrarse siempre complaciente solo provocaría que Jimin se acomodara en una
zona segura. El menor necesitaba perderse en el caos; cuando Yoongi le imponía unos límites, él se dejaba llevar por su lado más salvaje y se liberaba―. Cuando lleguemos a
ese sitio oscuro y privado al que me querías llevar. Pero si eres partidario de que te desnude aquí mismo, puedo empezar ya.Jimin se mordió los labios y, tras exhalar un suave gemido, lo cogió de la mano y tiró de él hacia el interior de la casa. Yoongi se dejó
arrastrar por él, por su arrolladora necesidad de ser perdonado.―¿Estás seguro? ―le preguntó cuando entraron por una puerta de servicio―. Me tomaré mi tiempo. No seré rápido. Quiero castigarte.
―Y yo a ti ―contestó Jimin mirándolo. El pasillo estaba muy oscuro, pero adivinó que se había girado hacia él por el tembloroso sonido de su voz. Su tono había
sido áspero, lleno de deseo. Yoongi levantó la mano hacia su rostro y tanteó hasta dar con sus labios para beber de ellos.―¿Por qué quieres castigarme?
―Por tocar a otra persona ―susurró Jimin.
―Entonces yo te castigaré por besar a otro hombre.
Jimin tiró de él y subieron por una escalera. La mansión de los Park estaba llena de gente y era obvio que Jimin no deseaba que nadie los viera. El muchacho lo
condujo por un laberinto de elegantes y ornamentados pasillos que en nada tenían que envidiar a las estancias del club Victoria. Cuando llegaron a una habitación, Yoongi
ni siquiera se molestó en encender la luz; rodeó el rostro ajeno con las manos y comenzó a besar a Jimin con apasionada entrega, cerrando la puerta de una patada.Jimin se rindió de inmediato, como si hubiera estado deseándolo todo ese tiempo. Y seguramente había sido así, seguramente Jimin había intentado hablar con él
para decirle que estaba lleno de dudas y que lo amaba. O tal vez su intención había sido hacer el amor una última vez antes de despedirse de él. No lo sabría nunca. Lo
que sí sabía era que no quería dejarlo escapar.
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Baila para mí || Yoonmin
FanfictionJimin es un prometedor bailarín, que en su búsqueda de la perfección, ha dejado de lado todo lo que no tenga que ver con el estricto mundo del ballet. Pero cuando surge la posibilidad de conseguir un papel que anhela por encima de todo, el miedo al...