Capítulo 17

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Yukimura se acercó a Sanada quien se encontraba guardando su raqueta.

-Sanada tenemos que hablar...- dijo con un tono preocupado.
-Yukimura no creo que sea el momento- sólo pudo mirarlo con desgano.
-No te estoy preguntando, sino te estoy ordenando- se dio media vuelta.
-Pero..- quiso objetar.
-Lo digo enserio....- una mirada asesina fue directo al emperador.
-Esta bien...- suspiró y lo siguió.

Salieron de la escuela para irse a un parque que estaba muy cerca de allí.

Por otra parte los demás titulares que los carcomía la intriga.

-Oigan ¿Qué esta pasando?- preguntó Jackal preocupado.
-Lo mismo me pregunto- dijo Yagyuu.
-¿De que chisme nos estamos perdiendo?- dijo Bunta.

Los tres miraron a Data Master y al bromista esperando una explicación.

-¡Mmm ya que! Si de todas maneras se van a enterar- se encogió de hombros Niou.

Fue entonces cuando les contó lo sucedido con la castaña de Seigaku y la leve sospecha de que Sanada era el culpable no solamente de sus lágrimas sino del hecho que ella no se apareciera por Rikkai.

-Yo sólo puedo decir lo que la chiquilla de cabello rojo nos contó ese día- dijo Niou.
-¿Hablas de la chica pelirroja de segundo año?- preguntó el caballero.
-¡Si esa misma, la enamorada del Bakaya!- dijo con una sonrisa burlona.
-Ahora entiendo porque Akaya reaccionó de esa manera- Bunta explotó el globo de chicle.
-Yo creo que las chicas sabían algo más y no quisieron decir- afirmó Yanagi.
-¿Algo como qué?- preguntó el calvo moreno.

De inmediato viene a memoria del Yagyuu una secuencia de ver a Sanada actuar muy extraño hace unos días, parecía más enfadado que de costumbre.

-¿Será que ya hubo algún tipo de pelea previo a lo sucedido?- dijo el pelimorado.
-Creo que hay una sola manera de averiguarlo- dijo el peliplateado con una sonrisa.
-¡Vamos a espiar la conversación del capitán con Sanada!- dijo el Tensai.
-No creo que sea buena idea- dijo Jackal algo inseguro.

Cuando quiso darse cuenta él era el único que quedó hablando sólo, mientras los demás seguían a Niou y Yanagi.

-¡Oigan!¡No me dejen sólo!- fue corriendo tras ellos.

En el parque se encontraban sentados los dos amigos.

-Sanada sabes que jamás me he metido en ningún asunto tuyo y créeme que no quiero hacerlo pero no puedo dejar pasar más esto- lo miró con seriedad. -¿Qué fue lo que realmente pasó? Y no me refiero a cuando vino Reiko-

El emperador se quedó atónito, para luego abrir sus ojos grandes como platos.

-¿Cómo sabes que ella vino?..- preguntó asombrado.
-Ella vino corriendo junto con Sakaki san, se la vio bastante apurada por encontrarte así que dejamos que ella fuera a buscarte mientras con algunos de los chicos te esperábamos en la salida- al oír esto Sanada se apoyó sus codos en sus rodillas y cubrió sus ojos.
-¡Maldición!- no pudo evitar gritar.

Yukimura tenia una idea de lo ocurrido con anterioridad pero quería oírlo de la boca de su amigo que había sucedido ese dia.

-Lo arruine todo...- sólo murmuraba.
-No lo creo...- posó su mano en el hombro del azabache para demostrar compasión.
-De acuerdo.... te lo diré-

....

La castaña y el Tensai caminaban en silencio, la chica no podía creer que el peliazul haya accedido a ayudarla con sus estudios, no sabía que le ponía más nerviosa, si estas sola con él o que tenía poco tiempo para estudiar.

-Debo decir que llegaste en el momento justo- rompió el silencio Oshitari.
-¿De verdad?...- lo miró asombrada.
-Se podría decir que eres mi ángel salvador...- sonrió con dulzura.

Ella se ruborizo por aquel cumplido sin mencionar que su voz profunda y suave hacia que todo su cuerpo sintiera calor.

Él noto la reacción de la chica, le pareció muy dulce, pero Oshitari había planeado todo desde un principio.

El plan era acercarse de alguna manera a ella y lo logró, luego prestarle el libro para que ella venga a traerlo, sabía que si ella era muy observadora notaría la fecha y si era tan responsable vendría de inmediato a traerlo pero había una pequeña trampa allí y era que el mismísimo peliazul había escrito la fecha con un lápiz atrás del libro.

Además era cierto que el Tensai podía sacar y devolver libros cuanto quisiera ya que tenía la autorización de la biblioteca pero decidio usar eso a su favor y quien diría que al final todo resultaría como lo planeó y mucho mejor.

Mientras sus pensamientos hacían eco en su mente, la castaña le habló.

-Eres un mentiroso...- lo miró con una expresión sería e inflo sus mejillas como niña pequeña.
-¿¡Eh!?- al ver la expresión de la chica se que quieto, pensó que tal vez había sido descubierto. -¿De que hablas?..- preguntó dudoso además de ocultando sus nervios.
-¡Me dijiste que el libro tenía dibujos y sólo vio dos!... eres un mentiroso- luego sonrió.

Oshitari pensó que por un momento tendría que salir corriendo con todas sus fuerzas pero antes de que le diese un ataque al corazón, suspiró aliviado, le corría sudor frío por la espina dorsal.

-¡Ah... te referías a eso!...- mantuvo su voz calmada.
-¡Claro jajaja! ¿de qué creías que hablaba?- cubría su boca con una mano aguantando su risa.
-No... nada jajaja-

Al llegar a la biblioteca, Reiko fue a tomar asiento mientras el Tensai aprovechó ese momento de distracción para borrar con una goma que sacó del bolsillo la fecha del libro y finalmente entregarlo.

La bibliotecaria le preguntó si había leído el libro por completo cosa que negó, pero le dijo que tenía prioridades, seguido de esto voltea a mirar a la castaña.

-Ella será mi nueva prioridad..- dijo con una sonrisa

....

Sora y Akaya mientras paseaban por el centro decidieron parar en una heladería para comer algo de helado y así charlar.

-La actitud de Fuku buchou me molestó, que en vez de ir tras ella para disculparse, porque no creo que Senpai haya estado llorando de felicidad- dijo mientras comía su helado algo disgustado.
-Te entiendo, a mi no me dio tiempo a reaccionar, es más ella iba tan rápido que apenas pude darme cuenta que lloraba y luego cuando vi a Sanada Senpai venir caminando me resulto extraño pero de una cosa si me di cuanta, la primera es que ignoró totalmente mi presencia y segundo que no se lo veía para nada feliz...- dijo con una expresión un poco confundida.
-Sea lo haya pasado entre ellos, yo sé que Reiko Senpai no llora por tonterías...- dijo triste.
-Lo único que puedo decir es que Sanada Senpai no tenía derecho a gritarte, eso estuvo mal pero sólo puedo decirte que estés tranquilo y no dejes de ir a entrenar ¡demuestra que tu también eres fuerte!- dijo con entusiasmo.

El azabache se quedó asombrado por el cambio de ánimo de su compañera, pero tenía razón, no ganaría nada sin ir a las prácticas.

-¡Muchas gracias por tus palabra!- la tomó de la mano en la cual tenía su cono de helado.
-De nada...- bajó la mirada con una leve sonrisa.

Luego de unos pocos segundos con sus manos juntas, el chico se percata de esto y con un gran rubor suelta repentinamente la mano de la pelirroja haciendo que el helado cayera en el uniforme de ella, más específico en el pecho de Sora.

-¡Disculpame!- gritó el azabache.

Mi cuento de Hadas [Prince of Tennis] OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora