IV

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Capítulo 4

Nueva York, Estados Unidos. 17 de febrero 2014.

—Devon... para —reí y negué, Isabella trataba de escaparse de mis brazos, pero la arrinconé en la cama, contra mi pecho. Sostuve su cadera con mis manos mientras le dejaba caricias, ella se retorcía por las cosquillas y besé su cuello repetidas veces.

—No, no te dejaré ir esta noche —ella acarició mis rizos y besó la punta de mi nariz.

—Eres insaciable Devon. Pero debo ir a esa fiesta —trató de levantarse pero la volví a jalar a mi pecho.

—Puedo acompañarte si quieres.

—Pensé que odiabas que nos vieran juntos porque no querías que nos asociaran como pareja—ella hizo comillas y besé sus labios. Se miraba molesta por eso pero yo solo le volví a besar para alejarla de cualquier inseguridad. ¿Sí quería algo más? Sí, pero quería ir lento, no quería apresurar las cosas. Íbamos demasiado rápido y no quería... salir lastimado.

Quiero a Isabella, de eso estaba seguro. .

Más que compañeros de cama, somos buenos amigos. Vaya etiqueta.

—Viaje a Nueva York para pasar tiempo contigo. ¿Eso no te dice algo Isabella Aldana? —ella se sonrojó

—Dijiste que somos amigos... —murmuró cerca de mi boca mientras con su dedo índice acariciaba mi labio inferior. Lo mordí y chupé cuando llegó su dedo a mi boca.

Si algo aprendí en este mes, es que Isabella es muy sensual y eso me encanta. Una mujer que se derrite en tus brazos pero que también ella sabrá llevarte a las estrellas. Era atrapante.

—Los amigos no se acuestan todos los días... los amigos no se besan... los amigos no...

—¿Entonces qué somos Devon? —ella sonrió emocionada y vi un brillo en sus ojos. Conecté su mirada con la mía y mordí mi labio. Mi respuesta podría cambiarlo todo para nosotros, y aterraba. Era planear el futuro, como algo más que sexo.

¿Podría?

¿Podría darle más de lo que yo estaba dispuesto a dar?

Ninguna chica me había hecho sentir tan pasional como cuando estoy con Isabella, ella me da chispa, brillo y una aventura que quiero explorar.

Tenía bastante miedo, pero podía dar un poco de mí e intentarlo. Después de todo, Isabella no es capaz de dañar a nadie, eso mismo lo he descubierto yo.

Puede que las revistas le den mala fama, pero también me la dan a mí. No puedo juzgarla y ella me ha demostrado ser risueña, tierna, alegre y muy empática con las personas. Ambos hemos estado con muchas personas, yo incluso he tenido experiencia con algunos hombres. Eso no nos hace menos merecedores de amor, solo no nos habíamos arriesgado a abrir el corazón o no estábamos listos para soltar nuestra libertad y nuestra soltería.

—¿Necesitamos una etiqueta Isabella?

Noté un poco de desilusión en sus ojos pero volvió a sonreírle. Tal vez debía dar pequeños pasos para no dañar esto que se estaba empezando a formar y me encantaba.

—Yo creo que no —yo me incorporé un poco y la jalé para levantarla. Ella se sentó entre mis piernas y jugó con sus manos.

—Iré a prepararte comida —le di un pequeño beso en su frente y ella enrollo sus piernas en mi cadera.

—Pero que sea vegetariano —me apuntó con el dedo—. No quiero una de esas cosas que preparas —hizo una mueca y reí.

—Internamente, amas esos sándwiches sin gluten —le sonreí picarón—. Como a quien los prepara —elevé las cejas repetidamente y ella empujó mi cara con su mano.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora