CAPÍTULO 18

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Tardé unos minutos en volver a dormir después de haber despertado de golpe a mitad de la noche, por la causa de aquel extraño y lindo sueño en el que conversé con la imagen que había creado de mi madre sobre mi embarazo y del cómo este afectaría mi vida y mis sentimientos. Estiré mis brazos y parte de mi cuerpo al incorporarme en la cama, y al mirar a Elías de reojo, exhalé con calma.

Él no es una persona que suela despertar pronto, por lo que es común que despierte primero cuando son días en los que no utilizo muy poca o nada de magia. Toqué su cabeza para acariciarle. Me había alegrado el verle a mi lado justo en el momento cuando tenía miedo de que él me abandonase en la noche. Todavía lo que sucedería en un futuro seguía siendo un misterio, pero tenía la esperanza de que Elías estaría en ella presente, cuidando a nuestro hijo, juntos.

Todavía no me podía creer el que Elías, el extraño mago que dio una cantidad absurda por mí en una subasta con una razón que no comprendo del todo por le momento, el ser del cual terminé enamorándome con el paso de los años, era el padre de mi primer hijo. Llevaba tiempo soñando y deseando con ser la mujer que le daría la oportunidad de darle hijos a Elías, y por mi inseguridad había pensado que eso solo quedaría como un sueño.

Pero se hizo realidad. Lo único que me genera una sensación de malestar y nervios era el que no sé qué somos exactamente, y sería incómodo el preguntarle a Elías llegados a estas alturas. Seremos padres, sí, pero, ¿somos esposos? ¿pareja? ¿amantes? Suspiré, apartando mi mano de la cabeza de Elías, con el cuidado de no despertarle. Bueno, con el tiempo me daría cuenta de ello, supongo. Con que estuviera a mi lado me bastaba.

Toqué mi estómago y lo acaricié un poco cuando sentí con el tacto el pequeño bulto en él. Ahora que me había negado a realizar el aborto podía hacer todo lo que me había prohibido a mí misma para crear lazos con él, y cada vez que hacía contacto con mi estómago, aunque sea con un pequeño roce, mi cuerpo se estremecía de felicidad al saber que tenía un pequeño ser vivo en mi estómago, que era parte de Elías. Eran sentimientos nuevos que estaba experimentando, y me agradaban.

Escuché a Elías moverse y hacer unos pequeños quejidos que hace cuando despierta. Le miré, y cuando abrió los ojos a su manera, le sonreí. 

- Buenos días, Elías - Dije, viendo el cómo se acomodaba en la cama para sentarse a mi lado. -. ¿Dormiste bien?

- Buenos días, Chise - Su mirada se enfocó en mi abdomen. -. Tu estómago creció. 

Cuando dijo eso, miré hacia mi abdomen, y al mismo tiempo de hacerlo, Elías puso su mano en mi vientre. Sentí mi rostro arder y apreté un poco los puños. La mano de Elías también había hecho un tipo de espasmo al sentir mi abdomen abultado, aunque le estorbase un trozo de tela. Era la primera vez que alguien ajeno tocaba mi vientre sabiendo que había un bebé ahí. No podría saber si era la primera vez que Elías tocaba el vientre de una mujer embaraza, o de tocar el estómago de su mujer con su hijo en él.

El bulto creció un poco más desde la primera vez que Shannon me reveló que tenía cambios en ello, haciendo notorio el embarazo por fin. Podría ocultarlo con un abrigo, pero con mi ropa normal sería imposible, tomando en cuenta que sigo siendo una persona delgada y cualquier cambio drástico puede notarse.

Me reí cuando Elías reaccionó. Era su primera vez. 

- ¿Cuánto tiempo llevas embarazada? - Me miró, haciendo contacto visual.

- Ehm... Shannon no me ha querido decir pero, creo que es muy tarde para abortar - Cerré los ojos, e hice un intento más para recordar esa noche en la que toda nuestra nueva historia comenzó. -. ¿Cuánto tiempo pasó desde aquella vez? Esa noche en la que... - Fui callando de poco a poco, girando para ver si Ruth estaba en la habitación. Me avergonzaba el que la gente se enterase de que experimenté una noche con Elías, en especial Ruth.

Noventa de probabilidad | The Ancient Magus BrideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora