Capitulo 11

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Me acerque lentamente al chico frente a mí. El chico parece estar completamente en shock, tiembla como una gelatina y no hace más que mirarme, no puede ni siquiera llorar de lo aterrado que está; pero me da igual cómo se sienta. Con el cuchillo aun en la mano le doy una bofetada. El chico cae al suelo, mira a tierra, no quiere verme... no quiere ver su muerte; es una pena que lo obligue a mirarme.

Le levanto la barbilla y lo miro fijamente. El terror se refleja como el agua cristalina... de cierto modo, es divertido, pero recuerdo a la chica, a la maldita compañera que me a echo tantas cosas y que justo ahora camina tranquilamente a su habitación. Cuando la recuerdo decido terminar con esto pronto; le corto la garganta al chico casi hasta la mitad, así me aseguro que no sobreviva, y me pongo en marcha asía donde se encuentra la chica.

No camino muy rápido, ni muy lento, supongo que esa chica a de estar demasiado tranquila que no a de estar apurada en regresar a los dormitorios así que yo no tengo que apresurarme a encontrarla.
Después de unos cuantos minutos de caminar por el jardín (que mas bien parece un bosque) alcanzó a ver ese lindo y extravagante cabello color amarillo-dorado, incluso se puede oler esa cosa apestosa que utiliza todos los días (eso a lo que ella llama perfume).

Al parecer esta demasiado confiada, porque escucha mis pasos y no voltea, a de creer que soy uno de sus guardaespaldas anteriores. Mi hipótesis se confirma cuando la chica dice lo siguiente:

—eso fue muy rápido, ¿seguros que la hicieron sufrir? —no me mira.

—le aseguro que jamas en sus vidas sintieron tanto terror —dije, respondiendo. Ella al escucharme se dio la vuelta y quedando un tanto paralizada dio un paso atrás.

Es normal sentir temor, digo, al ver a una chica con una expresión no tan agradable y con la ropa manchada de sangre, sosteniendo un cuchillo... supongo que su reacción es la adecuada. Cuando la chica reacciona un poco toma aire dispuesta a soltarlo en un grito. En el momento en el que abre la boca para gritar yo le corto la lengua para después tapar su boca y arrastrarla hasta llegar con los otros chicos.

Obviamente la chica no anda cooperando mucho conmigo, patalea y sigue intentado gritar mientras las lágrimas recorren sus mejillas y la sangre por su boca hasta su garganta y pecho.
Cuando llegamos al lugar (justo a los cadáveres de sus guardaespaldas) la chica se pone aun mas desesperada, intentando morderme y patear para poder huir; pero no la dejaré, la haré sufrir hasta saciar toda mi sed de venganza.

La amarro con algunas soguitas que me encontré junto a los cadáveres para amarrar sus manos arriba de su cabeza a un árbol. Mientras llora no veo ojos de completo terror, si no mas bien de odio y vergüenza. Si, siente mas vergüenza al saber que estoy rompiendo su tremendo orgullo al matar a sus subordinados, cortarle la legua y manteniéndola aquí en una posición incómoda... me resulta cada vez mas asquerosa su forma de ser. Antes que nada quiero dejar de ver esa mirada; le encajo el cuchillo en ambos ojos. Ella llora y se retuerce de dolor.

—dime... ¿te gusta? ¿te gusta lo que sientes ahora? —le pregunto, encajando mi cuchillo en su pierna — ¿estas sufriendo? ... sabes... no te vez nada linda, en este momento... das pena.

La chica intentaba gritarme de cosas, aunque sin lengua no se le podía entender del todo.
La deje así por un tiempo, no se hasta que horas, pero la luna estaba muy avanzada ya. La chica ya se comenzaba a ahogar con su propio llanto y saliva. Además con tanta perdida de sangre se estaba poniendo débil.

Aprovechando las pocas fuerzas que salen de ella la cuelgo del cuello con una soga en una rama de árbol. Esta parada sobre una rama no tan gruesa, cualquier leve movimiento y esta caerá, junto con el cuerpo. La chica hace todo lo que puede para mantener el equilibro sobre la rama; aunque sepa que yo la quitare.

No creo que quiera morir, aunque acepta el echo de que la mataré... para su desgracia... ella sera quien provoque su muerte.
Con mi cuchillo le rajo sus suaves y delicadas piernas, luego los brazos, estómago. Sigo haciendo eso hasta que todo su cuerpo esta cubierto con lineas. Y para que sienta aun mas vergüenza le quito la rapa rasgandola. Ella esta roja, avergonzada y con dolor; no soportara mucho.

Me siento frente a ella, mirando como se esfuerza desesperadamente por mantener el equilibrio. Pero, a pesar de su duro esfuerzo, al final sus músculos no pueden más, le piden descansar. Sus piernas se relajan, y ella cae, colgada de su cuello, dando sus últimos respiros y retorciéndose mientas batalla por respirar. Al final no se mueve mas, «murió al fin».

Me levanto algo decepcionada, esto no a saciado para nada mi odio asía ella. Camino a la escuela lentamente.
Mientras camino recuerdo todo el sufrimiento que le provoque «fue divertido» pienso. Toda esa sangre, ese llanto, y esos ojos llenos de temor... me encantaron. Sin poder controlarme me detengo y comienzo a reírme.

Un rato después miro a una ventana por el rabillo del ojo en donde con la poca luz que ay se ve mi reflejo.
En ese reflejo, veo a una chica, ojos con ojeras, cara y cuerpo salpicados de sangre, una sonrisa totalmente loca, salvaje, psicópata. Al verme abro los ojos sorprendida, y se borra la sonrisa.

Suelto el cuchillo que aun tenía en la mano, caigo de rodillas y rompo a llorar. «¿en que me convertí?»





Bueno pues este es un capitulo mas para que vean que aun sigo trabajando en el y no lo e olvidado.
Pero por el momento se me hace difícil seguir con esta historia

Doble personalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora