CAPÍTULO 13

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*La canción no tiene nada que ver (literalmente nada) con el capítulo. La escuché demasiado en la redacción del capítulo. Se los comparto.

- Entonces... 

Subí mis manos a su rostro, acariciando un poco su cuello con mis dedos. La piel de Elías era suave al tacto. Le miré a sus ojos que tenían un pequeño brillo en ellos, y admiré cada parte de su rostro. Sabía que éste no era mi Elías, pero la apariencia que tuviese en este momento era lo que menos me importaba. Nos sonreímos mutuamente. Sentía que mi corazón iba a salir disparado por la intensidad de sus latidos. Sólo habíamos hecho algo como esto una vez en un pasado, y estuve todos los días pensando que esa noche no se repetiría ni en sueños. Y ahora, estaba con Elías sentada en la cama con el mismo deseo por cumplir.

Me levanté un poco para acercarme a su rostro, y Elías me tomó de la nuca para darme el beso que anhelaba desde hace un par de años. Me estremecí al sentir sus labios presionados con los míos. Una leannán sídhe me había robado mi primer beso a los quince años, pero desde entonces mis labios no habían tocado otros. Y agradecía el que Elías fuese la persona que besara mis labios. Sonreí en medio del beso cuando entendí que podría hacerlo más veces en un futuro. 

Nos separamos para tomar aire, y a los segundos, volví a besarle. Pasé mis manos detrás de su cuello para abrazarle y enredar mis dedos en su largo cabello rubio. Esa noche con Elías había descubierto un mar de emociones y sensaciones placenteras que, tener la oportunidad de volver a recrearlas, y con la forma de Elías en la que más me da curiosidad, me alegraba. Estaba contenta.

Entrelacé las manos con Elías, y en un pequeño movimiento le quité los guantes, pidiéndole que me tocase de una forma indirecta. Las manos desnudas de Elías buscaban los botones de la camisa de mi pijama, y al encontrarlos, comenzó a desabotonarlos iniciando desde el final, en mi abdomen, subiendo poco a poco. Traté de quitarle la camisa a Elías de la misma manera, pero sus caricias repentinas en mi piel me distraían. Logró desabrochar todos los botones y me quitó la camisa, besando y mordiendo mi cuello. Incliné la cabeza hacia atrás y arqueé la espalda cuando le sentí acariciar mi pecho desnudo con sus dedos. 

No duermo con el sujetador puesto, así que el quitarme la camisa ya significaba el que no tenía ninguna prenda superior encima. Elías se inclinó un poco, empujándome, y terminó acostándome en la cama. Al abrir los ojos, admiré el momento. Había puesto sus manos en cada lado de mi cabeza, acorralándome. Mis manos estaban en el cuello de su camisa, y las dejé caer en la cama. Nuestras miradas se cruzaron, y sentí mi rostro arder.

No me daba pena lo que estábamos haciendo, sino el saber que Elías era quien tenía el poder de explorar y tocar mi cuerpo como le diese la gana. Gran parte de mi vida pensaba que no tenía una buena figura como para poder complacer a un hombre, pero para mi buena suerte, en los ojos de Elías, era perfecta.

- Chise - Entrelazó sus manos con las mías, que estaban a sus lados. Se acercó un poco más a mi rostro. -, ¿estás segura de esto? 

- No te preocupes si me lastimarás o no. Ya lo hicimos una vez, y todo salió bien. 

- ¿Ruth no está sintiendo esto? - Reí por la pregunta. La había hecho también en nuestra primera vez.

- No. Le estoy rechazando. No quiero que alguien más sepa lo que me haces sentir, Elías. - Apretó nuestro agarre.

- Chise...

Se acercó para besarme una vez más, aunque de una manera más intensa y especial. Nuestras lenguas jugaban entre sí, estremeciéndome y haciéndome descubrir una nueva sensación que me encantaba. Trataba de cerrar las piernas por reacción, pero la pierna de Elías me lo impedía. Le solté para poder quitarle la camisa, y Elías, terminando el beso, me ayudó un poco con eso. Como tenía otra forma, no podía ver su torso verdadero, aunque era parecido en su forma humana. Pasé mis manos por su abdomen, admirándole, y le quité la camisa de poco a poco, acariciando sus hombros y brazos. Al librarle de su camisa y de los tirantes que suele usar, Elías me tomó el rostro y me acercó para darme un beso, volviendo a acostarme.

Noventa de probabilidad | The Ancient Magus BrideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora