XXXI

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Capítulo 31

Puerto Madero, Argentina. 28 de junio de 2019.

Y volví... volví al mismo lugar donde todo volvió a comenzar para mi. Como hace años cuando decidí ir por mis sueños, o cuando hace un año empezó tanto una verdadera oportunidad para mí, como el comienzo de una reconstrucción en medio de la pérdida de la mujer que amaba. No mentiré y diré que los recuerdos no me golpean con fuerza. Porque no es así. Lo recuerdo perfectamente, en como ella y yo entonábamos una vieja canción de Queen, yo solté un gallito y aparqué en mi casa; para que una fracción de segundos, una oleada de fotógrafos nos envolviera y todo se fuese a la misma mierda. Ese mismo día la perdí, el mismo día que la adentré a mi mundo y a mi familia. Ese mismo día dejé de tener control de la protección de los míos. Pero aprendí, lo dijo mi terapeuta, no tengo el completo control de todo.

Sería mentiroso si dijera que también me siento nervioso porque no quiero involucrar a mis dos niñas en mi mundo y que las expongan. Porque quiero tener una relación normal. ¿Entienden? Una novia con quien pueda salir y tomar su mano sin que me fotografíen, o poder llevar a Shami al colegio sin que los niños me rodeen o las madres me acosen. No, quiero ser Devon viviendo la vida y enamorándose como humano.

Estoy consciente que no soy ese hombre, que no soy el mismo desde el principio de año. Porque hace un año venía con la morena que hacía enloquecer y parar mi mundo; hoy, vengo con Less, la mujer que me conoce mejor que nadie y me ha hechizado desde que somos niños, junto a su hija que se ha vuelto parte de mi. Dos escenarios muy distintos y no por ello preferiré uno sobre el otro.

Amar a Samantha no se siente como amar a Less. Con Samantha era una aventura y se sentía que estaba con la persona correcta; con Less se siente un estallido de emociones que me hacen superarme a mí mismo para merecerla a ella y a su hija. Ella es mi última oportunidad, aquella que tanto había anhelado, era mi verdadero amor.

Heme aquí ahora, repitiendo la historia con una chica que he aprendido amar desde su partida. Y no es un reemplazo y no las estoy comparando. Para muchos, mi enamoramiento con Evane fue repentino y tal vez "muy rápido", pero yo no lo siento así, no siento que esté ocupando el lugar de nadie, ni que esté llenando un vacío. Porque es diferente y mi amor por ella no es igual al que he sentido antes. Yo la amo, ella me ama, eso basta. Lo mío con ella era diferente, un amor que guarda y cuida; que protege y reconstruye. Un amor puro y que después de años y kilómetros separados, quedaron dos corazones reencontrándose con ganas de más y más.

Porque cada amor es diferente, cada mujer que es parte de tu vida te enseña tantas lecciones buenas como malas. La primera mujer de mi vida, fue mi madre, quien me enseñó que no hay nada más puro que el amor de una madre; luego vino mi hermana, que me enseñó lo que era un amor protector. Después vino Isabella, el primer amor, pasajero y momentáneo, allí aprendí a que cuando es verdadero amo, no busca dañar. Y a su vez, entró tan fugaz y repentino mi segundo amor, Samantha, quien me enseñó el amor propio y el perdón. Y por último, vino Evane, el amor puro y genuino, el amor que reconstruye y se fortalece con el tiempo; pero sobre todo, que nunca se olvida. Y con este amor, vino el paquete extra, el pequeño bodoque que te enseña un amor incondicional.

No me arrepiento de ninguna decisión porque eso me hace ser la persona, que hoy por hoy, estoy orgulloso de ser.

—Estoy nerviosa —expresó Less, sonrojándose y cogiendo mi mano con fuerza —. Se que esto es duro para ti también porque...

Antes que ella finalizara su oración, la pegué a mi y le besé.

—La recuerdo, si; pero ya no duele —pongo su mano en mi pecho—. Además, no me importa si lo nuestro fue rápido, yo lo sentí como dos almas encontrándose en el momento ideal. Además, estoy segura que Samantha en una parte del cielo, está orgullosa de mí porque no me estanqué y conseguí la mujer perfecta para enseñarle lo que ella me enseñó. Que para el amor no hay barreras ni obstáculo que pueda derribarlo; pero sobre todo, un amor propio que se refleja con esa persona especial, que te impulsa a ser mejor cada día —acaricié su mejilla y besé lentamente su frente.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora