Capítulo 34.

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Matteo.

Espero a que Danae termine de colocarse su pijama para salir. El tipo de la biblioteca ya está afuera según llegaron a informarle a la castaña, así que por más que quiera volver a meterla a la cama para hacerle el amor no puedo, y eso, por una parte me frusta. Pero me frusta más que mi propia mente me haga una jugarreta, haciendo que los recuerdos se proyecten, los recuerdos de sus labios separados: soltando suspiros, jadeos y gemidos con mi nombre en ellos; su hermosa risa cuando lami su punto en la cintura; su suave piel bajo mis labios y manos, su sabor... ¡joder que bien sabe! Aunque ya lo he probado otras veces está vez la senti mas que exquisita, tal vez porque está vez si la hice mía.

No puedo pensar y evitar querer volver a sentir su humedad alrededor de mi miembro, sus piernas apretandose alrededor de mi cadera haciéndose estrecha, sus uñas clavandose en mi espalda, cada vez que arqueaba su espalda o  besaba mi cuello, mi hombro o le daba mordidas para acallar gemidos o sus suaves caricias; pero, lo que más quiero volver a ver y saber es que sus ojos brillaban más de amor que de deseo: ella se sentía querida mientras se lo hacia y eso fue el mayor placer de esta noche.

La veo colocarse una bata azul gruesa y se gira a mi, haciendo presente el recuerdo de el momento en el que se sonrojo. Ese gesto hizo que mi adoración hacia ella creciera porque sabía que era y soy el único que puede causarle eso.

—Deja de verme así y bajemos. — susurra tomando un mapa y guardandose el móvil en la bolsa del costado que tiene la bata.

Abro la puerta y cuando se dispone a pasarme de largo la tomo de la cintura, recargandome en el umbral y uniendola a mi cuerpo.

— Eres preciosa. — no puedo evitar decir.

Ella sonríe colocando las manos en mi cuello. — Lo se.

Sonrio y la beso castamente. — Pase lo que pase o veas lo veas en esa maldita computadora quiero que sepas que no dejaré que te pase nada, que no debes tener miedo y no estés nerviosa. Danae se que eres fuerte, no dejes que ese bastardo te derrumbe otra vez.

Otra vez... ¡Cómo me jode saber todo!

Como odio por haberla presionado para que me contará y como me odio por haberla hecho llorar.

—Estaré bien. Odio llorar, aunque está claro que es algo que yo no pueda controlar. — intenta bromear.

La abrazo hundiendo mi rostro en su cabello.

No lo puedes controlar cuando se trata de el o algo que se refiera a el.

—No dejaré que te derrumbes.

(...)

No se que mierda hizo el tipo ese pero con sólo mirar a veces a Danae que estaba a su lado fingiendo interés en todo lo que hacia en la computadora: logró hackear todo, hasta la casa. Ahora hemos apagado las camaras y micrófonos. Y ella tenía razón, no nos cobró por nada.

Danae le dio un abrazo "euforico" y un beso en la mejilla para despues agradecerle. El quinceañero sólo se sonrojo como cada vez que ella le sonreía y le dijo que no era nada. Y se fue. Dejándonos. Antes estaba contento por como el plan iba marchando a la perfección pero no puede evitar casi tirar todo cuando las cosas salieron a luz.

Son fotos, vídeos, documentos y algunas conversaciones. La mayoría de las fotos son de Danae: en algunas está durmiendo, en otras está llorando hecha un ovillo en su colchón; esas parecen ser tomadas desde el ángulo donde debe estar la cámara. Las siguientes son de cuando está en diferentes habitaciones; con diferentes hombres pero la que más resalta es el que te envía a uno de los videos con el nombre de EL INICIO:

Sangre, sudor y lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora