8.

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— ¡Ems! —El moreno llegó corriendo y se tumbó en el césped junto a ella—. ¿Qué haces? —Ella solo se encogió de hombros.

— Comer —respondió simple.

El moreno rió de ternura al ver como daba todo de sí para poder abrir una botella de coca-cola. Ella le miró con notorio enojo y su labio inferior abultado. Él volvió a reír y tomó la botella para dos segundos después dejarla abierta frente a la chica. Ella aplaudió un par de veces con una sonrisa en la cara antes de llevar la botella hasta sus labios.

— Kai, fuerte. —Hizo una seña con sus brazos, tratando de marcar músculos. Kai rió y le revolvió un poco el cabello.

— Emma, tierna. —Se acercó un poco más a ella y picó la punta de su nariz, haciendo que la menor arrugara un poco la cara.

— Emma no es tierna, Emma da miedo. —Que hablara en tercera persona sobre sí misma solo la hacía más tierna.

«Emma es un monstruo».

Sacudió la cabeza cuando aquella voz resonó en su mente.

— ¿Estás bien? —Preguntó el moreno al ver que la de ojos miel se había perdido en sus pensamientos.

— Bien, bien —mintió mostrando sus pulgares y una gran sonrisa.

Por otro lado, Jong Hoon observaba a ambos jóvenes desde la ventana de su salón. Tan cerca, tan felices. Ambos sentados debajo de un árbol compartiendo palabras y teniendo contacto físico.

— Maldito —escupió entre dientes.

«Mía» resonó en su cabeza.

«Debo hacerla mía para que así nadie pueda tocarla. Debo marcarla para dejarles saber a todos a quién pertenece. Necesito hacerla mi... »

— ¿Cielo? —La voz de su prometida le hizo volver a la realidad.

— C-cariño... —¿Debía sentirse mal por pensar en hacer a otra mujer suya cuando su prometida estaba ahí? No lo sabía muy bien puesto a que aquella sensación se sentía excelente.

— Vine para chequear la lista de invitados, llevamos ciento diez en total. Las invitaciones... —La voz de su chica se fue haciendo menos audible conforme él volteaba la cabeza una vez más a la ventana.

Ambos ya estaban de pie, ahora ella caminando frente a él.

Oh... Todas sus hojas fueron a dar al césped. La chica se golpeó un poco la frente y se agachó para tomar las hojas en sus manos.

— Tss... —Jong Hoon soltó una risa seca al ver aquellas bragas de gatitos. Alzaba su culo justo en su dirección, pero también en la del menor, quien tenía en definitiva una mejor vista que Jong Hoon.

— Sí, lo sé. No sé en qué pensaba mamá al invitar a mi hermano. —De nuevo la voz de Hye Rin le hizo reaccionar.

Trató de poner atención, pero su mente estaba enfocada en aquella escena.

Imaginaba tener ese bonito y pequeño culo a su disposición. Darle un par de azotes para luego bajar sus bragas y explorar con su lengua los lugares más húmedos. Se relamio las labios antes de morderlos.

«Que lindo sería ver aquellos gatos totalmente adheridos a su piel debido a la humedad».

Ahora se encontraba de mal humor. Dio sus clases de una manera que jamás pensó. Les gritaba a los chicos por todo y les dejó más tarea de lo que debería.

Se maldijo y maldijo a la pequeña de ojos miel por ser capaz de jugar con su humor de esa manera.

«Me estás volviendo loco».

— Emma, tú te quedas. —Casi gritó al ver a la pequeña caminar hacia la puerta junto al moreno. Sus hombros se rozaban y ambos soltaban sonrisas tontas.

Emma sonrió para ella y luego se volteó con un puchero hacia su profesor para luego asentir.

— Lo siento —alzó su mirada hacia su compañero— tengo clases particulares, no me ha estado yendo bien. —Torció su pequeña boca para luego volver a pucherear.

— No te preocupes —Kai sonrió ante su ternura— puedo esperarte si quieres.

— Mmhh... —Ella negó con la cabeza y luego se aferró de los tirantes de su mochila para empezar a balancearse de adelante hacia atrás—. Mis clases terminan a las seis, no quiero que esperes tanto.

«Tan atenta».

— Es muy tarde, no puedo dejar que vuelvas a casa sola. —Con cada palabra que salía de su boca, Jong Hoon apretaba más sus puños.

«Solo vete de una maldita vez».

— Tengo con quien irme. —Mintió, pero era algo que hacía muy bien.

— E-está bien —por fin el moreno cedió—. Por favor mándame un mensaje cuando llegues a casa. —La de ojos miel asintió con una sonrisa, la cual él correspondió—. Hasta mañana profe. —Jong Hoon no respondió, solo se concentró en no voltearle la cara al culo de un golpe al menor. Ella lo miró y se encogió de hombros—. Nos vemos luego pequeña. —El moreno revolvió juguetonamente el cabello de la chica.

La gota que derramó el vaso.

— Joven Jong In, ¿podría retirarse de una vez? —Le miró con enojo—. También tengo cosas que hacer y quiero terminar las clases con la señorita Jung tan pronto como pueda. Le agradecería si deja su coqueteo para otro momento. —El moreno palideció y luego se tornó rojo.

— N-no es coqueteo —negó con la cabeza y miró a Emma quien lo miraba con ojos grandes mientras jugueteaba con una paleta en su boca—. L-lo siento, ya me voy. A-adiós Ems. —El chico rasco su nuca con incomodidad e hizo una reverencia a su profesor antes de salir. Emma le sonrió y sacudió una mano para despedirse de él.

Giró sobre sus talones y caminó dando saltitos hasta llegar a su pupitre. Tomó asiento y comenzó a mover sus piecitos de atrás hacia delante. Miró a Jong Hoon y le sonrió hasta que sus ojitos se volvieron pequeños.

«Me vuelves loco».

— Bueno, empezemos.

...

Déjame mancharte y llevarte a lugares que no serás capaz de conocer ni en tus más oscuras pesadillas.
Te mancharás, pero amarás esa suciedad y me rogaras de rodillas para que te corrompa más.
Déjame arrebatar tu inocencia de manera promiscua y dejar mi tacto tatuado en tu piel.
Quiero sentir como tu pequeño cuerpo se amolda en mis manos.
Déjame escuchar como de esos lindos labios se escapa de manera sucia mi nombre.
Corrompete, ensuciate, diviértete.
Déjame ser quien te lleve al cielo y al infierno...
Y te prometo que nunca te arrepentirás.

Teacher, please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora