Capítulo 23

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Reiko se levantó del sofá y se fue a su cuarto caminando con mucha pesadez.

....

En casa de Sanada ya estaba todo listo, sólo restaba terminar de vestirse el emperador para finalmente ayudar a recibir a las visitas, mientras buscaba en su placard una ropa adecuada para la ocasión, cayó una pequeña fotografía que parecía ser de una cámara instantánea.

Al levantarla se da cuenta era una foto suya y de la castaña de hace dos años atrás cuando empezaron el secundario, ambos con distintos uniformes, obviamente, seguido de eso giró la foto y tenía algo escrito.

"Aunque estemos separados, jamás dejarás de ser alguien importante para mi y prometo que jamás dejaré de molestarte pero sobre todo daré todo de mi, estudiaré hasta quemar mis pestañas para poder ir juntos a la preparatoria del Rikkai y allí seguir molestandote hasta que nos graduemos."

Atte: Reiko chan

Genichirou no pudo evitar sonreír y pensar si aún esa promesa seguirá vigente.

Él anhelaba de todo corazón poder estar en secundaria con ella pero no se pudo, tal vez si hubiesen estado juntos más tiempo, él se hubiera dado cuenta a tiempo de cuanto la quería y de cuanto la amaba...

Dejó la foto en su escritorio y prosiguió a vestirse.

Se puso unos jeans azules, una remera roja y un suéter gris. Antes de bajar a ver si sus padres necesitaban ayuda, miró su móvil y pensó en tal vez llamar a Reiko, lo pensó por unos instantes hasta que tomó impulso y marcó.

Escuchaba que daba el tono pero no contestaba hasta que dio con su casilla de mensajes así que colgó, cuando quiso volver a intentar llamarla, abren la puerta.

-Oye anciano, necesito que me ayudes con mi ropa- dijo su pequeño sobrino.
-¡Sasuke kun! ¿Cuantas veces te he dicho que debes referirte a mi con Tío?- dijo molesto.
-De acuerdo como digas pero ayúdame...- dijo el niño desinteresado.

El azabache se levantó con mala gana y fue ayudar a su sobrino.

Una vez terminado de ayudar a Sasuke bajo para recibir a la visita.

Estaba impaciente porque la familia de Reiko llegará o más bien que ella llegará.

Cada vez que la puerta era tocada, el chico abría con la ilusión de ver a la castaña pero siempre terminaba siendo alguien más.

Se podría decir que ya estaba algo cansado de estar recibiendo las visitas así que se limitó a quedarse sentado en la sala de estar.

Finalmente tocan la puerta nuevamente y algo fastidioso se vuelve a levantar para abrir.

Y se encuentra con los padres de la castaña.

-¡Bienvenidos! Pasen por favor- dijo el emperador con su mejor sonrisa.
-¡Gracias Genichirou san!- dijo la señora sonriendo.
-Con permiso- hizo una reverencia el hombre.

La pareja paso directamente con las demás visitas y el chico pensó que Reiko estaría detrás de sus padres pero no fue así, se quedó con la puerta abierta unos minutos mirando para todos lados, buscando con la mirada si había alguna señal de que ella vendría.

Se sintió un poco desilusionado, él tenía pensado aprovechar esta noche para poder hablar con ella y de paso entregarla esa carta de disculpas.

Suspiró con tristeza y cerró la puerta para irse un rato al patio trasero de su casa.

....

-¿¡Cuanto más te vas a tardar en el baño!?- le gritó Kazuhiko a su hermana.
-¡Ya salgo carajo! ¡Recién me metí!- le gritaba la castaña.
-¡Siempre lo mismo Reiko! ¡apurate o no te llevo una mierda!- el chico se retiró del pasillo y bajo molesto a sala de estar.

Mi cuento de Hadas [Prince of Tennis] OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora