- 26 - BUENO, EN FIN, TE EXTRAÑO

323 16 0
                                    

Después de horas y horas yo seguía allí, sentado en aquel sofá mirando el teléfono. Ya ni veía, simplemente mi mirada estaba puesta en la pantalla, pero mis pensamientos todos estaban en ella, en su sonrisa, en su mirada... Y en la preciosa foto nuestra que decoraba mi fondo de pantalla.  

De repente llamaron al timbre y me sobresalté. Me miré al espejo y me peiné un poco y luego fui a abrir. 

-Hola amor.- dijo besando mis labios

-¿Donde estabas? ¿Y que hora es? 

-Son las nueve. Llegué a casa a las cinco de la mañana y no quería llamarte para no despertarte...

-¿Las nueve? ¿De la mañana? 

-Si Dani. ¿Qué pasa? ¿He venido muy pronto? 

-No, no... Da igual, si no he dormido. Pasa.- Entró y nos sentamos en el sofá los dos.- Me tenías preocupado Malú. Me dijiste que venías y ni siquiera me llamaste, ni me escribiste... nada. 

-Porque tenía el móvil sin batería tonto. De verdad... No te montes películas que no pasó nada ¿vale? 

-De acuerdo.- dije ahora si, sonriendo aliviado y besé sus labios. 

-¿Tienes sueño? 

-Mucho- reímos

-¿Dormimos juntos?

-¿Ahora? 

-Si- sonrió

-Encantado.- reímos. 

La volví a besar una vez más y luego rodee su cuello con mi brazo y caminamos hasta mi cama. 

Nada más caímos allí yo quedé rendido. No podía más. 

------------------

Narra Martina:

Estos últimos días notaba a Dani diferente. No sé en que sentido, pero desde luego diferente. Desde que está con Malú es otro. Otro Dani que desde luego me gusta mucho más que el anterior. Nunca me podría haber imaginado que Dani, mi hermano mayor que en ocasiones hace de padre podría haberme dejado ir a París. ¡Pero si ya le había parecido demasiado peligroso mi viaje a Grecia con mis amigas! No, no. Sin duda era otro. 

Pero bueno, el caso es que me había dejado ir y aquí me hayaba yo, preparando las últimas cosas en la revista para luego llevármelas a casa y meterlas en la maleta. 

El viaje es pasado mañana y la verdad, las ganas de pisar París y los nervios por todo aquello podían conmigo. ¿Realmente era consciente de lo que iba a hacer allí? No lo creo. 

Cuando acabé de recoger mis cosas cogí mi pequeño ordenador junto con todas aquellas carpetas que poco más tapaban mi escritorio y me dispuse a irme. 

Sin querer me choqué con alguien, pero no pude ver quien era. 

-Dios, lo siento ¿estás bien? Es que con todo esto no veo nada... - Cuando rodeó mis carpetas pude verla bien. Era Aurora, con su preciosa sonrisa y riendo a carcajadas al verme tan cargada.

-Deja que te ayude anda.- me sonrió. No se lo impedí porque iba demasiado cargada. Cogió algunas carpetas y caminamos juntas hacia mi casa. 

APRENDIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora