Shannon se había retirado hace unos minutos atrás, y antes de romperme en mil pedazos y expresar mis emociones de una forma intensa y dolorosa frente a Ruth, había logrado escuchar el que Shannon estaba conversando con Elias sobre mis resultados positivos de mi salud en un lugar poco alejado de mi habitación, probablemente en el principio de las escaleras. En el momento que comencé con mi llanto imparable, escuché los tacones de Silky, y el paso acelerado de Elías para llegar a mi habitación.
Seguíamos en la misma posición. Seguía en ese abrazo tan íntimo y protector de Elías. Le correspondía el abrazo tan lleno de sentimiento con fuerza y dolor, con el deseo de que todas mis penas se desvanecieran en sus brazos, como solía suceder cada vez que me envolvía en sus brazos, o siquiera me tomaba de la mano, haciéndome olvidar de todo mi alrededor.
Y por más que quisiera, por más que pensaba en cosas buenas, el dolor no desaparecía. Aumentaba.
Pasaron los minutos. El reloj de la sala, a pesar de estar retirado de donde nos encontrábamos, lograban escucharse los tic tac de eco, junto con mis jadeos y mis gritos de dolor que habían sido callados por el abrazo de mi amado. Ruth, Silky y Elías estaban cerca de mí, una vez más siendo testigos de mi absurdo sufrimiento. Solamente Ruth conocía la razón de mi llorar, cosa que hacía que la situación fuese mucho más difícil. No podía ser consolada por Ruth frente a Elías y Silky, y tampoco podía ser consolada por ellos sin haberles contado la gravedad del asunto.
Solté el traje de Elías, e hice un esfuerzo para mirarle. Acaricié parte de su pecho, tomando con el puño parte de su traje una vez más. Ambos no queríamos soltarnos.
- Elías... - Mi voz había ganado un poco de vida, pero seguía expresando dolor.
- ¿Estás bien, Chise? - Su abrazo fue más fuerte al escucharme. Llevaba todo el día sin haber escuchado una palabra mía. Moví la cabeza de lado a lado, haciéndole suspirar.
Ruth y Silky se miraron cuando hice el intento de hablar. Ruth ocultó sus manos en los bolsillos de su pantalón, y suspiró. Se acercó con nosotros, acarició mi cabeza, y le miré. Me sonreía, y Silky trataba de hacer lo mismo, pero estaba tan preocupada por mí, que ni siquiera podía hacer el pequeño intento.
Silky tenía los pañuelos en las manos, y se acercó para dárselos a Elías cuando Ruth le apuntó a la puerta con el mentón.
- Será mejor que les dejemos solos. - Dijo Ruth, antes de caminar junto con Silky a la puerta.
- Ah, Ruth, no es-...
Escuché la puerta cerrarse antes de que terminase de hablar. No había intentado moverme para alcanzarle, pues no encontraba motivos para hacerlo. El pensar el que Ruth se quedase viéndome como una chica inútil llorando por todo lo que le sucede en la vida, me hacía sentir horrible. Suspiré, intentado tranquilizarme.
Cuando parecía que iba a llorar de nuevo, Elías me soltó y me sentó frente a él. Tomó un pañuelo de la caja, y secó mis lágrimas con ella, con el cuidado de no lastimar mi rostro y mis ojos.
- Estás llena de dolor, Chise - Dijo, quemando el pañuelo con magia. -. Entiendo que los humanos tienden a ocultar emociones y reprimirlas, pero en ti esto es peligroso.
- Todo lo que hago es peligroso. - Aclaré en voz baja, bajando la mirada.
- De verdad, quisiera que me contaras todo, que me tuvieras confianza, pero sé que esto será imposible después de lo que sucedió ese día con Stella.
Apreté los puños y los dientes.
- Elías, confío en ti más que en nadie. Sé que sucedieron muchas cosas entre nosotros hace años y, también demostré que no podía confiar en alguien, pero - Levanté la mirada a sus ojos. -, estoy segura de que confío en ti - Le sonreí, o hice el intento. -. Te amo, Elías, pero...
ESTÁS LEYENDO
Noventa de probabilidad | The Ancient Magus Bride
FanfictionTres años después de haber sido subastada y adquirida por un antiguo mago inglés, Hatori Chise ha aprendido a controlar la magia omnipotente que fluye en cuerpo, mientras ha solidado su relación marital con Elías Ainsworth. Teniendo 19 años milagros...