Capítulo 27.
Buenos Aires, Argentina. 18 de junio de 2019.
Medianoche, caminando de hurtadillas a la habitación de tu pareja con éxito y sin ruido alguno. Cualquiera diría que Devon Rodrigo es un experto en los encuentros clandestinos. Pero están de nuevo erróneos.
Yo Devon, cuando menos quiero hacer ruido, es cuando más tiro las cosas a mí alrededor, lastimo mi dedo meñique con la punta de los muebles y suena inesperadamente mi teléfono.
Vaya suerte. ¿No creen?
Nunca pude escaparme de la casa sin que me atraparan en el acto.
—¿Qué parte de mi hija está durmiendo en la habitación contigua? —habló mi chica en voz baja y enarcó una ceja desde el umbral de su puerta.
—Lo siento —dije haciendo una mueca. Maldito mueble.
—La próxima no dejaré que entres a mi casa sin permiso y te dejaré congelarte allá afuera—cuando estuve lo suficientemente cerca, me jaló desde el borde mi camisa para estar lo suficiente cerca a ella, y robarme un beso.
—¿Por qué hacernos sufrir? Si podemos hacer fuego juntos—ella rió y ocultó su rostro en el hueco de mi cuello mientras repartía besos.
—Solo cállate y llévame a la cama —rodó los ojos con diversión y la cargué en brazos para arrinconar a mi novia entre la puerta y mi cuerpo.
—¿Puedes dejar de ser tan desesperada y permitirme que sea poético contigo? —ella negó y me dedicó una de esas sonrisas traviesas. Rodeó mi cuello con sus brazos y jugueteó con mi cabello, enrollando los mechones entre sus dedos y mirándome directamente a los ojos.
—Entonces recítame un poema de Pablo Neruda —sonrió emocionada y yo cerré lentamente la puerta para llevarla a la cama.
—Es bueno, amor, sentirte cerca de mí en la noche—la recosté en la cama mientras mis manos recorrían su silueta—, invisible en tu sueño, seriamente nocturna —fui desabotonando su blusa lentamente mientras repetía el poema de memoria, ella me miraba con una mirada ardiente y cargada de deseo—, mientras yo desenredo mis preocupaciones como si fueran redes confundidas —coloqué mi boca en su vientre y fui dejando pequeños besos inocentes, aquellos besos que encendían la llama de la pasión y el desenfreno, mezclados con ternura y amor—. Ausente, por los sueños tu corazón navega, pero tu cuerpo así abandonado respira, buscándome sin verme, contemplando mi sueño como una planta que se duplica en la sombra. —levanté mi vista para ver sus ojos consumados por un deseo irreparable, uno vez ya comenzado, difícil de apagar. Mis dedos iban sujetando la liga de su pijama mientras iba besando el monte de su intimidad, bajando lentamente y haciéndola gemir. Su cuerpo estaba a la luz de la luna, bajo la sombra de lo umbrío de la media noche.
»Erguida, serás otra que vivirá mañana, pero de las fronteras perdidas en la noche —le despojé de toda prenda para dejarla vulnerable, vulnerable para sanar y amarla, amarla sin medida y sin duda—, de este ser y no ser en que nos encontramos algo queda acercándonos en la luz de la vida como si el sello de la sombra señalara con fuego sus secretas criaturas.
Y entre cada verso, subía la calentura de su cuerpo. Excitándose, haciéndola gemir, llevándola al placer extremo. Mis labios recorrían cada parte de su cuerpo, mis manos exploraban el terreno. Besaba en su cúspide, en su centro, y la llevaba a la luna; de ida y vuelta.
Ella mordió su lengua para no gritar cuando llegó al clímax, su cuerpo estaba extasiado, se removía entre las sábanas. Verla con el pelo alborotado, desnuda y mojada, era una vista perfecta. Me incorporé para robarle un beso, ella acarició con ternura mi rostro, quedándose ida por segundos. Su respiración entrecortada.
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Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)
RomanceEl "primer" amor de Devon, empezó con una aventura, noches de pasión, entrega total y sin compromisos. No terminó nada bien, solo un chico con el corazón herido y bajo los términos de nunca volverse a enamorar. Para Devon, jugar constantemente con e...