25.

628 41 7
                                    


Jong Hoon se acomodaba la corbata mientras se veía en el enorme espejo colgado en la habitación de su prometida. Hye Jin se acomodaba los tacones al mismo tiempo que hablaba por celular.

— Dice mamá que no podrá llegar a la degustación —Hye Jin tiró el celular en la cama y su expresión denotó disgusto.

— Amor... —Jong Hoon se acercó a ella para calmarla.

— ¡Es que no entiendo, no entiendo! —Movió los brazos en el aire totalmente enojada—. Siempre detrás de Yoon. ¿Quién fue el que decidió casarse? Está viviendo una vida de mierda y mete a mamá en ello. Es un adicto y vive en la pobreza todo porque decidió casarse con una maldita enferma, pero lo peor...

— ¡Im Hye Jin! —Jong Hoon la miró con enojo y total decepción—. ¿Me estás diciendo que si yo me hubiese casado contigo estando enferma llevaría una vida de mierda? Si yo estuviese enfermo como Michelle, ¿no te hubieses casado conmigo?

— No amor, yo nunca...

— No voy a ir a la maldita degustación. Estuviste apunto de meter a la niña en esto, no te has dignado a conocerla siquiera y sabes que ha sido bastante tiempo. ¿Sabes lo mal que ella lo puede estar pasando en este momento? Hye Jin, ella necesita a alguien... E-ella... No la conozco, pero no imagino lo mal que lo está pasando. —Jong Hoon volvió a mirarla con aquellos ojos de decepción y salió de la habitación aflojando su corbata y trotando escaleras abajo.

Hye Jin tiró todo lo que había en su mueble, se rascó la cabeza y cayó al suelo llorando. De nuevo Yoon le arruinaba la vida.

----------------------------

— Ven, pasa por aquí. —Emma levantó la cabeza de su cuaderno de lenguas para ver a su padre entrando con alguna puta drogadicta—. No la notarás —se apresuró a decir tan pronto la mujer notó la presencia de la pequeña—. Vamos a mi habitación que por algo te pago. —Ambos pasaron a su lado y la mujer le susurró un inaudible "lo siento".

Emma ya estaba acostumbrada a todo aquello, ya no le sorprendía ni le dolía.

Continuó haciendo su tarea mientras limpiaba sus heridas de las piernas. Su padre había tomado muchísimo la noche anterior, cosa que le hizo perder la cabeza y desquitarse con lo primero que encontró. Una lastima para ella estar frente a él en ese momento.

— Emma, Emma. —Ella cerró los cuadernos y con mucha prisa los recogió para correr a la habitación del fondo.

— Mamá... —susurró. Volteó a ver hacia atrás y con el miedo recorriendole el cuerpo, corrió hasta su madre—. ¿Qué pasa mamá? Sabes lo que él hará si nos ve hablando, yo no...

— Shh, calla mi niña —su madre la acarició con su esquelética mano. Ella cerró los ojos ante el tacto frío de su madre, habían pasado seis meses desde la última vez que le había visto—. Ya no puedo resistir más mi pequeña —los ojos de la menor se llenaron de lágrimas— pero te juro que no me iré sin hacer nada —Emma seguía volteando hacia atrás, asegurándose que su padre no llegase a verla—. Cuando mamá te diga, corre. Vas a correr y no vas a ver atrás, ¿si?

— Mamá... —Emma negó con la cabeza.

— No hay nada que pueda lastimarme más que tenerte amarrada a este maldito infierno. ¿Crees que no escucho tus gritos todas las noches? Emma, yo... —La menor la tomó por las mejillas y negó con la cabeza para tranquilizarla pues su respiración comenzó a ser irregular—. Solo hazme caso y cuando lo diga, tú solo corre. Faltan tres semanas para tu cumpleaños, ¿no es así? —Emma asintió con lágrimas en los ojos—. Mamá aguantará lo más que pueda, lo prometo. Tú solo escóndete y cuando sea tu cumpleaños, serás libre mi pequeña Emma.

— Mamá no en-... —Ambas saltaron por la sorpresa al escuchar la puerta de la primera habitación abrirse.

— Emma, vete, rápido. —La menor agarró sus cosas a como pudo, haciendo que se resbalaran de sus manos más de una vez.

Se escondió detrás de la puerta y guardó tanto silencio como pudo. La madera crujía cada vez más cerca de ella, haciéndola encogerse cada vez más.

Tapaba su boca con una de sus manos y sostenía sus rodillas con la otra. La habitación estaba oscura y la hacía camuflarse bien. La enorme sombra de su padre invadió la habitación, haciéndola encogerse más sobre su cuerpo y apretar más la mano alrededor de su boca.

— Toma las malditas pastillas, quiero ir por una jodida cerveza. —El hombre se acercó a la mujer en la cama y la tomó sin delicadeza alguna para meterle un par de pastillas a la boca.

Emma sintió el asco recorrerle el cuerpo. Lo odiaba, pero lo odiaba más cuando veía como trataba a su madre.

— Agh, ¿dónde está tu hija? ¡Emma! —Ella dió un brinco y se arrastró más hacia atrás, logrando meterse al sucio ropero. Abrazó con más fuerza sus rodillas y cerró los ojos con fuerza para evitar llorar. Mecía su cuerpo de atrás hacia delante, rezándole a Dios o cualquier cosa que él no la encontrara—. ¡Emma, joder! ¿Dónde está esa maldita bastarda? —Salió de la habitación dando fuertes pisadas y lo escuchó subir las escaleras.

Ella soltó todo el aire sostenido en sus pulmones y comenzó a salir del ropero. Fue ahí cuando la puerta se cerró de golpe y dejó ver la enfurecida silueta de su padre.

— ¡Maldita bastarda de mierda! ¿¡Qué te he dicho!? —La tomó por el cabello y la elevó en el aire para luego arrojarla contra la pared—. ¡No puedes entrar a esta jodida habitación! Te lo he dicho, ¡te lo he dicho!

Su cabeza y costillas se llevaron el peor golpe. Su vista se tornó negra por el mismo tiempo que tardó en volver a respirar. Cuando sus ojos volvieron a aclararse ya era muy tarde, él ya estaba junto a ella. Tomó su cinturón y comenzó a golpear con fuerza el cuerpo de la pequeña.

Ella soltó un grito desgarrador cuando sintió que el cuero le desprendió la carne de las piernas.

Él volvió a tomarla del cabello y golpeó el rostro de la menor con el puño cerrado. Golpeó una, dos, tres veces. Cuando ella volvió a caer al suelo, no tardó ni dos segundos en comenzar a patear el pequeño cuerpo de la pequeña.

«Aquí es. Lo que tanto temía se está volviendo realidad y odio morir a manos de este mounstro, pero aquí es».

Lo último lo pensó al recibir una patada directo a la cabeza y cuando sus ojos comenzaron a cerrarse. Cuando ya no sentía dolor y un pitido no la dejaba escuchar con claridad.

Extraño que todo aquello desapareciera cuando vio al hombre caer de espaldas. No sabía lo que había pasado o porqué estaba en el suelo, pero toda la adrenalina subió al pensar en que tenía una oportunidad.

— ¡Corre Emma, corre!


Okay, no sé si adelanté mucho esto, pero... Simplemente vino a mi cabeza y no pude evitar publicarlo pensando en que esto ya necesitaba drama porque #nodramanolife. Tampoco sé si leyeron mi "muro" no sé cómo se llama aquí xd pero era para dejarles saber que hace cinco días tuve una cirugía y que tal vez por eso no vaya a actualizar muy seguido. Así que lo siento ma frens, pero van a tener que esperar para ver kp2 y el porqué Emma tenía que correr bien alv...





Mentira, prometo actualizar pronto. Tan pronto como pueda. De igual forma sigue en pie la idea del grupo en whats para avisarles de actualización y todo eso.
Gracias por leer bellezas, que estén bien

Teacher, please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora