Yoongi lo condujo al interior del club atravesando el patio ajardinado. Aunque estaba impaciente por tocarlo, también quería impresionarlo mostrándole la elegancia del club Victoria.
Llegaron a un vestíbulo en cuyo centro se alzaba una asombrosa escalinata de mármol. Durante el día brillaba con el resplandor del sol que entraba por las ventanas de cristal de colores, aunque en ese momento estaba iluminado con lámparas de luz naranja. Escuchó que Jimin ahogaba un jadeo de sorpresa y se sintió complacido.
Aquella escalera hacía las delicias de los socios, muchos fantaseaban con lo que representaba y con lo que podían llevar a cabo sobre ella.
Lo llevó hacia unos ascensores de estilo antiguo y Jimin tiró de su mano. Se giró nervioso, temiendo alguna negativa por su parte.
―¿Qué pasa, precioso? ¿No te estarás arrepintiendo? ―murmuró divertido. Para que no tuviera dudas, rodeó su cintura y le besó los labios con una húmeda caricia.
―No es eso… ―suspiró con languidez, mirándolo con los ojos abiertos llenos de curiosidad y preocupación―. Es que hay algo que no me encaja, Yoongi. El club Victoria es privado, ¿cómo hemos podido entrar? ¿Y de qué conoces al dueño? ¿Eres socio? ―preguntó en voz baja.
Jimin quería saberlo para sentirse seguro. No tenía ningún sentido precipitarse, Yoongi le daría todas las explicaciones que necesitara. Luego, lo follaría a conciencia, alargando su placer cinco minutos por cada uno de los que él perdía preocupándose.
―Trabajo aquí, Jimin.
―¿Eres camarero?
Él alzó una ceja, molesto por su poca imaginación.
―No, precioso. Soy vigilante de seguridad.
―¿Seguridad? ―preguntó, bastante confuso―. ¿Y también eres jardinero? ¿Tienes dos trabajos?
―¿Tan raro te parece? ―preguntó sonriendo, sintiéndose orgulloso de que él lo viera con otros ojos―. Lo de Jin es temporal, le debía un favor
―explicó, aunque no quiso entrar en detalles sobre el favor que tenía que devolverle a un buen amigo―. En realidad, trabajo en el Victoria, soy del cuerpo de
seguridad. Me encargo de dar patadas en el culo a los que van de listillos, controlo que no haya problemas y cuido de que los chicos lleguen a casa, sanos y salvos..Lo vio lanzar un suspiro de alivio cuando encajó todas las piezas en su mente, incluida la que faltaba, la razón por la que se encontraron el sábado en el bar. En sus manos, notó cómo su cuerpo se relajaba y se dejaba envolver por la seguridad que le proporcionaba saber más cosas sobre él.
―Entonces debes de conocer bien este lugar ―convino.
―A fondo, precioso. Este es el lugar más seguro de Seúl. Dong Yul se toma muy en serio su trabajo, igual que yo.
Sacó la tarjeta dorada del bolsillo de los vaqueros y se la mostró. Era su credencial como miembro del club y su identificación como personal de seguridad. Jimin
observó el rectángulo, acarició las letras grabadas que formaban su nombre, y él sintió esa caricia sobre la piel. Se estremeció de placer, imaginando sus pequeños dedos recorriéndole partes del cuerpo.―Te llamas Min Yoongi… ―comentó con una sonrisa evocadora.
―Encantado de conocerte, Park Jimin. Aunque voy a estar más que encantado de conocerte dentro de un rato ―bromeó.
Él rio la gracia y lo miró con los ojos llenos de chispas. Yoongi llamó al ascensor metiendo la tarjeta en la ranura y tecleando el código en el pequeño panel.
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Baila para mí || Yoonmin
Fiksi PenggemarJimin es un prometedor bailarín, que en su búsqueda de la perfección, ha dejado de lado todo lo que no tenga que ver con el estricto mundo del ballet. Pero cuando surge la posibilidad de conseguir un papel que anhela por encima de todo, el miedo al...