CAPÍTULO 10

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Una vez más tuve la visita de Shannon en casa después de que pasara una semana entera esperándole. Me dijo cuando estábamos solas que no hacía la visita por el aborto, sino más bien porque se preocupaba por mi bienestar y que todo saliera bien. No podía hacer el aborto de un día para otro porque sería peligroso, y más con mi cuerpo estando frágil. Una vez más, tuve que convencer a Elías de que no estuviese. Esta vez me costó un poco de trabajo por la mirada de súplica que hacía, que en vez de convencerme, me derretía por dentro y me hacía suspirar.

Shannon revisó mi presión, los latidos de mi corazón, mi forma de respirar... Todo lo que suelo ignorar, lo revisaba con detalle y con calma. Estábamos en la privacidad de mi habitación con la confianza necesaria para compartir cosas sobre mi cuerpo y el embarazo. Ruth estaba con nosotras, acompañándome. Ya le había metido en esto, por lo que dejarle sin saber qué sucedía con mi cuerpo, era algo egoísta.

Shannon apartó su estetoscopio de mi pecho con su característica sonrisa, y tomó asiento en la silla de mi escritorio. Me acomodé el cuello de la blusa y el suéter después de sentir el frío metal en mi piel. Anotó unas cosas en unas hojas que llevaba consigo siempre que revisaba a un paciente. Pasaron unos segundos, y jugué un poco con mi cabello para distraerme. Seguía teniéndolo corto para no retener magia en mi cabello, pero quise tenerlo hasta los hombros. Me gustaba más de esa manera.

- ¿Todo está bien, Shannon? - Pregunté cuando la tensión no me podía más. Siempre que se tardaba revisando algo, significaba que algo andaba mal.

Ella volteó a verme con una amplia sonrisa.

- Sí, todo en orden - Cruzó las piernas. -. Lamentablemente sigues con los mismos riesgos del embarazo, por lo que no hay mucho de qué hablar sobre eso. No espera, sí hay - Se rio. -. Me sorprende que no haya afectado en tu cuerpo. Normalmente hace muchos cambios drásticos cuando una mujer está en su embarazo.

- Pero, ¿y los cambios de mis emociones? ¿Los síntomas?

- Es normal. Los tienes hasta cuando estás... - Se fijó un poco en mí. Incluso entrecerró los ojos y frunció el ceño. -. Chise, cariño. ¿Podrías levantarte por un momento?

Le obedecí a los segundos y me hizo una seña de que me acercase a ella. Cuando lo hice, me levantó mis prendas superiores hasta debajo de mis pechos. Me sonrojé y traté de bajar las manos de Shannon. Era una mujer, pero que quisiera desvestirme de repente no me gustaba mucho. Cuando Shannon tocó mi estomago, sentí un pequeño escalofrío. Nadie había tocado mi vientre, hasta ahora.

Acarició un poco, como si estuviera analizando algo. Shannon tenía un aire pensativo.

- Retiro lo dicho. Tu estómago está más grande.

- ¿Eh?

Volteé a verme. A simple vista no notaba gran diferencia, o eso pensaba hasta ver la mano de Shannon en mi estómago. Se veía una pequeña curva, pero apenas podía ser vista. Era delgada, por lo que esa curva no la pude notar mucho.

- Ah, es verdad. Se nota que tienes un bulto. - Ruth fue el quien habló al escuchar a Shannon.

Tenía ganas de acariciar mi estómago para sentir ese cambio, pero resistí las ganas apretando mis labios. Estaba temblando por el hecho de que el embarazo comenzaba a notarse. Apenas pude notarlo, pero llegaría el día en el que se haría un poco más grande. Más notorio. ¿Cómo le ocultaría esto a Elías?

Necesitaba hacer el aborto, aunque perdiese la oportunidad de tener más hijos o tuviese otra dificultad. No me importaba mucho lo que me pasara en ese momento. Shannon miró mi estómago con una mirada curiosa, pero a la vez de preocupación. Frunció el ceño, y sacudió su cabeza. Parecía que estaba conversando consigo misma.

Noventa de probabilidad | The Ancient Magus BrideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora