Capítulo 20: Besándonos

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-"Urgh"- gruñí cuando me empujó contra la pared. Luchaba para ponerle la llave a la cerradura y bloquear con fuerza y pasión. Siempre he bloqueado la puerta desde.... La muerte de mi madre.

Finalmente logré hacerlo y ahora podía concentrarme en lo que Jazmín estaba haciéndome.

-"Jaz"- Solté un gemido cuando se mudó de mis labios a mi cuello. Ella no sabía sobre mi lugar especial, el lugar que Daniel nunca estimuló correctamente. Pero creo que a partir del creciente temblor y de mi respiración entrecortada mientras se movía más cerca de el, se dio cuenta.

Tan pronto como lo encontró mi espalda se arqueó y tuve que contener la respiración. Sentí su sonrisa traviesa contra mi cuello,  tomó la piel de el entre sus dientes dando pequeñas mordiditas tirando con suavidad antes de calmar y chuparlo con su lengua. Un grito bastante fuerte se escapó de mi boca cuando ella me mordió más duro e hizo una sacudida que fue directo a mí clítoris. Se quedó allí un ratito saboreando el lugar y dando un último besito.

-"Bueno.... alguien tiene un pequeño hmmm lugarcito?"- sonrió y se dispuso a chupar mi clavícula. Le agarré la mandíbula y la traje hacia a mí para encontrarme con sus labios. No podía ni siquiera empezar describir el hambre que tenia Jazmín. Mi cuerpo y mente me gritaban que la tomara en ese mismo instante, pero eso no iba a suceder, no lo permitía. No sabíamos lo suficiente de las dos,  quiero decir apenas hemos tenido nuestro primer beso y yo sabía que Jazmín era muy respetuosa.

-"Jaz"- gemí, cuando bajaba su mano de mi espalda hasta mi trasero comenzando masajear y a darle apretones. Mis caderas inconscientemente dieron un saltito y oí su risa ronca, Dios me tenía loca y se burlaba de mi.

Me alejé de la pared y la llevé a la sala de estar, estábamos caminando hacia atrás miéntras nos besábamos, de repente sentí cuándo chocó con el brazo del sofá, me detuve a mirarla y no pude resistir, la cogí de las piernas para que cayera sobre el sofá.

La vi allí tendida, con el pelo extendido a lo ancho del brazo opuesto del sofá, su pecho subía y bajaba, con las piernas colgando por el borde, sus ojos negros y llenos de lujuria. Sonreí pícara y me lancé encima de ella, de inmediato envolvió sus manos alrededor de mmi espalda para que mi cuerpo estuviera aún más cerca del suyo.

Jadee cuando nuestros pechos de chocaron a través de nuestra ropa, me mordí el labio y ella lo notó. Sonrió burlonamente y empezó a besar mi cuello, mientras yo trataba de mantener el equilibrio en el sofá con un brazo. Una de sus manos bajó por mi espalda para detenerse en mi trasero de nuevo.

Sentí que era injusto que sólo ella pudiera tocar, así que me moví a un lugar dónde no necesitara mi brazo para equilibrarme y lleve mis manos hacia sus costados, pasando mis uñas de arriba a abajo por su cintura a través de la camisa. La oí gruñir cuándo mis uñas recorrieron y mis dedos conocían su piel dónde la había levantado la blusa.

-"¿Es este uno de tus puntos?"-  Susurré y le hice cosquillas a los lados de la cintura de nuevo, sólo para ser recibida por la misma acción.
Decidí ser un poco más atrevida y moví mis manos alrededor de su abdomen acariciando y empujando la blusa, exponiendo su estómago hasta que llegara a su sujetador. Era negro como yo esperaba.

Levanté la vista y esa mirada me encendió, me tiré hacia abajo y empecé a dejar besos húmedos por todo su abdomen. Sentí que sus caderas empezaban a moverse, pero mi cuerpo sobre el de ella no le permitía mucho movimiento.

Terminé en su estómago y me dirigí a su cuello para lamer y besar tal como lo hizo conmigo, amé los sonidos que salían de su boca. Pronto, sentí la necesidad de frotarme contra ella, pero me resistí y me dejé caer en su pecho, jadeando y resistiendo el impulso de rasgarle la ropa. Nuestras respiraciones eran irregulares después de nuestra pequeña sesión, de repente empezó a reír y puso su mano sobre sus ojos.

Mi maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora