Acampada

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Había dormido sin soñar ni gritar por primera vez en más de dos meses. No podía decir qué emoción era más fuerte, si el alivio o la esperanza de volver a la normalidad por completo.

Como estaba de muy buen humor, llame a Derek para preguntarle cómo le iba a por la Universidad, también hablé con Adam y George. Tuve que repetirme en varias ocasiones para contarles porque había estado tan desaparecida este último tiempo, mencionarlos a ellos, a las personas que creí serían mi familia y que se habían ido, aún dolía, no iba a engañarme a mí misma diciéndome qué ya lo había superado.

Pero hablar con los chicos me subió el ánimo y baje con una sonrisa a preparar el desayuno para papá y Bella. Hacía mucho que no hacia uno de mis desayunos cargaditos para ellos, así que me puse manos a la obra y preparé panqueques con huevos y beicon además del café y un par de piezas de fruta.

-¡Qué bien huele!- dijo papá bajando las escaleras- ¿A qué se debe semejante despliegue?

-Me he levantado con ganas de prepararos uno de mis famosos desayunos- dije encogiéndome de hombros.

-Pues tienen muy buena pinta ya los echaba de menos- me respondió con una sonrisa sincera de oreja a oreja.

-Dime qué eso que huelo son panqueques- dijo Bella bajando las escaleras.

-Estás de suerte porque sí lo son y con ración extra de sirope -dije señalándole el plato que había preparado para ella.

-Ya echaba de menos esto- dijo Bella dándome un pequeño abrazo.

Conversamos de cosas triviales mientras comíamos y después tocaba ir al Instituto. Traté con todas mis fuerzas de tener un día normal, manteniendo mi mente ocupada y busqué trabajo en los tablones de anuncios del Instituto.

Había una oferta de empleo como camarera en el bar del pueblo por las tardes, sí me organizaba ganaría un dinero extra para ayudar a pagar la matrícula de la Universidad, las opciones que tenía para mi futuro, se habían tambaleado en los últimos meses, pero intentaría por todos los medios volver a encontrar un objetivo a cumplir una vez se terminase esta agonía llamada Instituto.

Durante el almuerzo los chicos me comentaron que organizarían una salida a la playa de la Push el fin de semana ya que daban sol y tenían pensado hacer una acampada, como ahora pasaba mucho más tiempo con ellos me invitaron y tras la insistencia de Bella acepte.

Mientras preparaba la pequeña mochila que llevaría para la acampada, me tomé un descanso para escribir en mi diario los propósitos que me estaba planteando para el futuro inmediato que se presentaría tras el Instituto. Dedicarme al arte no era algo muy realista y aunque se me diese bien la pintura muy poca gente podía vivir de ello, así que siendo más realista me planteé la opción de ser maestra, o tal vez asistente social, aunque he de admitir que la idea de ser policía como papá también comenzaba a intrigarme.

También escribí una lista con todas las cosas que quería hacer, comenzando por lanzarme desde el acantilado en la Push, nadar con delfines, lanzarme en paracaídas, escribir un libro etc.

Puede parecer una tontería, pero ver todos esos propósitos, metas y sueños plasmados en una hoja de papel, me hizo sonreír, mi vida no había terminado, seguía teniendo un futuro que vivir y lo que es más importante, tenía un presente que estaba dejando pasar y eso lo único que significa es un futuro que no se puede recuperar.

Le comenté a Charlie sobre el trabajo que pensaba tomar de camarera y al conocer de toda la vida el local estuvo de acuerdo, asistí a la entrevista y por suerte me contrataron, no era una paga muy boyante pero tampoco necesitaba mucho dinero, con mis notas lo más probable es que consiguiese una beca y eso cubriría la mayor parte de mi matrícula y los gastos de alojamiento en el campus de la Universidad a la que finalmente asistiese.

Mi sol a media noche. (Edward y oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora