Capítulo 11: Jaula de oro.

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Pov Dipper

Estaba durmiendo muy tranquilamente, me sentía tan cómodo en la cama la cual era muy acolchonada y blanda de esa que no te quisieras separar. Pero como empezaba a sentir más fuertes los rayos del sol inicie abrir los ojos lentamente.

Al inicio no pude ubicar el lugar con claridad, pero como me iba acostumbrando a la luz rápidamente caigo en la cuenta de dónde me encontraba. En eso los recuerdos de la noche pasaron de un solo golpe, de algún modo esperaba que todo hubiera sido un mal sueño y que nada de lo que pasó fuera real.

Firmemente agarro las cobijas y empiezo a llorar de forma silenciosa. No podía creer que en una sola noche haya perdido tanto, mis amigos, mi familia, mi libertad, mi...mi...virginidad.

No lo aguantaba más, me sentía horrible, no podía creer que ese mendigo demonio me quería para eso, era muy frustrante.

Pero no puedo dejar que me doblegue de esa manera, yo muy bien sabía que tenía que salir de este lugar a como dé lugar, y si no era yo quien escapaba serían mis amigos y familia los que harían el rescate. No me la pasaría todo este tiempo aquí lamentándome de lo que me pasara.

Una mirada que representaba determinación apareció en mi rostro por eso rápidamente me secó las lágrimas. Después de aquello trato de levantarme de la cama sintiendo una fuerte punzada en mi cadera ocasionando que cayera de inmediato al suelo, me dolió el golpe, pero no lo suficiente para que me quedara tirado así que me levante.

Con algo de esfuerzo llegué al baño que se encontraba en la habitación, el cual ya le había echado un vistazo cuando revisaba el lugar en busca de algo para escapar, pero no tuve suerte alguna.

Abro la regadera para empezar a llenar la tina del baño, el agua la había templado y cuando la vi lo suficientemente llena cerré la regadera y me empecé a desvestir. Al ir quitándome la pijama que traía puesta muy bien pude divisar los hematomas que se dispersaban en todo mi cuerpo, junto a las mordidas y uno que otro golpe más.

Lentamente me sumergí en el agua dejando que recorriera todo mi cuerpo y de esa forma quitar mis nervios. Me empezaba a sentir más tranquilo hasta que escuche la puerta de la habitación abrirse junto a unos pasó, sabía muy bien quién era y no estaba de humor para verlo más que me empecé a sumergir un poco en el agua como esperando a que no entrara aquí, pero bien sé que él sabía dónde me encontraba pues hablo.

—Pino sé que estás en el baño, te dejo un par de prendas las cuales me gustaría mucho que utilizaras, te dejo bañarte.

Y se fue o es lo que creí. Creo que estuve como una media hora en el agua tratando de limpiarme todo lo que podía, aunque era obvio que no me quitaría toda la esencia de ese demonio con solo un baño.

Salí con una toalla que cubría mi parte inferior, por si las dudas antes de salir miré si Bill seguía presente para mi fortuna no se encontraba. Al llegar a la cama pude notar que ya estaba tendida y como mencionó ese triángulo me dejo algo de ropa la cual siendo honesto era muy extravagante para mí gusto aun así me coloqué el traje y siendo honesto es más cómodo de lo que creí.

Por un momento me quedé parado frente a la puerta del cuarto preguntándome si era buena idea salir de ahí, aun así, abrí la puerta. Salí de la habitación y en el momento en el que sacó un pie del cuarto escucho la voz del ser que no se me antojaba ver en ese momento y en ningún otro.

—Parece que si te colocaste la ropa que te di, ¿Te gusta?

—Ni siquiera es mi estilo, además no me gusta nada que viniera de ti — le contesté, y era verdad no quería nada que ver con ese demonio — me secuestraste y crees que te agradeceré o seré amable contigo ni lo creas Cipher.

Nunca te dejaré ir [billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora