-¿Y? ¿Ha visto algún cambio?
-Me temo que Jeimy es un chico que sufre de ansiedad social- mentira- Y una ligera depresión que nos estamos centrando en combatir- mentira.
-Es lo mismo que me dijo hace un mes- Respondió con algo de enfado en su voz.
-Esto es algo que toma tiempo, la mente es difícil de entender y de tratar. Jeimy necesita tiempo para sanar- mentira. Roxanne resoplo molesta.
No estaba cómoda con la opinión del médico, ella había leído e investigado suficiente como para saber que su hijo no sólo estaba deprimido, que había algo más en él, algo que no la dejaba dormir por las noches. Salió de la casa del viejo doctor, subió a su auto y se fue a casa para poder terminar con uno que otro proyecto que tenía en su estudio. Era sábado Taylor había salido como de costumbre y Jeimy... bueno, él estaba haciendo sus cosas en alguna parte.
Llegó a casa y se encerró en su estudio, encendió su estéreo y puso una cinta que le había regalado Taylor hacia unos meses; Taylor era un gran hijo. Por otro lado, no recordaba cuando fue la última vez que hablo con Jeimy, ni siquiera le dijo algo cuando la llamaron sobre la inasistencia de su hijo menor a la escuela.
Jeimy no escucharía así que no tenía intención de gastar su tiempo con él. Para eso le pagaba al psicólogo. ¿No?
-¿Qué opinas Taylor?- Pregunto una linda chica pelirroja mostrando un vestido amarillo.
-Se te ve muy bien deberías llevarlo- Dijo el rubio mientras la chica se sonrojaba y agradecía el lindo cumplido.- ¿Tu qué opinas Jeimy?- El de cabello negro llevaba media hora sentado en la tienda con los brazos cruzados y el ceño levemente fruncido. Miro a su hermano con la misma cara inexpresiva y suspiro.
-Se ve bien, pero el amarillo no es tu color-se encogió de hombros- Además, las rayas horizontales sólo te hacen ver ancha. Si yo fuera tu no lo compraría.
Y hubo silencio.
Jeimy se levantó del sillón y se fue sin decir más, Taylor no quiso detenerlo.
Maldito hijo de perra; pensó Taylor.
-Tal vez debería comprar otra cosa- Dijo la chica mientras se volvía hacia el vestidor. Taylor intentó sonreír pero no podía dejar de pensar en Jeimy.-Tú y tu hermano son muy diferentes-Mencionó la chica mientras salía del vestidor y se encaminaban juntos a la salida.
-Si... Nos lo dicen a menudo- Llevo una mano a su nuca con una sonrisa nerviosa- Tiene ansiedad social es ah – Titubeo- un problema un poco difícil para él.
- Pobrecito- Dijo la pelirroja mientras llevaba ambas manos para cubrir su boca- ¿Toma alguna medicación?
-Si bueno... eso supongo- Guardó silencio- No hablamos sobre eso- De hecho no nos hablábamos; Mencionó mentalmente
Taylor y la joven estuvieron juntos por el centro comercial un rato más, conversando y riendo sobre pláticas comunes en gente de su edad. Más tarde ambos se encaminaron a una reunión en casa de unos amigos. Pero por más que intentara, Taylor no podía dejar de pensar en su hermano menor.
Jeimy llegó a su casa en autobús como solía hacer cada que el idiota de su hermano lo obligaba a salir con él; Sacó sus llaves de su bolsillo y abrió la puerta, tenía puestos los audífonos y reproducía una de sus canciones favoritas.
Subiría las escaleras y se encerraría en su cuarto. ¿Sencillo no? Lamentablemente apenas abrió la puerta vio a su madre; Ambos se quedaron mirando y Jeimy sólo pudo quitarse los audífonos.
-¿Dónde está Taylor?- Dijo ella, Jeimy puso sus ojos en blanco y cerró la puerta.
-Hola madre, ¿Cómo estás? ¿Bien? Que gustó yo también estoy bien- Dijo con un tono animado y aquella sonrisita traviesa adornando sus pálidos labios- Tu hijo llegará tarde así que no lo esperes despierta - Paso al lado de Roxanne y sin decir más subió.
Y ahí estaba, aquella maldita frase Tu hijo ella odiaba cuando Jeimy decía eso. Él también era su hijo...
Tal vez no era lo que decía, si no como lo decía, con esa burla que desbordaba cada letra, ese tono juguetón que tanto la hacía querer abofetearlo. Era extraño... Siempre que Jeimy hablaba de Taylor se refería a él por su nombre y muy de vez en cuando lo llamaba hermano, como si quisiera evitar recordar que en efecto, Taylor era su familia. Y a ella siempre la llamaba madre.
Nunca mama, nunca Mami... Siempre era madre, incluso la llamaba por su nombre en ocasiones. ¿Dónde estaba el respeto?
Roxanne escucho en la parte de arriba el sonido de una puerta cerrándose; Hacia siglos que no entraba en el cuarto de Jeimy, él había cambiado la cerradura cuando cumplió catorce, aun así ella sabía que tenía más tiempo sin mirar la habitación. Sabía que su hijo no saldría en todo el día del cuarto y esto sólo la asustaba a un más.
Sentía como si un monstruo viviera bajo su techo.
º
K_Kiran
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Jeimy
Teen FictionLas madres tienen un sexto sentido, ellas pueden decir si sus hijos mienten, sufren o disfrutan. Nadie duda de las capacidades de una madre. Roxanne siente que su hijo no esta bien, algo dentro de ella le grita que su hijo es peligroso... Esta asust...