MARATÓN 2/?: XLVIII

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Capítulo 48.

Buenos Aires, Argentina. 23 de diciembre 2019.             

—Entonces en este sobre está el sexo del bebé — dije y mi novia asintió, guardándolo.

—Así es — sonrío emocionada mientras daba saltitos. Sus ojos cambiaron automáticamente, se miraba feliz. En todos los sentidos de la palabra. Sus ojos brillaban, su mirada era transparente. Tenía una sonrisa de lado a lado, mostrando sus hoyuelos. No tenía maquillaje y eso me permitía ver sus pecas y lo perfecta que era ante mí. Tenía un vestido blanco ajustado, revelando ligeramente su pequeño abdomen abultado.

Deseaba ya con todas mis fuerzas verla en el noveno mes. Me encantaba consentirla, me encantaba sentirla a ella y a nuestro futuro hijo. Se movía con mi voz y eso me emocionaba. Porque aunque pareciera fantasioso, creía que tenía una conexión especial con ese bebé y que pochuelo —llamado así por mí porque aún no sabíamos el sexo— esperaba con ansias venir al mundo. Le cantaba en las noches junto a Shami, mi novia se ponía a llorar por las hormonas. Era sensible y comía demasiado. Tenía antojos demasiados extraños, pero yo, como todo un melodramático y exagerado, movía el cielo y tierra, recorría cada rincón por tal de complacerla.

—¿Lo abrimos juntos? — ella mordió su mejilla y lo ocultó atrás de su espalda, mirándome pícaramente. Su mirada ahora se oscureció, mirándome lascivamente.

—Si logras atraparme — murmuró mientras que con la mano que no sostenía el sobre, la colocaba sobre mi pecho, ajustándose en mi camisa y quitándome un botón.

—Te tengo en mis brazos — yo la acerqué a mí con la laza de su vestido, la abracé, pegándola lo más que podía a mí. Sonreí de lado mientras la miraba fascinado.

Nota importante, en estos meses mi futura esposa es una bomba sexual. Yo no me quejo, eso me encanta. Y más con su hermoso vientre abultado, que era toda una odisea para buscar nuevas posiciones.

—¿Debería de tenerte miedo? — estiró su mano hacia arriba, para que no alcanzara el sobre. Yo reí y cuando me estiré para quitárselo, ella hizo su brazo hacia atrás y una de sus piernas se estiró hacia mí cadera, ocasionando que su parte baja rozara la mía. Mi novia es seductora y sensual por naturaleza y en este momento, todo me parece erótica en ella.

—Puedo hacer contigo... — mis labios se iban acercando a su cuello, su respiración chocaba con mi oído y la  mía en su clavícula—, lo que yo quiera — una de mis manos se iba colando por debajo de su vestido, subiéndolo hasta su cadera. Su abdomen quedaba a la vista y por un momento sentí algo moverse dentro de ella—. Ves... Pochuelo está muy ansioso y yo quiero saber si es Pochuelo o Pochuela...

Evane rió mientras hacia su cabeza hacia atrás, yo aproveché a besarle atrás del lóbulo de su oreja al tener más acceso. Su risa paró por un gemido.

—No llamarás a mi hijo o hija  Pochuelo o Pochuela — su voz iba entrecortada, ella estaba muy ansiosa. Iba a ceder en poco. Su otra pierna yo la elevé para cargarla y recostarla en el mesón.

Gracias a Dios Shami está con su abuela y regresarán hasta la noche, o no podría protagonizar esta extraordinaria escena.

—Eso no es lo que dice Pochuelo. ¿Verdad Pochuelito? — dije con mis labios pegados a su vientre, haciéndole cosquillas con mis labios mientras iba dándole besos por toda su piel y bajando lentamente hacia sus bragas. Ella tenía sus manos extendidas hacia atrás y cuando sintió como mis dedos iban adentrándose para quitarle la ropa, las colocó en mi cabeza —. Y Pochuelito hace que su mami esté muy calenturienta — abrí sus piernas, para quitarle por completo la prenda y sus piernas se enredaron en mis hombros. Ella gimió cuando la iba estimulando con mi boca... muchas maravillas. Y diablos, amaba cuando pronunciaba mi nombre en sus labios.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora