11.

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— ¡Será mejor que te muevas!

— Tengo tarea. —Contestó con pereza, poniendo sus cuadernos sobre el desgastado  escritorio de su habitación.

— ¿Cuánta mierda crees que me vale eso? La misma que sale de esa maldita boca. Anda a comprarme las putas cervezas de una buena vez. No me hagas agarrar la jodida escoba. ¿O prefieres que llame a Ji Sung?

— ¡Iré! —Gritó con las lágrimas casi rozando sus pómulos al escuchar aquel nombre.

— Igual ni creas que te salvas, Ji Sung toca esta semana. Alguien tiene que pagar las jodidas medicinas de esa maldita moribunda. No sé porque no se muere ya, tal vez debería dejar de preocuparme por esos malditos medicamentos tan caros y comprar más cerveza. —La pequeña apretó sus puños tanto como pudo y se obligó con todas sus fuerzas a no gritarle—. ¿Qué esperas perra idiota? Mis malditas cervezas, ¡ya! —Le dio una bofetada que le hizo caer al piso con el cabello sobre el rostro.

Ella sonrió y tomó el dinero que él tiró a su lado.

Lo que te espera...

Se puso de pie y limpió sus rodillas para salir por las cervezas.

Caminó con una tonta canción en la cabeza que no tardó en tararear, iba sonriendo pensando en lo que a aquel maldito le tocaría sufrir si el idiota de Eunhyuk se daba cuenta.

Un malandro de aquel barrio de mala muerte que había babeado por ella desde que la menor cumplió trece.

— ¡Emma! —Casi rió al escuchar la voz del que ocupaba sus pensamientos.

Se forzó a llorar antes de volverse al mayor. La pequeña se volteó cabizbaja y jugando con el ruedo de su falda. El mayor rió al verla, siempre tan linda.

Se acercó a ella trotando y supo que algo andaba mal cuando la morena no saltó sobre él y lo llenó de besos.

— Emma... —le llamó con voz baja y buscó su mirada. Pero la menor evadía su agarre tratando de completar su plan a la perfección—. Pequeña, mírame —el mayor se desesperó al escuchar un sollozo por parte de la niña de sus ojos—. Emma, mírame. —Y la menor pensó que había sido suficiente y levantó su mirada al mayor. A él le temblaron las manos de ira y mordió uno de sus labios con fuerza.

El labio de la menor temblaba con fuerza, mientras que el mismo se teñia por un color purpuraseo y rojizo. Tenía sangre seca al borde de su perfecta boca y sus ojos estaban totalmente empapados en lágrimas.

— ¿Fue él? —Habló con la mandíbula apretada.

— Hyukie, yo...

— ¡Respóndeme, Jung! ¿Fue el maldito bastardo de tu padre? —La menor cerró los puños con fuerza.

— Solo déjalo, sabes que ha sido peor.

— ¿Cómo carajos me pide que lo deje cuando...? —Su voz se cortó por completo al sentir el agarre de la pequeña niña sobre sus manos.

— Solo prométeme que cuando te lo pida, no pensarás dos veces en matarlo.

— ¿Cómo puedo dejar que sigas viviendo...?

— Hazlo por mi. Necesito soportarlo hasta que mamá muera. —Eunhyuk frotó su rostro con fuerza para después posar su mano en la barbilla para pensar.

— Odio tener que verte con un golpe o un cicatriz nueva cada vez que te veo, pero te juro que cuando lo digas; lo mataré. Tardaré días, lo haré sufrir y justo cuando suplique que lo mate, solo entonces te llamaré para que lo mires a los ojos, viendo como la vida le desgarra el cuerpo por permanecer en este mundo.

Emma quizo reír, quizo besar a Eunhyuk y solo el echo de imaginarlo morir la ponía eufórica. Pero no era tiempo, aún no. Necesitaba a ese bastardo hasta cumplir los dieciocho años.

— Emma —el mayor llamó su atención— solo no dudes en ningún momento, porque aunque me ruegues que no lo haga, lo mataré. Le haré pagar por todo lo que ha echo. —Ella asintió trantando de mostrarse débil. Por supuesto que no cambiaría de opinión—. ¿Y Ji Sung? —Aquel nombre la hizo temblar. No quería pensar en Ji Sung, eso era otro cuento.

— De ese me encargo yo solita. —Sonrió con falsedad suficiente y siguió su camino hasta conseguir las cervezas del asqueroso de su padre.

El mayor asintió con desconfianza y la miró hasta que entró al mini súper.

— ¡No vuelvas a dejar que te toque! —Advirtió el peli negro con total ira al imaginar su pequeño cuerpo siendo corrompido por las raspozas manos del vejete.

— ¡Sabes quien tiene la culpa! —La menor se volteó tan rápido que hizo que su falda se levantara un poco. Eunhyuk apretó los puños y llevó un cigarrillo a su boca antes de voltearse.

Lo mataría, apenas la señora Jung muriera, lo mataría.

Teacher, please.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora