Capitulo 80

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"Cuida el presente,
Porque este algún día sera el pasado que atormente tu futuro"








Junio había terminado, pero lo que comienza en junio, termina mucho después.
2 DE JULIO. llevamos a mi perro al veterinario, y tal como lo había dicho antes, la herida se habría por dentro, la única solución era operarlo de nuevo, y claro, el doctor nos volvería a cobrar.

Durante días lo mantuvieron en casa, solo quejándose del doctor mientras el pobre perro era el que sufría.
El día 19 de junio al fin se decidieron a dormirlo para siempre con una inyección. El lugar no estaba muy lejos de casa así que cargue a mi perro hasta allí.

Siendo sincero, a pesar de prácticamente ser yo el que lo llevaba a matarlo, me sentía tranquilo. El dejaría de sufrir, y yo tendría una carga menos. Pero al llegar, mi madre converso con la señora que atendía, y se dio cuenta que el doctor no le había puesto una malla dentro de la operación para reforzar el lugar de la herida, así que decidió no sacrificarlo, y en su lugar reclamar al doctor que le hizo la operación para que se la volviera a hacer pero sin cobrarle.

«¡Maldición! ¿¡no se dan cuenta de que se va a morir?! no... ¡de que lo van a matar si lo llevan de nuevo! ¡no tiene lucha!». gritaba, y gritaba dentro de mi cabeza, porque si lo decía en voz alta mi padre sacaría algo como "¿entonces quieres quitarle una oportunidad de que siga con vida? tu lo llevas a que lo maten y allá tu con tu conciencia".

20 DE JULIO. Mis padres llevaron a juguete al veterinario, y regresaron con esperanzas por que el doctor había aceptado operarlo de nuevo sin cobrar, mientras que yo me moría de rabia por dentro.
«¡Demonios, demonios, demonios!».
Apretaba mis puños con fuerza hasta encajarme las uñas en las palmas para liberar algo de tensión dentro de mi cuerpo.

Durante una semana el medico dijo que el perro estaba débil y le estaba inyectando vitaminas para que soportara la operación. No fuimos a verlo ni una sola vez, a pesar de repetirles que fuéramos a verlo ellos decidieron confiar en el doctor. Hasta que...

27 DE JULIO. Por la mañana mi padre llamó al doctor como todos los días, y en cuando el doctor contestó la llamada mi cuerpo se lleno de un escalofrío, como si ya supiera lo que se aproximaba.
Juguete, mi perro, de nueve años y cuatro meses, murió.

Apenas logre aguantar las ganas de dar una patada a la pared al escuchar eso. Mi madre se puso a llorar y dijo que no iría por el cuerpo, así que fuimos yo y mi padre.
Frente al doctor mi padre le pregunto »¿porque murió?« y el no dio una respuesta concisa. «Usted lo asesinó» Mi mano sentía leves vibraciones, de verdad, quería destrozar esa asquerosa cara mentirosa.

Metió a mi perro en una pequeña caja, y así lo llevamos de regreso a la casa. En casa abrí la caja y puse mi mano sobre el cuerpo frío y duro de mi perro para comprobar que de verdad estuviera muerto, luego hice un agujero en el jardín.
Yo solo lo hice, luego yo metí la caja, y al final, yo solo, puse la tierra sobre ella. Mis padres parecían demasiado deprimidos como para enterrarlo.

No solté ni una sola lágrima en todo el proceso, solo me preguntaba "¿porque no soy capas de sentir dolor?".
Entendía el porque debía sentirlo, pero solo no lo sentía. Mi mascota, quien parecía que me entendía mas que las personas ya no estaba, nunca me volvería a mover su colita, nunca lo volvería a ver corriendo por la casa de forma tan contenta.

Doble personalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora