Capitulo 4

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Para Jeimy su cumpleaños no era algo que lo llenara de emoción, ciertamente las fiestas de cumpleaños no hacían más que causarle incomodidad. Dado que él y Taylor se llevaban un par de semanas de edad, sus padres solían hacerles una sola fiesta para ambos; Siempre era igual y Jeimy no se quejaba de aquella pequeña celebración rutinaria.

Pero ese año había algo diferente.

Al igual que siempre había globos, decoraciones, regalos y muchos niños que eran amigos y conocidos de Taylor. Algo normal en su cumpleaños era ser confundido con un amigo de su hermano rubio, él se sentía como un invitado más y en verdad, para Jeimy estaba bien, al fin y al cabo habían dulces y pastel además de juegos y un par de regalos para él, pero ese año su padre le hacía falta y no solo a él.

Jeimy desvío su mirada del ventanal de la sala que daba al jardín y vio a su hermano mayor bajar por las escaleras luciendo un atuendo bastante bonito y nuevo, al igual que el de Jeimy. Ver a Taylor le daba un poco de tristeza pues los cabellos rubios de su hermano le recordaban a los cabellos de su padre.

-¿Qué haces?- Pregunto Taylor con una sonrisa en la cara.

-Pensaba en un par de cosas- Respondió devolviendo la sonrisa.

-Mama dijo que no tardaran en llegar los invitados, deberíamos apresurarnos para que todo esté listo- La emoción en la voz de Taylor le causaba gracia a Jeimy, no importaba que estuvieran a punto de cumplir trece años, su hermano mayor seguía pareciendo un niño de nueve...

-Solo hace falta el pastel- Murmuro Jeimy. No le gustaba el pastel. Taylor abrió los ojos con emoción- Madre acaba de salir para comprar velas.- El tono era demasiado serio.

-Joo ¿Qué pasa Jimy?-Taylor inflo los mofletes en un pequeño puchero; Jeimy hizo una mueca al escuchar que su hermano le decía "Jimy" Eso lo jodia bastante, pero prefirió callar- ¿Acaso no estas emocionado? ¡Hoy es nuestra fiesta!

-Sí, bueno...- Hizo una pausa. Quería que a menos uno de los dos disfrutara de la fiesta.

-¿Es por papa?- Jeimy se mantuvo inmóvil un tiempo hasta que no pudo más y asintió, Taylor cambio su expresión por una llena de tristeza y dolor que se marcaba en sus ojos verdes claro, acaricio con cariño el cabello oscuro de Jeimy y se sentó a su lado en el sillón que estaba frente a la chimenea.- El volverá pronto, no desesperes- Taylor abrazo a su hermano protectoramente, al fin y al cabo él era el mayor. Jeimy respondió el abrazo, escondiendo su rostro en el pecho de Taylor.- Te aseguro que cuando menos lo esperemos el aparecerá en la puerta con una sonrisa y regalos para nosotros.

Jeimy fingió asentir, el en verdad quería creer lo que Taylor le decía, en verdad quería creer que su papa seguía vivo y que volvería algún día a casa con ellos.

Lamentablemente el señor Allen había sido contratado para un caso un tanto difícil, por este mismo tuvo que salir del país rumbo a Londres... Pero debido al mal clima el avión se desplomo y los pasajeros que salieron vivos de aquel incidente habían sido muy pocos; El resto estaba muerto o desaparecido y lamentablemente su padre estaba en la segunda categoría, el cuerpo no había sido hallado.

Esto causó estragos muy duros en la familia Allen.

Y más para Jeimy pues para el su padre era lo único bueno que tenía en el mundo, aun así, su madre tenía esperanza en que su esposo aparecería en algún hospital cercano a la zona de impacto y el volvería. Ella se negaba aceptar que estaba muerto, por otra parte Jeimy lo sabía y aun así fingía tener esperanza.

Se escuchó la puerta de entrada ser abierta dejando ver a la señora Roxanne Allen entrar con cientos de bolsas, Taylor corrió con ella para ayudarle con las compras, por otro lado jeimy solo se quedó ahí, mirando con detenimiento la chimenea y recordando todas las cosas buenas que su padre había hecho por él y el cómo lo quería por sobre todas las cosas.

Ese día la fiesta fue igual que todos los años.

A la hora de partir el pastel, Taylor se encargó de soplar las velas que formaban un número trece y posteriormente cortar una rebanada mientras Jeimy observaba con ilusión a su hermano; Luego este se iba a jugar con sus amigos mientras el pequeño de cabello negro se mantenía sentado en la mesa, así como el año pasado y el pasado y el pasado y el pasado...

Muchos podían decir que sus cumpleaños eran tristes pero había algo que compensaba todo y eso era cuando su padre llegaba por la noche a la habitación de Jeimy con un pastel solo para él, le cantaba el feliz cumpleaños, comían y pasaban toda la noche jugando con los regalos que el hombre compraba en específico para Jeimy. Era como si tuvieran una fiesta privada y eso hacía que el corazón de Jeimy saltara de alegría.

Pero ese año no hubo fiesta privada.

No apareció el pastel

No aparecieron los regalos.

Simplemente... Su padre no apareció.

Así como tampoco lo hizo el año siguiente, ni el siguiente ni el siguiente...

El cumpleaños número trece de Jeimy no solo fue el peor, sino que también fue el último. Hablo con su madre pidiendo que no volvieran a celebrar su cumpleaños nunca y Roxanne no tuvo problema alguno en aceptar. Cada año Jeimy se encerraba en su habitación y no salía hasta que el último invitado se hubiese ido.

Y aquella fractura siguió creciendo a pasos agigantados.

º

K_Kiran

JeimyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora