XV

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Capítulo 15

Madrid, España. 27 de agosto de 2018.

"Querido Novio:

Bienvenido a casa, seguramente estás cansado de entrenar pero estoy escondida en la casa con una pistola Nerf. Aquí te dejo la otra. Espero que ganes porque traigo poca ropa, para especificar, tu conjunto negro favorito. Espero que la suerte esté de tu lado. REGLA NÚMERO UNO: entre menos ropa, mejor.

Con amor, Sam

PSD; saqué esto de internet, espero que te guste hacer travesuras por un momento."

Miro la carta, luego la pistola de juguete que yacía en mi puerta.

Sólo a Sam se le ocurre hacer esto un lunes.

Samantha desde que salió de recuperación, es más hiperactiva, no le da miedo a los nuevos retos y siempre tiene esa linda sonrisa en su rostro no importando la situación. También se ha inscrito a varios cursos y le gusta hacer cosas nuevas cada día. Cómo cocinar comida extranjera hasta saltar de paracaídas. Ya pronto volvería a las pasarelas y junto con las cámaras. Me gustaba que tuviera tiempo para ella misma.

Una relación con ella era un reto que me encantaba vivir con ella, junto a ella.

No miento diciendo que somos la pareja perfecta, porque peleamos por puras banalidades, pero eso no evita que nos reconciliemos y sigamos fortaleciendo esta relación. No hay celos y es lo que más me gusta, yo sé que puedo confiar en ella y ella en mí. Ella conoce los contras de mi trabajo, como yo las del suyo y eso no impide que busquemos tiempo para estar juntos. Samantha siempre busca ponerle sazón a nuestra relación, le trata de poner toques únicos, momentos inigualables —como este— y yo me encargo de verla feliz, de sacarle una sonrisa y hacerla sentir la única de mi mundo. Hacíamos el amor muy seguido, buscábamos explorar que nos gustaba, hacer algo nuevo y experimentar con nuestros cuerpos.

Me gustaba, cada día era incognito para mí. O mirabamos la televisión abrazados u otro día nos veíamos corriendo con las carretillas del supermercado y al otro jugando con pistolas Nerf.

Y como me llamo Devon que no guardé la carta, cogí el arma y me adentré lo más rápido que podía para quitarme la camisa y salir en busca de Samantha.

Juegos + Mi chica en lencería = Un Devon feliz.

No sé porque en mi mente se reproducía esa típica cancioncita de acción. Y entre más me adentraba a la casa, más me protegía. De antemano sé que mi chica tiene buena puntería, ya que desde que era niña aprendió a disparar—pues una vez la jodí tanto cuando tenía su periodo que me lanzó su tampón justo en mi ojo— y ni loco iba a dejar que me gane. Quiero mi premio y sería como un chico en una dulcería. En la cocina, no está, en el comedor y sala, menos. ¿Dónde está esa pequeña escurridiza? Ni Emma puede esconderse así, y eso que ya me he quedado dormido como cinco veces cuidándola, pero ni se lo mencionen a Sebastian que me ahorca. Tenía ventajas y desventajas de tener una novia flexible: ventaja, en la cama y la desventaja es que era escurridiza.

—Sal, sal de donde estés pequeña —abrí sigilosamente la puerta del baño, se oyó un crujido. ¡Bingo! Después de todo no es tan buena escondiéndose. Me acerqué cautelosamente donde estaba la tina y cuando abrí la cortina, estaba vacío.

Oí pasos en el cuarto anexo y corrí lo más rápido posible con mi arma lista para disparar ante cualquier objetivo, menos en su carita que ella es preciosa. Pero no había nada, sólo una pequeña nota tirada en el suelo.

"Gané"

—Pero que...

Y un disparo directo, mojándome todo mi pecho.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora