Capítulo 37

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A la mañana siguiente estaba en el entrenamiento matutino, intentaba estar más concentrado, su actitud era más sería que de costumbre, le había tocado jugar con Ootori un partido de práctica y no tuvo piedad en vencerlo.

Suzuka miraba desde las gradas todo lo que sucedía.

-Pobre Oshitari... me da tanta pena no poder  ayudarlo...- decía la chica un poco triste.
-Senpai si puedes ayudarlo, tu eres la mejor amiga de esa chica- la voz de Hiyoshi se oyó a sus espaldas.
-Tienes razón, puedo pero no quiero- sonrió malvadamente a su Kohai. -Tiene que aprender a sufrir por amor- se cruzó de brazos.

Atobe se entrometio a la charla.

-Sin sufrimiento no hay recompensa-.
-¡Exacto! Y ver con la braveza que le hizo comer el polvo a Ootori me da a entender que está preparándose para no rendirse- dijo Suzuka feliz mientras aplaude.
-Senpai se honesta, disfrutas ver derrotado a Ootori san..- decía Wakashi.
-¿Y recién ahora te das cuenta?- la chica se puso de pie, le dio una caricia al cabello de su Kohai e hizo sonar el silbato dando la señal para una pausa.

Después del entrenamiento Yuushi siguió con su rutina escolar diaria.

Una hora antes de salir recibió un texto de su padre pidiéndole que pasará a buscar a una persona en la estacion de tren, no le quiso decir quien era, quería que fuera una sorpresa.
 

Transcurrió la hora y el peli azul estaba esperando cerca de la boleteria, dicho tren estaría llegando en aproximadamente quince minutos, él había llegado antes.

No podía evitar tener algunos recuerdos que le venían al estar en ese lugar. Como cuando él y Reiko fueron juntos al cine, la forma en como se habían abrazado, lo feliz que se sentía por tenerla en sus brazos, también ese día que la acompañó a la estación y le regaló un chocolate, lo tentado que se sentía de asaltar los labios de la joven, de sólo recordarlo todo su cuerpo se estremeció pero aún que su corazón se dolía por no estar con ella, de no verla, sentirla o hablarle.

Una voz lo sacó de sus pensamientos.

-¡Yuu kun!- era la voz de una anciana.
-¿Abuela?- el chico la miró con asombro y feliz.

Se dieron un gran abrazo de reencuentro, la última vez que la vio fue para año nuevo que fueron de visita en familia.

-Perdona si tu anciana abuela tardó una eternidad pero me había perdido y bajé una estación antes pero por suerte una persona me ayudó a llegar- dijo despreocupada.
-No te preocupes Abuela, realmente estoy feliz de verte- le dio su brazo para que la anciana se sostenga.
-Me enteré que estabas triste y decidí venir a verte-.
-¿Quien te lo dijo?- la miró intrigado.
-Tu madre, hermana e incluso tu primo Kenya- dijo pensativa.
- Ya veo....- miró para otro lado.
-Podemos hablar un poco antes de llegar a casa- la anciana le guiño un ojo a su nieto.
-Esta bien pero es muy larga la historia- dijo suspirando.
-Soy toda oidos- dijo feliz la mujer.

Al llegar a la casa fueron recibidos por los padre de Yuushi, la cena estaba lista pero antes la abuela repartió regalos a todos como era costumbre cada vez que iba de visita y luego prosiguieron a comer.

Entre charlas y risas el ambiente familiar volvió a estar en equilibrio.

Después de la cena la pobre anciana se sentía muy agotada del viaje en tren y decidió irse a dormir, su hija (madre de Yuushi) la llevo hasta la habitación de huéspedes.

Oshitari estando en su habitación decidió abrir el regalo que su abuela le había traído, al abrirlo se percató que era un libro de cuentos viejo pero en buen estado, fue en ese entonces qué recordó que era su primer libro el cual lo impulsó a leer novelas y demás cosas sobre romance.

Mi cuento de Hadas [Prince of Tennis] OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora