Doble personalidad

Capítulo 20

Mi madre me levanta diciendo que ya es tarde y debo levantarme. En cuanto abro los ojos la veo a ella sentada en la esquina de la cama. Junto a ella esta un hombre, su medio hermano, mi tío... y el hombre con quien a estado viviendo por cinco meses con el propósito de casarse con el en cuanto se divorcie de mi padre. Lo odio.

Ella me llevó a otra ciudad diciendo que solo serian vacaciones, no me dijo que ella quería vivir allí, no me dijo que ese tío con quien íbamos sería su futuro esposo, no me dijo nada de un divorcio. La odio.

Ella sabe que estoy en contra, ella sabe que me siento mal, ella sabe que baje de peso y me enferme por la depresión que me trajo, ella sabe que no quiero estar aquí. Y aun así en ese momento ambos se besan frente a mi. Que linda primera escena al despertar ¿no?.

El odio y frustración se apoderan de mi y comienzo a patear la espalda de mi tío gritando que se vallan a otra parte. Mi madre me calla y me regaña diciendo que deje de patearlo.

Ella debería entender porque lo hago ¿porque no intenta comprenderme un poco? ¿porque me trajo aquí?. No dejo de patearlo entonces mi madre me agarra de los brazos y me los comienza a rasguñar, intento evitarlo y decirle que pare pero mas lo hace. Entonces mi tío interviene y con una sola palabra ella se detiene y se va. ¿porque? ¿porque siempre es así? ¿porque le hace mas caso a otros que a mi?. Ella siempre a sido así desde que soy pequeña, cuando iba a pedir su ayuda porque alguien me molestaba ella lo defendía a el y yo siempre salía castigada y regañada... también me pegaba sin tener la culpa.

De pronto aparece otra escena.
Estoy dibujado en la cama, y justo termino mi dibujo. Dibujo una sonrisa satisfecha en mi rostro y voy corriendo con mi madre quien esta preparando la comida. Con algo de suerte ella me hará caso.

En mi dibujo e escrito una frase y quiero leérsela, pero cuando comienzo a leer mi tío interrumpe. Le digo que yo le hable primero, el se disculpa burlonamente y yo continuo leyendo desde el princio por segunda vez. De nuevo el le habla a mi madre por algo estúpido, y yo le vuelvo a decir que se espere, y a pesar de mi corta edad noto que el solo quiere que mi madre le preste atención a el y no a mi.

Por tercera y última vez leí y por tercera vez el me interrumpe. La sangre comienza a hervirme, de verdad me dieron ganas de tomar algo picudo y clavárselo donde mas le duela, pero aun tenia cierto control sobre mi, hací que me retiré molesta. O al menos eso quería hacer, hasta que se río detrás mio. «¿te parece muy divertido? ¿me quieres quitar hasta mi derecho de hablar con mi madre? ¿acaso crees que ella te pertenece o que?». Lanzándole un vaso de vidrio, le grité de cosas, me ardía la garganta de lo fuerte que le gritaba pero no podía parar, era como haberle quitado ese freno a mi boca. Mis manos estaban hechas puños, sabia que si las soltaba comenzaría a golpearlo, lanzarle cosas o rasguñarlo.

Entonces el sonido sordo de una bofetada me paraliza. Me quedo quieta y miro la mano de mi madre alzada. ¿porque? ¿yo tengo la culpa? ¿tu porque no le dijiste nada? ¿no vez que este hombre se burla de mi?. Rápidamente entro a la habitación, la cierro con seguro y ahí me quedo dos días, donde lo único que hago es dormir, no salí ni a comer y me sentía débil.

Abro los ojos y la luz azulosa se asoma por las cortinas. Entonces me doy cuenta de que en algún momento de la noche me e quedado dormida y tenido ese sueño. Mas que un sueño a sido uno de esos recuerdos que eh querido borrar. Odio recordar esas cosas, y mas cuando es de mañana y se supone que comienza un nuevo día.

De forma muy lenta y deprimida me levanto de la cama, donde de alguna manera ya no puedo continuar después de quedar sentada en la esquina de la cama. Mis piernas no quieren moverse y si soy sincera preferiría regresar a la cama.
Mientras pienso de forma pesimista como es lo habitual, una bola de pelos rosa mi píe. Cuando miro abajo veo al gatito frotar su cabeza contra mi tobillo. Es cierto, debo levantarme y darle de comer.
Le sonrió y acaricio su cabeza.

—pareces un poco mas animado ¿eh? —le digo sin dejar de acariciarlo — parece que te calló bien dormir bajo techo hoy ¿no? —sus ronroneos hacen que se me forme una triste sonrisa — espero tengas hambre. Te iré a traer algo.

Cuando digo eso me levantó y me cambio de ropa rápidamente para salir disparada a la cafetería. Mientras corro por los pasillos deseo que el gatito no maulle porque si no, alguien lo encontrará y le pasará algo malo.
Y si se va a quedar conmigo entonces necesitará un nombre. ¡eso es! le falta un nombre.

Veamos, un nombre lindo pero que no sea muy gastado, un nombre que resalte algo de el. Después de pensar durante un rato grito en mi cabeza «¡Shiro!». Si mal no recuerdo Shiro significa blanco, y el tiene botitas blancas. Luego de comprar algo para comer me dirijo a mi habitación. Trato de prestar mucha atención para no caerme, pero, al final termino cayendo por las escaleras. Cierto los ojos por el impacto pero acto seguido los abro y veo como algunas chicas de arriba se ríen.

—¡jajaja, estas bien estúpida fíjate por donde caminas! —me grita una.

Bien sabia yo que este no seria un buen día. Desde que las cosas del asesinato se calmaron todo a vuelto a ser como antes, parece que quedaron acostumbrados a hacerme su payaso de burla.

— jajaja, valla que soy torpe ahí disculpen —les sonreí como una niña mientras rascaba mi cabeza y juntaba las cosas que se me habían caído al suelo.

Escucho murmurar cosas de ellas mientras pasan a lado mio y al final sus pasos que se alejan detrás de mi. En mi se dibuja una oscura sonrisa. Parece que les molesto que yo no respondiera del modo en que querían. «¡jajajaja, no les daré el placer de la pelea o de mis lágrimas otra vez!... Sera divertido ver como destrozo sus orgullosos», espera ¿en que estoy pensando? Justo ahora soné como Mey.

Felizmente llego a la puerta de mi habitación.

—¿S-señor director?

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Ahora el consejo de buena escritora:

★~no traten de ahogar a su hermano menor en la tina de baño ~★

Si fuera ustedes lo aria en el mar donde se puede culpar a las olas.