Capitulo 18 (parte uno).

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La cabeza la siento como si fuera a explotar en cualquier momento, me duele todo el cuerpo y no tengo ni fuerzas para abrir bien los ojos, pero no es necesario para no ignorar el hecho de que el sol me esta dando a la cara. Me giro y le doy la espalda al sol para poder abrir los ojos.

Cuando los abro noto que estoy en una habitación color azul rey, cortinas negras como si quisieran retener la oscuridad en esta pero ahora se encuentran abiertas, al igual que la ventana que da a la vista una atareada mañana aquí en TwoDown. La habitación además de un ropero, una plasma, un buro y la cama; está vacía.

Suelto un quejido y me llevo la mano a la cabeza por el dolor de la resaca cerrando los ojos nuevamente. Los abro de golpe y me quito el edredón igual de color oscuro. Tengo una playera blanca y ropa interior. Vuelvo a ver la habitación y no parece mas que de una habitación de algún apartamento de soltero. Y nadie con los que fui vive en departamentos.

Logro ver un despertador a mi lado y rápidamente veo que serán casi las dos de la tarde.

Bueno, quería embriagarme y follar ¿no?, perfecto. Hora de irme antes de que el tipo con el que me vine vuelva a aparecer y quiera otra ronda, o algo peor. Invitarme a quedarme para desayunar.

Salgo de la cama y mis pies tocan el frio suelo, los muevo un poco y me acostumbro a la temperatura. Me paso la mano por el rostro y empiezo a buscar mi ropa. Dentro del ropero no hay nada mío, arriba de este tampoco. Enciendo la luz y vuelvo a buscar. Giro y me agacho para ver debajo de la cama, pero no hay nada. Ni ropa, ni zapatos ni mi bolso. Vuelvo a bajar el cobertor y cuando estoy por levantarme la puerta se abre.

Un chico castaño con solamente los pantalones del pijama celeste entra a la habitación, frunzo el ceño intentando recordarlo y partes de lo de anoche viene a mi mente como una película; yo bailando con Gary, cuando me intento alejar de él, una pelea entre él y Matteo, Matteo cargándome en su hombro mientras le grita a un tal Elliot que se lleve a Allison a su casa, cuando me pelee con él y termine vomitándome parte de mi ropa por no llegar a tiempo a un florero, el subiéndome al auto después de hacerme un intento de coleta, cuando llegamos al departamento, cuando me llevo al baño para quitarme la ropa y limpiarme, cuando se quito su playera para ponérmela a mi y luego yo intentando curarlo para después el llevarme a la cama y creo que se quedó conmigo, no recuerdo más.

Alto. Este castaño es Elliot, el me llevo con Matteo donde le grite que lo amaba y nos besamos.

—¡Oh mierda! —murmuro levantándome y llevándome las manos a la cabeza. Miro al castaño. — ay mierda... ¿Y mi ropa?

—Se esta secando todavía, por un momento creíamos que habías muerto, no sabes que alivio verte despierta porque salir de la cárcel por homicidio esta caro y aunque parezca no tengo tanto dinero...—y sigue hablando, pero se empieza a colocar una sudadera. Cuando termina se dirige a la puerta, camina y desaparece de mi vista hasta que vuelve a asomarse por la puerta. —Ven, a Matteo le encantara verte viva.

Claro, para echarme en cara lo puta que soy, lo estúpida y el haberle gritado mi amor.

El suicidio no me suena tan loco hace años, tal vez sea hora de emplearlo...

Ruedo los ojos y al llegar a la pequeña sala veo al rubio con los ojos cerrados, un brazo sobre el pecho desnudo y otro en el respaldo del sofá, acostado y haciendo ligeras y casi imperceptibles muecas de dolor. Tiene moretones en el ojo izquierdo, en el pómulo derecho y tiene el labio inferior roto además de hematomas en el hombro y parece tener una por las costillas.

Miro la sala y este está pintado de blanco, hay un enorme sillón café, otra plasma, una consola de juegos y bocinas, una mesa redonda de vidrio y arriba de este esta mi bolso.

Suspiro de alivio.

Hay una puerta de madera sin manija que deja entender que solo tienes que empujar para llegar seguramente a una cocina. Además, al salir de la habitación note que entre a un pasillo con otras dos puertas, pero estas si están con manijas. Debe ser otra habitación y el baño.

Elliot camina hacia el sillón y lo patea. Matteo abre los ojos y me ve. Enarco una ceja, preparándome. Pero el solo me mira un buen rato, hasta que suspira y se sienta.

—Elliot, por favor déjanos solos amigo.

—¿Me corres de mi propio apartamento? —Elliot empieza a farfullar empezando a colocarse los tenis. —dejas a un lado mi amistad por un par de tetas y buen culo. —me mira de pies a cabeza y sonríe con los labios cerrados. Acercándose a la puerta para después abrirla y mirar a Matteo. —tranquilo viejo, si lo vale.

Y se va. Miro a Matteo que se encuentra con el ceño fruncido de furia.

—Solo dame mi ropa y me voy. —aviso dándole la espalda para caminar hacia la mesa.

Abro mi bolso y cuando estoy por revisar su voz resuena por toda la habitación.

—¿Recuerdas lo que hiciste ayer?

—Si—saco el móvil y lo encuentro sin batería. Lo vuelvo a guardar. El hace un ¿Yyyy? Y me giro a verlo. Ahora está de pie—. Y nada. Estoy segura que has visto todo. ¿o eres tú quién no recuerda?

Matteo se cruza de brazos.

—Recuerdo todo perfectamente.

—Bien, mi ropa.

—Te quedaras aquí, lejos de tu papá y de todos. Quiero que te alejes de él—pongo las manos en las caderas. —por favor.

Me rio y pongo los ojos en blanco acercándome a él. Pongo las manos en sus hombros con cuidado y lo siento en el sofá. Noto que se ha calmado.

—Estas mal si piensas que me quedare contigo.

—Danae, por favor déjame ayudarte—se vuelve a levantar—. No puedo ni dormir con la sola idea de que alguien te hace daño, y ser una de las personas que también lo hace me está matando por completo.

Se ve desesperado y mortificado, tanto que hace que mis defensas empiecen a bajar.

—Solo por que te carcome el cerebro. No me quedare contigo.

—Dijiste que me amabas. —dice casi en un tono desesperado.

—Si, y es verdad, pero eso no cambia el hecho que amo al que eras antes, no al chico imbécil que me dice lo zorra que soy con cada oportunidad que tiene.

Se acerca a mí y acuna mi rostro.

—Perdóname por todo lo que he hecho, por todo lo que te he hecho.

Y estoy sin defensas notando que él también lo está.

—Pedir perdón es fácil, perdonar es lo complicado en esto Matteo.

—Anoche me di cuenta de que también te amo, no, lo sabía desde mucho pero no quería aceptarlo ya que sé que eso lo hace más real. Escucha solo tenía el capricho de Allison para evitar esto, reconocerlo y no se porque, creo que porque no estoy y no estaba listo. —sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas, pero rápidamente los cierra y une nuestras frentes—. Me mata de celos verte con tus novios, tanto que empezaba a odiarte y menospreciarte porque te regalabas con ellos por ratos, pero te volvía a amar al notar lo distante y fría que eras con ellos.

>>Nunca soportaba ver como te besaban, te abrazaban o simplemente les sonreías. Mientras yo intentaba resguardarme por medio de un cariño inexistente hacia Allison. Odia no verte sonreír o reír verdaderamente. Me sentaba cerca porque quería escuchar tu risa, una que sigo esperando. Y ese día a los once años era a ti a quien te iba a pedir que fueras mi novia, no a ella, pero tu ese día me dejaste plantado en el parque. Cuando volviste note que eras distinta pero no te pregunte y te evitaba porque me daba vergüenza y molestia.

Une nuestros labios lenta y tiernamente, y una lagrima cae en mi mejilla. Pero no puedo asegurar si es mía o de él. Y sigue hablando.

—Me has roto tantas veces el corazón, pero aun así te sigo amando. Perdóname por favor...

Sangre, sudor y lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora