Adiós

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A la mañana siguiente me sentía fatal: no había dormido bien, el brazo me ardía y tenía una jaqueca horrible.

El hecho de que Edward se mostrara dulce pero distante cuando me besó la frente a toda prisa antes de escabullirse por la ventana no mejoró en nada mis perspectivas. Me temía que se hubiese asustado por lo ocurrido en la fiesta del día anterior y decidiese hacer una estupidez.

Tras despedirme esa mañana de papá, me dirigí con Bella al instituto ya que no podía conducir mi moto aún. Edward me esperaba en el instituto, pero su rostro, tal y como sospechaba, dejaba claro que algo no iba bien.

-¿Qué tal te sientes?- preguntó.

-Muy bien -mentí.

El comino a clase continuó en silencio, no quería romperlo, sentía que si daba un paso en falso algo iría muy mal, ¿qué demonios estaba pasando?

Me hubiera gustado formular un montón de preguntas, pero la mayoría tendrían que esperar, ya que quería hacérselas a Alice. ¿Cómo estaba Jasper esa mañana? ¿De qué habían hablado cuando yo me fui? ¿Había una justificación para esos tenues temores instintivos de los que no lograba desembarazarme?

La mañana transcurrió muy despacio. Me moría de ganas de ver a Alice y Rose, quería comprobar que no se hubiesen enfadado conmigo como parecía estarlo Edward, el solo me preguntaba por el brazo de vez en cuando y yo le mentía. A menudo, Alice se nos anticipaba en el almuerzo para no verse obligada a caminar a mi torpe ritmo, pero hoy no nos esperaba sentada a la mesa delante de una bandeja de comida que no iba a probar. Edward no explicó su ausencia, por lo que me pregunté si su clase se habría prolongado. Hasta que vi a Conner y Ben, compañeros suyos en la cuarta hora, en clase de Francés.

-¿Dónde está Alice? -le pregunté a Edward.

El no apartó la vista de la barra de cereales que desmenuzaba lentamente entre los dedos mientras contestaba.

-Está con Jasper- se limitó a responder.

-¿Y él se encuentra bien? – pregunté contenta de poder al fin indagar en el tema.

-Se han marchado una temporada- respondió.

-¡¿Qué?! ¿Adonde?- pregunté.

Edward se encogió de hombros.

-A ningún lado en especial- dijo.

-Y Alice también -dije con una desesperación resignada.

Lógico, si Jasper la necesitaba, ella se iría con él.

-Sí, también se ha ido por un tiempo. Intentaba convencerle de que fueran a Denali- dijo con desgana.

Denali era el lugar donde vivía la otra comunidad de vampiros formada por gente buena como los Cullen, Tanya y su familia.

Tenía sentido que Alice animara a Jasper a acudir allí. Tragué para deshacer el repentino nudo que se me había formado en la garganta. Incliné la cabeza y la espalda, abrumada por la culpa. Había conseguido que se tuvieran que ir de casa, igual que Rosalie y Emmett. Era una plaga.

-¿Te molesta el brazo? -me preguntó solícito.

-¿A quién le importa mi estúpido brazo? -murmuré disgustada- estoy preocupada por Jasper, el no tuvo la culpa de nada, no me puedo creer que se hayan tenido que ir por esta estupidez, Esme debe de odiarme ahora mismo.

-No te odiaría por nada Beka, ella te adora- dijo con una pequeña sonrisa, la única que le había visto esbozar n todo el día.

Al final del día, el silencio había convertido la situación en algo ridículo. Yo no quería ser quien lo rompiera, pero aparentemente no habría más remedio si quería que él volviera a hablarme otra vez.

Mi sol a media noche. (Edward y oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora