XLIV

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Capítulo 44.

—¿Cuánto tiempo tenemos para que inicie el juicio? — Less miró su reloj, mordiendo sus labios de manera nerviosa.

—Cuarenta minutos. Estaba de salida — ella extendió su mano para que yo la entrelazara y la besara con caballerosidad—.Tengo miedo Devon, lo único que tengo a mi favor es que regresó después de seis años.

—Estoy aquí amor — le sonreí para calmarla. Extendí mis brazos y ella no tardó ni un segundo para acomodarse en mi pecho—. Y vine porque no las soltaré. Te aseguro que las mentiras siempre salen a la luz y él no está exento para que asuma sus consecuencias.

—Él me dijo que iba a renunciar a la custodia si le daba una noche... no quiero que ese imbécil se acerque a mi hija —murmuró con rabia, yo acaricié su cabello, tratando de tranquilizarla y hacerle saber que mientras estaba aquí, no iba a dejar que sufriera. Era momento de paz, era nuestro momento y nadie me lo iba arrebatar.

—Lo sé cariño, lo sé — la aparté lentamente de mí, para coger su rostro entre mis manos y plantarle un dulce beso en su frente—. Ve por Shami, que iremos a pelear por nuestra familia.

Me dedicó una sonrisa de esperanza, cargada de miles de posibilidades

El futuro es incierto, y queda abrir la caja de pandora. Algo tan pequeño con grandes consecuencias: traernos la desgracia como encontrar la esperanza.

—No se la llevarán — le hice una promesa detrás de esas palabras.

—¿Me lo prometes? — musitó en voz baja y yo asentí con una sonrisa

—Digamos que... regresé con un as bajo la manga — le guiñé un ojo.

* * *

—Evane, el juicio está por comenzar y el juez quiere hablar con ambas partes antes del juicio, yo me quedaré con la pequeña para que puedan hablar tranquilamente— explicó el abogado de Less cuando llegamos a la corte. Se miraba desconfiado, y Less se le desconfiguró el rostro. Yo cogí su mano con la mía, entrelazando nuestras manos, para recordarle que no estaba sola. A partir de ahora, nos enfrentaríamos a lo que viniera, como una pareja, como un equipo.

El abogado nos guió a un despacho, donde ya estaba Matías sentado con la mirada perdida y la mandíbula apretada. El juez estaba detrás de su escritorio con las manos cruzadas.

—Amor, ahora vuelvo. Pórtate bien. ¿Sí? — Shami asintió con duda, nos lanzó un beso para después, irse con el abogado. La puerta del despacho se cerró y con Less nos acercamos a tomar asiento.

—Ya que están las dos partes presentes, quiero ir al grano y que me expliquen esto — el juez sin rodeos, movió el monitor de su computadora para mostrarnos un video donde Less y Matías discutían, era el video donde ese infeliz cavó su propia tumba. El juez solo tuvo que reproducir los segundos donde Matías admitía la violación, para que el cuarto se sucumbiera por un infernal silencio, donde los miedos florecían y la esperanza renaciera. Este era el fin el fin de un proceso. El final de una voz callada por la inseguridad y la opresión. Era el momento de decir: ni una menos.

—¿Qué es esto? —Matías apretó su mandíbula, levantándose abruptamente.

—Tome asiento por favor señor Bazán. No está en posición de ofenderse — se levantó el juez, tomando autoridad en la sala—. Este vídeo, como podrán ver, es una prueba circunstancial donde usted admite haber violado a la señorita Ferrari y no solo eso, admite que le dejará la custodia de la niña, por una noche. Eso prueba que no le interesa, en absoluto, el bienestar de la niña. Nunca se interesó por ella y lo ha sabido desde hace seis años y nunca volvió por ella. Y si añadimos, que ha cometido un delito muy grave que también deberá responder ante la justicia.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora