Capítulo 7: Primera cena

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Kellin se tiró lo que quedaba de tarde llorando en el baño. Cuando vio que no salían más lágrimas de sus orbes verdosos, decidió salir a la habitación.
Se encontró solo, Vic se había marchado sin él enterarse. Con resignación y la cara completamente roja del llanto, cogió su móvil para ver la hora.

20:32, aún quedaban 28 minutos para la cena conjunta. Tenía el tiempo justo para intentar que no se notase lo que había estado haciendo toda la tarde.

Acercó su maleta a la cama para sacar de ella un pequeño neceser que le había proporcionado su madre. En él se encontraba su inhalador, un puñado de pastillas para el malestar, su dosis diaria de sertralina* y un poco de maquillaje que le había quitado en un descuido. Agarró este último y regresó al baño para volver su rostro a la normalidad.

Tras unos minutos encerrado había terminado y, para su sorpresa, no le había quedado nada mal. Con una sonrisa en la cara ante su trabajo bien hecho, puso las cosas en su sitio y las guardó con cuidado.
Apenas quedaban diez minutos para la comida, por lo que se cambió de ropa rápido y se dirigió al comedor.

Una vez allí, buscó con la mirada a Justin. Recorriendo el recinto con la vista vio a Vic junto a su hermano con cara de preocupación. Quería creer que se sentía mal por cómo le había tratado y por eso la expresión intranquila que llevaba, mas dudaba que fuera cierto.

Al fin encontró a su amigo junto a Gabe sentado en una mesa del fondo. Se acercó a ellos con una pequeña sonrisa y se sentó junto a Justin.

— Hola Kells, ¿qué tal la tarde con tu súper amigo Vic? — preguntó el rubio mirándole divertido.

— Peor de lo que esperaba — contestó tímido bajando su cabeza.

— ¿Y eso? — siguió Gabe intrigado.

— Bu-bueno, cuando llegué a la habitación se encontraba algo raro por lo que le quise hacer compañía y no acabó como esperaba — entristecido, procedió a relatarle todo lo que había pasado unas horas atrás, desde el empujón hasta lo del baño.

— ¿En serio ese imbécil te ha hecho eso? Ahora vengo — dijo Justin levantándose de su asiento.

— Es-espera, ¿qué vas a hacer? — preguntó aterrado el pelinegro mientras observaba a su amigo.

— Voy a vengarte, Kells.

— Ni se te ocurra, Justin — amenazó Gabe temiéndose lo peor.

— Lo voy a hacer digáis lo que digáis.

— Justin, no — repitió serio.

— Justin, sí.

No hizo caso a las advertencias de sus amigos y se dirigió a la mesa donde estaba Vic y su grupo. Por suerte para Kellin, Tony apareció en el lugar.

— ¡Tony! Agárrale antes de que haga una tontería — gritó Gabe asustando al recién llegado. Acto seguido, Justin volvió a la mesa molesto intentando zafarse del agarre.

— ¡¿Por qué me paráis?! Iba a hacer una buena obra.

— ¿Qué tenías pensado hacer, Justin? — preguntó Tony al no saber por qué estaba así.

— Iba a ir hasta ellos para cantarles las cuarenta — asintió seguro de sí mismo.

— ¿Y luego qué? — prosiguió Gabe.

— Y luego... — se quedó en blanco pensando en qué responder — Luego nada.

— ¿Aceptas ahora que tu plan era un fracaso?

— Sí... Pero podr-

— Justin, basta — le cortó el castaño.

— Está bien — dijo resentido sentándose de nuevo.

— ¿Qué ha pasado con Vic? — cuestionó curioso Tony poniéndose a un lado de Gabe.

— Ha tratado mal a Kellin y no es justo.

— Ya veo... Parece que la han tomado contigo, colega.

— ¿Creéis que van a seguir así o se olvidarán? — preguntó esperanzado.

— La verdad es que no lo sé — confesó el castaño — Siendo compañero de cabaña de Vic, lo tienen muy fácil.

— Lo sé...

— Hey, vamos. No te desanimes, seguro que se les pasa — Justin le sujetó la mano como lo había hecho en las presentaciones para darle ánimos.

— Tony, tú la compartes con Mike, ¿po-podrías hablar con él? — se sonrojó un poco por su oferta.

— Claro — le sonrió asintiendo — No te preocupes, Kellin.

La voz de uno de los monitores les cortó la charla. Al parecer ya estaban todos en el comedor para la cena. La comida se servía en bandejas y era una especie de buffet libre, cada cual cogía lo que le gustaba y la cantidad que quisiera. Pese a ser muchas personas en un recinto no muy grande, había gran variedad de alimentos distribuidos por todo el lugar para que no se formen colas. A la izquierda estaban los platos calientes, en medio las verduras y los entrantes y a la derecha el postre.

Kellin se quedó gratamente sorprendido por esto, aunque sabiendo lo que habían pagado sus abuelos por el campamento no se extrañaba tanto.

Se levantó con la bandeja en la mano junto a los chicos para elegir la cena. Tras unos diez minutos pensando qué comer, quedó satisfecho con su ración de verduras al horno y con el arroz con salsa de soja. Nunca había visto tanta comida junta, por lo que se excedió echándose este último.

Volvieron a la mesa sin ningún problema y comenzaron a probar sus platos. Poco a poco, entre conversaciones banales y risas, acabaron de cenar. Kellin se llenó antes de lo previsto y tuvo que dejar a la mitad el arroz en salsa.

Eran pasadas las diez y media y pronto tenían que irse a dormir, ese día no habría actividades nocturnas. Con los cuencos ya vacíos y el estómago lleno, se acercaron a las numerosas basuras del lugar para tirar los restos.

Iba pensando en sus cosas cuando se chocó sin querer con alguien.

— Mira por donde vas, niña — soltó Oliver con desprecio.

— Pe-perdón, no te había visto — evitó mirarle a los ojos pero se dio cuenta de que estaba al lado de otro chico moreno de su grupo.

— Para que estés más atento la próxima vez y te acuerdes de mí, vamos a hacer una cosa — le observó de arriba a abajo con una sonrisa maliciosa.

— ¿El qué? — preguntó inseguro.

— Dame la bandeja.

— ¿L-la bandeja? ¿Para qué la quieres?

— Deja de preguntar y dámela — dijo demandante quitándosela de las manos — Ahora presta atención.

Ante la atenta mirada de Kellin, Oliver dispuso la bandeja delante de él y le roció el contenido encima. Por desgracia, aún quedaba salsa y ésta le manchó entero.

Tras haber conseguido su cometido, se la devolvió y se marchó junto al otro chico mientras reía a carcajadas.

— Por cierto, muy guapa con el maquillaje, Kelly — gritó antes de salir del comedor.

No merezco esto — pensó Kellin completamente cubierto del líquido y de arroz.

.

.

.

¡Holi!

Al pobre Kellin le hacen de todo, pero bueno, yo lo decidí así :D

Kellin sigue siendo vegetariano, ¿verdad? Bueno, yo creo que sí.

No tengo nada más que decir aparte de que votéis y le deis amor a la historia 😊

Besis de fresi 💞

*La sertralina es un antidepresivo que se utiliza también para tratar la ansiedad y distintos tipos de trastornos.

Att: Yaiza

Summer Camp |Kellic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora