Estás muy alegre esta mañana

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- ¡Billy! -le llamó papá tan pronto como se bajó del coche.

Me volví hacia la casa y, una vez me hube guarecido debajo del porche, hice señales a Jacob para que entrase. Oí a Charlie saludarlos efusivamente a mis espaldas.

-Jake, voy a hacer como que no te he visto al volante -dijo papá con desaprobación.

-En la reserva conseguimos muy pronto los permisos de conducir -replicó Jacob mientras yo abría la puerta y encendía la luz del porche.

-Seguro que sí -se rio papá.

-De alguna manera he de dar una vuelta- dijo Billy.

Permanecí en la puerta, contemplando con ansiedad cómo Charlie y Jacob ayudaban a Billy a salir del coche y a sentarse en la silla de ruedas, quería ayudarlos pero no tenía la fuerza suficiente para poner a Billy en la silla.

Me aparté del camino mientras entraban a toda prisa sacudiéndose la lluvia.

-Menuda sorpresa- dijo papá- hace ya mucho tiempo que no nos vemos.

-Confío en que no sea un mal momento -respondió Billy, cuyos ojos oscuros volvieron a fijarse en mí, sabía que quería decirme algo con respecto a Edward.

-No, es magnífico. Espero que os podáis quedar para el partido- dijo papá.

-Creo que ése es el plan... Nuestra televisión se estropeó la semana pasada- dijo Jacob.

-Y, por supuesto, Jacob deseaba volver a ver a Beka- dijo Billy.

-Lo se Billy soy irresistible- dije rodando los ojos mientras iba a la cocina.

Jacob se rio aliviado.

-¿Tenéis hambre?—pregunté.

-No, cenamos antes de venir-respondió Jacob- ¿Dónde está Bella?

-Con una compañera terminando un trabajo- dije- ¿papá, tienes hambre?

-Claro -replicó.

Su voz se desplazó hacia la habitación de en frente, hacia el televisor. Oí cómo le seguía la silla de Billy. Los sandwiches de queso se estaban tostando en la sartén mientras cortaba en rodajas un tomate cuando sentí que había alguien a mis espaldas.

-Bueno, ¿cómo te va todo? -inquirió Jacob.

-Bastante bien ¿Y a ti? ¿Terminaste el coche?- pregunté.

-No, aún necesito piezas. Hemos pedido prestado ése -comentó mientras señalaba con el pulgar en dirección al patio delantero.

-Lo siento, pero no he visto un cilindro maestro- dije recordando la pieza que me había dicho.

Sonrió de oreja a oreja y negó con la cabeza mientras se encogía de hombros.

-¿Hay algo que no funcione en la moto? Me lo preguntaba al ver que no lo conducías.- preguntó.

-Di un paseo con un amigo, estaba lloviendo, no era un buen día para usar la moto- dije.

-Un buen coche -comentó con admiración- aunque no reconocí al conductor. Creía conocer a la mayoría de los chicos de por aquí, papá parecía conocerle de alguna parte.

-Edward Cullen- dije mientras ponía los sándwiches en los platos.

Para mi sorpresa, rompió a reír. Alcé la vista hacia él, que parecía un poco avergonzado. -Entonces, supongo que eso lo explica todo –comentó- me preguntaba por qué papá se comportaba de un modo tan extraño. Viejo supersticioso.

Mi sol a media noche. (Edward y oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora