Capitulo 1.

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Ethan. Uno de los nombres más usados en Estados Unidos, pero bien, Ethan es un chico de al menos uno noventa y cinco, es delgado, pero tiene unos muy buenos músculos y abdomen debajo de esa camiseta; su cabello lacio y azabache, tez bronceada y ojos claros. Es guapo y el capitán del equipo de fútbol, solo necesito eso y ahora ya somos la pareja del año.

Como siempre, claro, pero yo con distinta pareja cada año.

Al caminar por los pasillos como lo hago ahora noto las variadas miradas. Haciéndome la idea de lo que piensan y a veces cuentan: las mujeres me envidian, me odian y todo eso, mientras los hombres babean por cada paso que doy, algunos también me odian, pero eso es porque siempre les termino dañando el ego; pero, así como también soy odiada, soy amada, soy la reina y ellos lo eligen y hacen saber en cada baile del Instituto.

Ethan, como siempre va a mi lado cargando mi mochila y sonriendo con sus aires de superioridad, lo que provoca que muchas femeninas mojen sus bragas de vírgenes.

No se pierden de mucho....

Mi móvil empieza a vibrar dentro de mi saco negro que es parte del uniforme del Instituto y, aunque sé que mantengo mi pose de "diva superior" o "Perra soy intocable", -o algo así he oído- mi mente entra en pánico. Los rumores y las reputaciones son lo que más reinan este lugar. -claro, además de mí y las dos lame botas que creen ser mis amigas -. Mi reputación es una de las mas grandes, y que se vea algún rastro de pánico o nerviosismo más rumores llenarían las cafeterías y pasillos.

El nombre de mi padre se ve en la pantalla, sé que está afuera esperándome con su chófer.

—Me voy. —le aviso a Ethan guardando el móvil y viendo a Allison de reojo. El recién mencionado me sonríe ladeado y me toma de la cintura para empezar a besarnos, cosa que acepto gustosa. Es guapo y besa muy bien, lástima que en el sexo no es tan bueno.

—Te hablo después preciosa. —dice sobre mis labios. Me vuelve a besar, pero me separo ahora yo de él, tomando mi mochila y dandole la espalda.

Me hago el cabello hacia atrás y camino hacia la camioneta negra que espera a la puerta del Instituto. La ventanilla polarizada baja lentamente dejando ver un hombre con la mandíbula fuerte, fornido, cabello rubio oscuro, casta barba y ojos demasiado negros. Incluso da miedo.

—Hola papá. —lo saludo abriendo la puerta. El mira cómo me acomodo sin responder a mi obligado saludo. La ventanilla se vuelve a subir.

—Vamos con la familia Stone. — escucho la autoritaria y gruesa voz de mi padre. Dándole la indicación a su chofer de cabecera. Su hermano mayor. Mi tío.

Odio a esa familia, odio a esos malditos gemelos con sus fetiches masoquistas y sobre todo... Odio a mi padre. Se que son muchos odio en una oración, pero sé que no sería la única en odiar a este hombre.

El transcurso a la mansión de los imbéciles de los Stone fue silenciosa ya que mi padre y yo vamos demasiado sumidos en la pantalla de nuestros respectivos móviles como para hacer algún ruido. Aunque yo, para ser sincera lo hago para distraer un rato el hecho de que en unos minutos sentiré una tortura que les da placer a los gemelos. Llegamos a la mansión y dejo todas mis pertenencias en el auto, me acomodo el cabello bajo la atenta mirada de mi padre y salgo. Llegamos a la puerta de madera y mi padre toca el timbre.

—Richard, como siempre un gusto. — lo saluda un hombre de la misma edad de mi padre, abriendo la puerta. Tiene cuarenta años, su cabello parece tenerlo rapado, no tiene barba y eso lo hace parecer más joven, su rostro es cuadrado, de ojos azules claros y como a mi padre... Solo tienen sus acostumbradas expresiones frías y vacías.

Sangre, sudor y lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora