- 24 - YA NO DUELE, PORQUE AL FIN YA TE ENCONTRÉ

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Cogió mis manos y me miró fijamente a los ojos, haciendo que me estremeciera por completo. 

-Dani... Tu sabes que la semana que viene me voy a México ¿no?

-Si, lo sé.- sonreí- Y te estaré esperando cuando vengas con alguna sorpresilla.- dije divertido

-Que no bobo, déjame acabar.- asentí- Quiero que te vengas conmigo.- sonrió y yo con ella. 

-¿En serio? Pero... yo... es que... ¿En serio?

-Pues claro que es en serio.- me besó- ¿Te apetece o no? 

-¡Claro que me apetece! No tenía ni idea de que quisieras que fuera... pensé que no desde luego. 

-No te voy a dejar aquí solo para que me sustituyas por otra ¿no crees?- me sacó la lengua y sonreí moviendo la cabeza en señal de negación

-Anda, así que es por eso... Pues tu tranquila, que no hay sustitutas disponibles.- dije y acto seguido la besé

-¡Pues perfecto! Puedes tomarte el viaje como nuestro primer viajecito romántico.- bromeó

-¿De verdad?- dije irónico- ¿Viaje romántico y me llevas a México de promoción? Tu de romántica poco eh... -bromeé, llevándome otro de sus fortuitos golpes en mi dolorido brazo- Tienes que dejar de hacer eso, un día de estos me voy a quedar sin brazo por tu culpa.- rió a carcajadas ante mi comentario, pero lo cierto es que yo lo decía totalmente en serio... Aquello me había dolido, y mucho. 

-Bueno, bueno, deja de quejarte ya. Ah, y voy a preparar una ensalada así comemos.

-¿Tan pronto?- exclamé mirando la hora que era

-Si, es que tengo entrevista por la tarde. 

-Geniaaaaal...- dije, haciendo que se notara lo máximo posible mi poco entusiasmo

-Anda anda, que no haces más que quejarte sin parar. Ven a la cocina y ayúdame.  

-De verdad ¿tanto te cuesta? ¡Es una ensalada Malú!- protesté a propósito y con voz de niño pequeño. Aún así me levanté del sofá y fui. 

-Si, si, tu mucho protestas pero bien que vienes.- sonrió pícaramente- ¿Entonces qué? ¿Te vas a dignar a ayudarme o no?

-Vale jefa, espere usted que ahora le lavo la lechuga.- rompimos a reí otra vez. 

Me acerqué a ella y besé sus labios una vez más. Pasamos la comida entre carcajadas atronadoras, demasiado bien. Y como se suele decir, todo lo bueno tiene un final. Nada más acabamos de comer Malú tuvo que irse a la entrevista, pero quedamos en vernos esta noche otra vez. Me despedí de ella antes de que se fuera y me volví a casa. 

Llamé al dueño de la cafetería, que hacía ya unos días que no iba y quedé con el para esta tarde, para tocar un par de canciones. Lo que más me gustaba de ese trabajo era que no tenía un horario fijo, con lo cual era como si pudiera ir cuando quisiera. 

Dentro de poco empezaría mi otro trabajo tocando en fiestas y eventos públicos y todo lo que pudiera practicar era bueno. 

Había quedado en la cafetería a las cinco, por lo que me fui al estudio para ensayar un poco una canción que estaba componiendo. No tenía letra pero sonaba bastante bonito. Solo me hacía falta encontrarle la letra perfecta y sería una canción preciosa. Ensayé y ensayé lo más que pude, una y otra vez la misma canción hasta que fue la hora de irme. 

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