XXXIX

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Capítulo 39

"El mundo parece colapsar, cuando las columnas débiles están".

L E S S

Buenos Aires Argentina, 29 de Julio, 2019

Noches sin dormir, la almohada siendo la compañía de mis lágrimas y el desconsuelo de aun sentir su aroma impregnado en la cama.

He llorado, llorado porque lo extraño y me he aferrado a la última esperanza. Tenía este collar en mis manos y no lo quería soltar, una parte de mí creía que me conectaba con él, que recobrara mi fe en que Devon tenía un as bajo la manga.

Mi niña todas las noches me pedía que me durmiera con ella o le cantara. No sé quién de las dos lo extraña más. Pero he visto una actitud muy madura en mi hija, siempre recordando que las cosas pasan por algo, y si estamos juntas como siempre, nada  nos vencería.

Mi abogado me decía que tenía las de ganar, pues Matías es un completo desconocido que se había desentendido de su hija. Además, de que Shami quería estar conmigo. Quería terminar con esta mierda de una vez, quería continuar mi vida tranquila y sin la preocupación de quien alguien me la arrebataría. Pero tenía miedo, miedo de que en el juicio, le otorgaran la custodia a Matías.

Mi hija era mi luz, la razón por la cual me he superado a mí misma. Y tengo un gran miedo de que se vaya de mi vida. Porque es uno de los motivos por la cual me levanto todas las mañanas y preparo un desayuno, la razón por quien yo hago locuras y me desvelo. Mi principal razón para sonreír y no me imagino una vida sin la luz de mis ojos. Desde que la  tuve por primera vez en mis brazos, supe que esa criaturita se convertiría en el centro de mi universo y prometería bajarle si pudiera, la luna y las estrellas. Había creado un universo donde ella y yo existíamos. Me había esforzado por criarla y darle lo mejor de mí.

Uno como padre, busca cada día en darle una experiencia nueva a sus hijos, en enseñarles una lección cada día y sobre todo, evitar que ellos te vean mal. Cada vez se hace más difícil. Porque tenemos una conexión tan fuerte y ella sabe que estoy mal. Y no quiero verme débil, debe verme como la heroína que ella sabe que soy.

—Mamá... ¿Jugamos algo? — su dulce voz me había sacado de mis ensoñaciones y me concentré en su mirada que me transmitía paz.

—Claro mi vida, lo que tú quieras — acaricié su mejilla y le di un sonoro beso en su mejilla. Yo la abracé contra mi cuerpo y la invadía con besos y cosquillas. Ella soltaba esas risas contagiosas mientras se retorcía.

—Mami... mami... me haré pipi si sigues — rió, y esta vez, soltó una risa de cochito que fue muy gracioso de oír.

—Lo siento mi bizcochita, lo siento — besé por última vez su mejilla y ella me abrazó fuertemente—. Te amo mucho, mucho.

—Lo sé mami y yo te amo así —extendió sus brazos lo más que pudo—. Pero mucho más. Eres mi mejor amiga y la mejor mami del mundo. Por eso me duele verte triste y que no llores. Se vale llorar mami, nos hace humanos.

—¿Y desde cuándo eres tan sabia? — me crucé de brazos y le miré con cierta admiración. No sabía lo que había merecido para tener una niña tan extraordinaria como ella. 

—Lo aprendí de ti mami. ¿Dónde más? —Sonrió y se sentó en mis piernas—. Siempre te he admirado, quiero ser como tú mami. Eres la mujer más fuerte del mundo y nunca necesité de nadie más, solo a ti. Y yo sé mami, que nada nos va a separar. Nada.

—¿Una pinky promise? —le extendí mi meñique y ella lo entrelazó con el suyo. Sólo quería que esta promesa durara para toda la eternidad. Quería tener la completa seguridad de que no rompería mi promesa.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora