Capitulo 15.

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Termino de vestirme mientras la ginecóloga envía a examinar todas las pruebas. Cuando termino me sienta y busca la vena de mi brazo, cuando lo hace me limpia esa área con alcohol e inserta la jeringa, inyectándome para no quedar embarazada. Porque esto no es una película, una serie o un libro. En la vida real tomas pastillas o usas variados métodos anticonceptivos para evitar un embarazo y mas si tienes mucho sexo, al igual que deben examinarte que estés libre de enfermedades sexuales o si no lo estás lo averiguas a tiempo para tratarlo o borrarlo.

—Muy bien, Danae, —dice Genoveva sacando la jeringa y limpiando el hilillo de sangre con un nuevo algodón limpio. —te enviaremos los exámenes de ETS por e-mail. Tienes que venir el mes que viene para tu próxima inyección y dentro de tres meses se te hará nuevamente los exámenes.

Asiento, me tiende la mano y se la estrecho antes de salir del consultorio.

Al llegar a casa me dejo caer al colchón, agotada. Ha pasado una semana desde que hable con Matteo en el salón de clases, también no lo he visto, ni yo y al parecer nadie en el Instituto. Mañana es último día de clases, además, vienen las vacaciones navideñas y agradezco que el par de pelirrojos haya aplazado el contrato hasta año nuevo, ya que se tienen como regla no interrumpir las vacaciones que tienen ese par con sus esposas y hermanos. Aunque también me alegra y llena de alivio esta época ya que es que es la temporada en la que mi padre desaparece y vuelve hasta el día siguiente de año nuevo, llevándome a mi llegar a casa ebria y con algún novio o aventura de noche, o en algún desfile de moda comprando todo lo que me llame la atención.

Al caer la noche salgo de mi habitación por una ensalada y veo que la servidumbre ya está corriendo por toda la casa para preparar perfectamente las maletas de mi padre, fijándose que no lleve nada de mas y nada de menos, las cosas que el estrictamente pide que estén el la valija y no falte nada. Provocando que con un minúsculo error los llegue a despedir, si, así de quisquilloso es.

Me preparan la ensalada junto a un vaso de suplemento alimenticio, para que después no me de hambre y evite engordar. Al terminar entro nuevamente a mi habitación, preparando ropa y llamando a Melanie para que avise a los demás que hoy salimos.

A las 11:00pm ya estoy frente al espejo con un pantalón negro de cuero, una blusa transparente del mismo color que deja a la vista el sostén de igual forma negro, tacones altos negros, bolso plateado y el flequillo que normalmente siempre tengo divido u ocultado ahora lo tengo cubriendo mi frente, junto a dos mechones suelto a los lados de mi rostro y el resto de mi cabello sujetado por un lindo recogido sencillo; mis labios pintados de un fuerte carmín, mis pestañas rizadas y mis ojos y cejas delineadas. Con mi cuerpo completamente depilado.

Guardo mi celular, la cosmetiquera, mentas y la cartera en mi bolso antes de verme nuevamente a el espejo. Salgo de casa y ya un auto esta aparcado fuera, esperándome. Un chico rubio se baja rápidamente del auto al verme y me abre la puerta del copiloto. Cuando entro la cierra y rodea el auto para después el entrar en el asiento del piloto, enciende el auto y nos encaminamos al club.

En cuanto entra a las calles llenas de trafico decido calificarlo: su cabello es de un rubio brillante, sus ojos parecen ser color miel, su tez es blanca al igual que la camiseta que trae puesta con las mangas dobladas hasta los codos dejando ver parte de sus trabajados brazos.

Es de esos hombres que se les ve o resaltan las venas en su piel. Tiene los brazos medianamente grandes y trabajados, la mandíbula fuerte y...conclusión: si está muy follable.

—¿Quién eres? —pregunto. El me mira de reojo y gira en una esquina, haciendo que se tensen sus músculos en el simple movimiento.

—Brenton, primo de Melanie, —detiene el auto en un semáforo y gira el rostro para verme, se toma su tiempo y enarca una ceja, satisfecho. —tu debes ser la famosa Danae.

—No me consideraría famosa, solo conocida.

El semáforo se vuelvo verde y este regresa su vista al camino a regañadientes. Sonrió coqueta.

—Melanie siempre me habla de ti, que desde cuando se conocen y que desde entonces son las mejores amigas.

Debo admitir que yo ni siquiera recuerdo cómo y cuándo conocí a Melanie, creo que fue en el Colegio, cuando ella era la nueva y nadie quería hablar o jugar con ella.

—Si, —hago que suspiro como si en realidad me acordara. — ¿no eres de aquí cierto?

—No, vine esta temporada porque mis padres quieren celebrar navidad y año nuevo aquí.

Asiento y veo por la ventana el club mientras nos acercamos.

Se llama KIWI, y las letras están de luces fluorescentes blancas, una gran puerta resguardada por dos guardias y una enorme fila de personas esperando entrar. Brenton se aparca y me entrega la pulsera dorada del VIP, se la enseñamos al guardia sin necesidad de que este verifique si soy o no mayor de edad-cosa que no- y entramos.

El club es de dos pisos. Una colosal pista de baile en medio de la primera, una barra aparcando una pared entera, los pasillos que dan a los sanitarios, las luces parpadeantes, la música que escuche una cuadra atrás y por experiencia llega a aturdir, la gente tomando, bailando, sudando o solamente sentados en las redondas mesas.

Empiezo a caminar delante de Brenton, dirigiéndome a las escaleras de cristal. Las mesas del VIP son redondas pero un poco más bajos, una hilera de mesas que desde ahí puedes o te pueden ver si estas en la parte inferior, siendo rodeados por un sillón rojo con forma de media luna.

Veo a Melanie y a los demás chicos en la tercera mesa y me detengo. Me giro hacia a el rubio, me acerco más a él y susurro sobre sus labios, haciendo algunos roces. Provocando.

—Gracias por irme a traer, Brenton.

Lo dejo ahí y me acerco a la rubia de vestido ceñido y divido en dos partes, color blanco con toques floreales. Tacones igualmente blancos y su cabello por completo suelto, igual o más maquillada que yo. Cuando me ve chilla y me abraza rápidamente.

—¡Estas bellísima! —grita sobre la música.

—Igual tú.

Miro a los chicos y además de nosotras están la sub-capitana de porristas -Melanie es la capitana- y la novia de uno de los seis hombres que están en los sillones. Estos me saludan con un asentimiento de cabeza y me siento a lado de Brenton. Este me sonríe y llama al mesero.

—Espero bailes conmigo alguna pieza. —le susurro en el oído, este se gira a verme tan rápido que apenas me puedo separar. Me mira un buen rato los labios y parte de los pechos que deja ver mi sostén y habla con voz ronca y seductora.

—Todas las que quieras preciosa.

Tomo un sorbo de mi copa de Cosmopolitan y sonrió satisfecha.

Perfecto, hoy pienso embriagarme y follar.

O al menos eso tenía eso en mente hasta que vi al rubio después de una semana acompañado de un chico castaño, de igual altura y similitud en complexión física, pero lo que me hace gritar por una ronda de Shots es que trae a Allison de la mano.



Sangre, sudor y lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora