XLIII

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Capítulo 43.

—Llora Dev, está bien — entonces cogió su pequeña mano con la mía, yo quería llorar, pero no podía; quería gritar pero no me lo permitía. Era el hombre de la casa y si lloraba era débil.

—No puedo llorar, soy un hombre — Less me miró con ternura, limpiando una lágrima que se asomaba, que anunciaba lo que poco a poco se iba acumulando.

—No seas bobito, llorar se vale. Somos humanos. Mamá siempre dice que si lloras eres fuerte porque dejas ir todo lo que te pone triste. Yo no te quiero triste. Tú eres muy fuerte, siempre lo has sido.

—Pero te hace débil, soy hombre y tengo que ser fuerte por Toria — cerré mis ojos fuertemente, tratando de quitar todo el dolor y retener mis lágrimas. No iba a llorar. Pero Less me miraba con cariño. Ella extendió sus brazos.

—Para mi, seguirás siendo un hombre fuerte y grandioso. Llorar no te hará menos hombre, sino extraordinario porque es valiente, tiene miedo pero ese miedo lo hace actuar. Vamos Dev, puedes confiar en mi —me sonrió con ternura, mientras extendía sus brazos y yo la abrazaba sin esperar. Soltando todo lo que me retenía. Llore, en silencio, con ella porque sabía que no me iba a juzgar. Less era mi pequeño mundo en este lapso de tiempo. Y llorar no me hizo sentir menos o débil, se sintió libre. Porque era libre de expresarme y desahogarme sin perjuicios.

—Siempre Dev, tendrás mis brazos para irlos a buscar. No importa el día, ni la hora; yo estaré para recibirte —susurró contra mi pelo y yo le apreté aún más fuerte, sin tener la intención de soltarla.

Less era una luz, Less era la fuerza y la energía.

* * *

L E S S

Esperanza y fe, temor y valentía. Todo ello recorría mi mente cuando coloqué mi mano en la perilla, dispuesta a dejar entrar de nuevo la persona que había estado esperando y a la vez odiando. Quería abrirla para saber lo que había detrás de ella, aunque mi corazón, que iba a mil por hora, presentía quien era. Entonces mis piernas fallaban y mi respiración se entrecortaba.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver su figura. Tenía la cabeza gacha, con su sombrero cubriendo sus rizos. Tenía una maleta en mano y movía sus piernas con nerviosismo.

D E V O N

Incertidumbre, miedo y ansiedad. Había vuelto, estaba de nuevo en el país que era mi hogar. Pero no sabía con exactitud si volvería al lugar que me correspondía estar. Ella lo había dicho, si me iba, era para no volver. Recuerdo su mirada cuando me vio partir por la ventana; vi su dolor cuando sabía que yo tenía decidido irme; y a la vez, recuerdo cuando me escabullí a la habitación de Shami, haciéndole la promesa que estaba a punto de cumplir: regresar y luchar por ellas

El taxi me dejó en la dirección que le di, cogí mi maletín con fuerza. Respirando profundo y cogiendo la valentía para tocar la puerta.

No sé cuando tiempo me quedé pasmado, imaginando los peores escenarios. Pero confiaba en que no se había quebrantado el vínculo que desde que tengo memoria, lo había construido con Less.

Entonces toqué, toqué con un eje de esperanza. Porque la esperanza no se pierde, se olvida y se encierra. Y me equivoqué todo este tiempo, porque jamás las perdí. Ni la distancia puede con los más puros sentimientos.

Mierda, tenía miedo. Un miedo fuerte de ser rechazado, pero no por ello me alejo de la puerta. Sigo esperando, con el corazón en la mano.

L E S S

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora