Capítulo 36: hacerte el amor

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(2DA MARATÓN 2/2)
(Escenas fuertes, estás avisada)

No pude aguantar más, así que mi boca reclamó lo suyo. Jaz gritó al instante que mi lengua encontró su hinchada botón de placer, sensible de nervios. Una de mis manos la mantuve en sus caderas, mientras que con la otra seguía jugando con sus duros y rosados pezones. Sentí cuando empezó a mover su centro contra mis labios. Di un mordisquito suave a su clítoris y su calor líquido inundó toda la cama, ella dejó escapar un fuerte gemido, uno que nunca había oído antes.

Mis bragas probablemente parecían una cascada ahora, estaba totalmente húmeda y descontrolada, deslicé mi mano por sus rosados pliegues y comencé a frotar los dedos ferozmente para ofrecerle otro orgasmo. Mientras jadeaba, asintió hacia mí, dándome el permiso de entrar en ella. Deslicé un dedo y comencé a empujar, luego añadí otro, disfrutando la sensación cálida, húmeda y apretada. Me agache y comencé a chupar y saborear su clítoris como si fuera el más delicioso de los dulces.

Mi boca y mis dedos actuaron como si llevaran el mismo ritmo, mis dedos se encogían y mi lengua era un remolino en su hinchado clítoris, yo sabía que ella estaba perdida en.un completo éxtasis. Sus caderas se mantenían contra mi rostro, mientras sus puños apretaban fuertemente mi cabello, impidiendo que mi cabeza se moviera de lugar, ni siquiera un segundo. Gemía en voz alta, esos sonidos que atraían una oleada de excitación a mi cuerpo.

Ella se vino de nuevo, sus caderas salvajemente alzadas tratando de sobrellevar su orgasmo, su calor líquido llenó mi mano y entre gritos decía mi nombre. Debido a las réplicas, continuó temblando, cada músculo de ella apretado de placer, mis dedos se habían mantenido enroscados dentro de ella hasta que finalmente se relajó y calmaba su respiración.

Saqué mis dedos, mi cuerpo gritaba con deseo mientras estaba cubierto de una fina capa de sudor y respiraciones pesadas. Yo no quería empujarla más, pero debido a su increíble show, necesitaba mi propia liberación. Afortunadamente recuperó el aliento y rápidamente me volcó de espaldas a la cama.

-"Eres increíble mi bebé"- sonrió -"Pero ahora es mi turno"-

Me dio un beso en los labios y lentamente bajo por mi cuello hasta encontrar mis pezones erectos. Gemí al sentir su cálida boca en ellos, arqueé la espalda, teniendo mis pechos dentro de su boca, pero la necesidad dentro de mí era tanta, que la quería también abajo, no en mi pecho. Para que le quedara claro, rápidamente me quité las bragas y las tiré al otro lado de la habitación, sin importarme donde aterrizaran.

-"Hazme el amor"- le susurré y agarré su mano, llevándola a mi centro.
Mi cuerpo se sacudió del dolor y de las punzadas que sentía, pero pronto fue sustituido por la increíble sensación de sus dedos frotando contra mí.

Cada vez que se detenía o se aminoraba el paso, le agarraba la mano y la frotaba con fuerza contra mi centro, con todas las ganas, pidiendo mi liberación. Sabía que se estaba burlando de mí... pero yo no podía soportarlo más, había hecho el amor con ella y me despertó tantas cosas, que yo la necesitaba ahora mismo.

Sus dedos me hacían cosquillas y presionaban contra mi clítoris, bajo un poco más y los paso de arriba a abajo por mis pliegues, cubriendo sus dedos de mi humedad. Empezó a insertar dos dedos en mí y me quede sin aliento, mi espalda se arqueó inmediatamente.

Entonces me golpeé en la cabeza contra la cabecera de la cama cuando empezó a empujar con sus dedos, adentro y afuera, adentro y afuera... Dios!! Esta mujer sí que era buena. Conocía el camino que me llevaría al límite y en tan sólo segundos yo ya me estaba corriendo en sus manos.

Después de que la oleada había pasado, tiré de Jazmín, la necesitaba cerca de mí. Se dejó caer a mi lado y me tiró a sus brazos, mis manos inmediatamente acariciaron su cabeza y jugaron con sus labios. Cerré los ojos sintiendo los sentimientos increíbles que estaba experimentando... El placer, calor, escalofríos, hormigueo... Amor.

Se dio la vuelta para enfrentarme y sus ojos se fijaron en cada parte de mí. Sonreí y me incliné para besar su nariz, amando la manera en su fruncio su rostro lindamente. Alargó su mano y trazó mis labios con su dedo pulgar, aparentemente perdida en esa carne rosa que le había llenado de placer en todas partes. Después de casi una eternidad, habló.

-"Esta es la primera vez que hice el amor..."- susurró, vacilando un poco.

Ella vio mi expresión confusa por lo que continuó.

-"He tenido sexo Florencia, pero nunca he hecho el amor"- suspiró, avergonzada de lo que estaba diciendo, tal vez pensando que no sentía no mismo.

-"Yo también"- confesé, con mi voz ronca de los gemidos que había hecho.

-"No con...?"-

-"No"- interrumpí -"No con él, no con nadie. Al igual que tú, era sólo sexo para mí... ¿Pero esto? Esto es otra cosa"- sonrió y pude ver que amó lo que dije.

Ella se acurrucó en mí una vez más y comenzó a trazar círculos en mí todavía erecto pezón con su dedo -"Tú. Eres algo más"-

Vi su rubor y no pude evitar soltar una risita. Me empujó juguetonamente pero me abrazó con fuerza.

-"Nunca he conocido a nadie remotamente parecido a ti Jaz. Eres increíble pero... Me asustas"- revelé, esperando que no lo tomara por el camino equivocado.

-"¿Te asusto? ¿Cómo es eso?"- preguntó.

-"Me haces sentir cosas... Cosas que no he sentido antes. Tú me haces sentir segura, aún en peligro. Emocionada, pero tranquila. Asustada, pero valiente"-

Se quedó en silencio, tomando mis palabras y luego sentí su asentimiento contra mi cuerpo.

-"Eso es exactamente lo que siento también"- sonrió besando mis pechos.

-"Soy muy feliz contigo"- sonreí.

-"Soy muy feliz contigo"- estuvo de acuerdo, cerró los ojos aún sosteniéndome firmemente, abrazándome con mucha más fuerza y nuestros dedos entrelazados.

Esto es amor.

Mi maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora