Volví a sentirme viva

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El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mí.

Con el corazón roto por el que creí el amor de mi vida, llevaba dos meses viviendo como una completa autómata, me levantaba, aseaba y vestía para ir al instituto, conversaba con aquellos que me rodeaban de forma monótona y distraída antes de volver a casa, encerrarme en mi habitación y llorar.

Pero esa mañana supe que era suficiente, no solo yo estaba consumiéndome, mi padre y Bella parecían sufrir por mí y yo no podía dejar que eso sucediese, debía reponerme, no solo por mí, sino por ellos. El tenía la eternidad a su disposición, pero yo no, yo debía vivir o tratar de hacerlo, esta vida humana y efímera que tenía.

Me levanté, duché y traté de adecentarme más que estos dos últimos meses, debía poner una sonrisa y seguir adelante, aunque mi pecho en ese momento estuviese vacío y roto.

-Buenos días- dije al entrar en la cocina.

Charlie y Bella me miraron sorprendidos y con una tenue sonrisa asomándose en la comisura de sus labios.

-Buenos días- dijeron al unísono.

-¿Cómo estás?- me preguntó papá.

-Bien- dije mintiendo- en realidad no mucho, pero quiero estarlo.

-Beka, papá y yo estuvimos hablando y tal vez necesites ir con mamá una temporada- dijo Bella dando vueltas a su bol de cereales.

-Alejarte de aquí podría ayudarte- dijo papá.

Pensé en lo que me decían, y me di cuenta de que realmente estuvieron preocupados por mí este tiempo, tanto como para considerar alejarme de su lado por mi bien aunque papá me necesitarse a su lado, cierto era que últimamente Bella se había vuelto más sociable y ya no dependía tanto de mí, pero sabía que me necesitaban a su lado.

-Gracias por preocuparos por mí- dije con los ojos aguados- pero no quiero irme, quiero terminar el instituto graduarme ir a Universidad, seguir adelante, pero aquí con vosotros, con mi familia, con mis amigos, aunque sé que los he alejado este tiempo.

-Está bien cielo, pero si necesitas espacio, alejarte de todo, dímelo llamaremos a Renée y lo solucionaremos juntos- dijo tomando mi mano sobre la mesa.

Bella se acercó a mi por la espalda y me dio un fuerte abrazo.

-Te he echado de menos- dijo.

-Siempre he estado aquí- dije tratando de sonreír.

-Tu cuerpo sí, pero tu alma parecía ausente- dijo.

No quise decir nada, sabía exactamente dónde estaba mi alma, junto a esa persona que se alejó y no quiso hacerme cómo el precisamente por eso, por cuidar mi alma.

Ese día volví a coger mi moto por primera vez después de ese día, sentía que lo necesitaba y tenía razón para acelerar la moto sentí que una milésima parte de mí volvía la vida, en realidad sentía algo de verdad después de este tiempo.

Decidió hacer algún plan ese día, quería distraerme y alejarme de todo lo que me recordarse a ellos, así que se me ocurrió ir a un lugar al que ellos nunca podrían ir, le mande un mensaje a Jacob y concrete una reunión con él en la reserva, tal vez charlar con Jacob no ayudaría a despejarme, además sentía la necesidad de agradecer a los chicos de la reserva por ir a buscarme y ayudarme a salir del bosque.

Algo raro sucedió en camino de reserva, cuando aceleré la moto más allá del límite permitido lo vi, era él, Edward, solamente el hecho de pensar en su nombre hacía que una parte de mi pecho doliese, como si cientos de astillas se encarnasen en mi corazón. No supe cómo lo conseguí, pero logré mantener el control de la moto hasta decelerar y bajarme de un salto. ¿Qué había sido eso? ¿Me estaba volviendo loca?

Miré a mi alrededor, esperando volver a verlo, pero supe que no lo haría, que había sido un producto de mi imaginación y eso me preocupó, no podía perder la cabeza por algo así, no podía dejarme hundir de esa manera.

Pero que mi cabeza supiese que no debía dejarse amedrentar de esta manera mi corazón y mi cuerpo no reaccionaba y simplemente se desmoronaron comencé a llorar junto a la moto lanzando el casco al arcén. no supe el tiempo que había pasado ahí llorando desgarrada y rota hasta que sentí unos brazos acogedores a mi alrededor, me sobresalté hasta que vi de qué se trataba, era Sam Uley.

-¿Rebeca?¿Estás bien?- me preguntó

-Le he visto- murmuré.

-No están aquí, no han vuelto- dijo Sam pareciendo saber exactamente a quien me refería- si lo hiciesen lo sabría.

Simplemente asentí, sabia que tenía razón, "será como si nunca hubiese existido", ya claro, menudo mentiroso...

-Vamos, te llevaré con los Black, te estaban esperando- dijo ayudándome a incorporarme.

-Gracias- dije poniéndome en pie- por lo de hoy y por lo de ese día.

-No ha sido nada- dijo levantando mi moto del suelo como si apenas pesase- ¿Puedes conducir?

-Sí, eso creo- dije algo alterada aún volviendo a ponerme el casco.

-Deja que te lleve- dijo montándose en la moto e indicándome que subiese en la parte trasera.

Simplemente asentí y dejé que condujese hacia la casa de los Blacks, donde Jacob espera frente al porche dando vueltas ansioso.

-Beka- dijo en cuanto Sam detuvo la moto- ¿Qué te ha ocurrido?

-Un pequeño ataque de nervios- dije- por suerte, Sam me ayudó,

-Gracias Sam- dijo Jacob.

-Sabes que cuidamos de los nuestros-dijo encogiéndose de hombros antes de irse.

-Es un poco raro- dijo Jacob.

-Pero parece un buen chico- dije.

-¿Cómo estás?- me preguntó mientras dejábamos su casa y la mito tras nosotros y comenzábamos a caminar por la reserva.

-Si te dijese que bien, te mentiría- dije- pero quiero estarlo.

-Bien, has venido al lugar correcto- me dijo con un tono que trataba de animarme.

Eres un momento me di cuenta del cambio que se había realizado en Jacob, había crecido no solo de la altura sino sus músculos estaban mucho más desarrollados y marcados, casi parecido imposible que este cambio hubiese sucedido en tan solo un par de meses.

-Estás Cuéntame un más delgada que la última vez que te vi- dijo tras un rato en silencio.

-No he comido mucho estos últimos meses- admití.

-Esta noche haremos una parrillada con los chicos en la playa, tienes que quedarte te aseguro que recuperaras todo es el peso que perdiste- dijo Jake.

-Me parece bien- dije dejándome llevar- no me vendría mal.

Los chicos de la reserva habían cambiado, todos parecían haber comenzado a hacer ejercicio consiguiendo más masa muscular, no me atreví a preguntarles si era alguna moda o algo que los chicos de la reserva hacía como tradición. Sabía que tenían algunas costumbres y tradiciones muy arraigadas, incluso algunas que no compartían con aquellos que no formaban parte de la reserva.

Durante el resto de la tarde y parte de la noche pude por primera vez en meses despejar mi mente, incluso reírme en alguna ocasión, disfruté la compañía de los chicos, de los pequeños niños que correteaban por la playa y las historias que contaban alrededor de las hogueras. Nadie sacó el tema que temía que mencionaran y lo agradecí desde el fondo de mi corazón. Necesitaba eso, ese pequeño refugio rodeada de personas cálidas y alegres que me arrancasen de ese mundo frío y oscuro en el que me había sumergido.

En definitiva, ese día, volví a sentirme viva, seguía sintiendo ese dolor y vacío en el pecho, pero me sentía lo suficientemente fuerte como para soportarlo y tratar de dar un paso en una nueva dirección, hacia una nueva vida....

Mi sol a media noche. (Edward y oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora