Capítulo 5.
Madrid, España. 19 de mayo, 2014.
Me negué a pensar que podría sufrir, me cegué en el momento en que mi corazón empezó a latir por otra persona; me dejé llevar por lo que sentía, por lo que yo creía que sería algo más que una noche. Tomé mi propio camino: enamorarme. ¿Y dónde caí? En la oscuridad de una habitación, con una pizza podrida en la esquina y cervezas tiradas en todos lados. Estaba a días del mundial, de tener el auge de mi carrera y aquí estoy haciéndome mierda.
En el espejo ya no estaba ese carismático chico que hacía reír a todos y conquistaba con su encanto, solo estaba lo que quedaba de él. Un chico débil, descubierto, vulnerable y con más heridas.
—Eres un patético Devon —me tambaleé un poco debido a las cervezas que llevo encima, reí sarcásticamente y me apunté con la cerveza y la alcé—. Un patético estúpido que se enamoró.
Miré de nuevo esa silueta reflejada y sólo podía crecer el dolor, decepción y resentimiento.
Yo había prometido no enamorarme. Pero lo hice. ¿Lo peor de todo?
No poder odiarla.
¿Cómo odiar algo que hizo latir tú corazón? ¿Cómo odiar a la persona que te quitó mil noches de vela y se adueñó de cada una de tus sonrisas?
Sin pensarlo, tiré la botella al espejo, haciéndola trizas, tal y como yo me sentía. Miré cada pieza caerse delante de mí, alrededor de mis pies. Pero no importaba, no. Ya ni me quería ver. Me había encerrado por una razón: quería encontrarme, quería estar solo... quería alejar cualquier pensamiento relacionado a ella.
Era una constante lucha entre mi consciencia y mi corazón, una gritaba que fui tan ciego al no verlo... ¿Y cómo no? Pareciera como si cada mujer que estuviera dispuesta a amar, estuviera destinada a romper mi corazón y enseñarme que uno no se puede enamorar realmente, no existe el amor.
Corrijo: no fue hecho para mí.
No fui creado para amar de esa manera. Porque puedo entregarlo todo, pero lo recibirán a medias.
Quería irla a buscar y preguntarle porque de todos los chicos que existen en este universo, me eligió a mí, para jugar conmigo. Ya estaba hecho mierda y me tira más mierda.
Ella sabía lo que me había costado progresar con mis seguridades. Ella lo sabía. Y no solo me traicionó a mí, sino también mi confianza.
Marqué su número como si fuese rutina y me lo llevé al oído... quería reclamarle por todas las cosas que me callé y me estoy consumiendo lentamente. Ella me destruyó con palabras, lo mismo haré yo, porque también conozco cada punto débil de ella.
Uno... dos... tres... al buzón de voz. Volví a marcar pero esta vez se escuchó un interminable silencio al otro lado de la línea.
—Te odio... te odio... porque estás amando a otro hombre. ¿Y yo? Vaya mierda. No... no puedo odiarte... ¿Sabes por qué? Porque me enamoré maldita sea. ¿Y te importa? Ni una...
—Devon... —escuchar de nuevo su voz solo hizo que me derrumbara entre las cenizas de pequeños fragmentos rotos, caí de rodillas y golpeando con fuerza. Apreté el puente de mi nariz, negándome a llorar. No, no podía.
—Felicidades Isabella... rompiste mi corazón. Has de estar contenta ¿No? — alcé un poco mi voz y miré alrededor de la habitación—. Estoy borracho... no sé donde estoy y yo... yo solo quiero...
—¿Dónde estás Devon? —su voz se oía angustiada. ¿Otra mentira? Seguro.
—Eso ya no es de tu importancia.
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Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)
RomanceEl "primer" amor de Devon, empezó con una aventura, noches de pasión, entrega total y sin compromisos. No terminó nada bien, solo un chico con el corazón herido y bajo los términos de nunca volverse a enamorar. Para Devon, jugar constantemente con e...