Capitulo 23

416 51 9
                                    

Matteo.

Cuando desperté esta mañana no hubiera creído que estaría en el bosque de pinos después de tantos años con Danae a mi lado, sin poder quitar mi vista de su perfil y su cabello esparcido en el césped, con la respiración acelerada y evitando verme después de que le confesara nuevamente que la amo.

Tengo la respiración acelerada y los nervios a flor de piel. Me duele cada vez que me evita o rechaza y, aceptar ese hecho es liberador, aunque saberlo también aumenta mis nervios porque si sigo refugiándome en el alcohol cada vez que ella se quiera ir lejos de mi voy a terminar con una adicción y con un hígado más que jodido.

—Danae no te quiero dejar ir, dame la oportunidad...—le susurro, pero parece no escucharme.

Muevo mi cuerpo aun en el césped y me coloco a un lado, rozando mi brazo y hombro con el de ella. La llamo y sus azules ojos miran primero nuestros hombros antes de verme directo a los ojos.

—Recuerda que debes decirme lo que piensas. —murmuro. La veo dudar así que vuelvo a hablar. —Lo primero que se te venga a la mente, por favor...

No sabes cuánto daría por saber que es lo que piensas.

—Sabes que yo también te amo, pero el que tu no hayas aceptado tus sentimientos hasta ahora que sabes la verdad solo me hace creer que lo que sientes por mi en realidad es pena y lastima, que me ves como un proyecto de caridad. Matteo, a pesar de todos los insultos que me dabas no he dejado de amarte; tampoco creo que alguien en realidad me ame cuando ni yo misma lo hago, cuando lo único que me entretiene es ser provocativa para distraerme de las marcas que llenarían mi cuerpo si no fuera porque pagan para que se borren, pero yo sé dónde, cuándo y quien me hace cada una, aunque ya no estén visibles. Estoy llena de marcas.

>>Matteo, tu sabes lo que me obliga a hacer mi padre y no quiero estar contigo porque seria injusto para ti. Yo no tengo de otra que obedecer a mi padre, porque si yo lo desobedezco muchas personas pagan, una de ellas serias tu y eres lo único que amo en mi vida. En serio quiero creerte, pero creo que tantos años de daño me han hecho creer que no soy merecedora de algo que me de felicidad. Tampoco creo merecer que tú me pidas perdón por decirme cosas que son reales, cosas que muchos me han dicho y muchos piensan. No soy mas que una persona plástica.

—Nadie además de ti tiene el poder de hacerme daño. Que esa amenaza no te detenga a aceptarme, no me pienso rendir contigo.

Escucharla decir cada una de estas cosas mientras me mira directamente con sus ojos cristalinos por lagrimas retenidas es un verdadero martirio, y también tengo la impresión de que es solo una pequeña parte de todo lo que piensa. La veo sentar e imito su acción. Se quita el saco y lo deja sobre sus piernas antes de empezar a desabotonarse la camiseta escolar.

—¿Q-que haces? —maldita sea tenia que tartamudear, soy demasiado débil con esta mujer cerca mío.

Danae me mira antes de quitarse también la camiseta. Se levanta y hace que abra mis piernas con su pie para sentarse frente mío. Dándome la espalda. —¿Danae?

La escucho suspirar antes de desabrocharse el sostén y cubrirse con este y sus manos los pechos. Miro su espalda desnuda llena de pecas y trago saliva.

Vamos Matteo piensa con la cabeza de arriba, con la cabeza de arriba...

—Cada gota de cera caliente las hicieron convertirse en pecas, las más recientes son lunares. —dice en voz baja.

Dejo de mirar el árbol y frunzo el ceño, mirando nuevamente su espalda. Hay delicadas pecas en cada centímetro de su piel, además de diez lunares cuidadosamente esparcidos. Pongo una mano en su cintura y acaricio hasta llegar a su estómago, acercándola más a mí. Acerco mis labios y beso cada lunar, sintiendo como la respiración de Danae se vuelve artificial, haciéndome creer que respira ahora por la boca. Me tomo mi tiempo con el ultimo y recargo mi cabeza, inhalando su aroma mientras que inconscientemente acaricio con el pulgar la suave piel de su estómago. Empezando a susurrar sobre su piel.

—Quiero saber dónde están todas tus heridas para poder sanarlas, quiero que me des la oportunidad de protegerte porque no quiero que te hagan mas daño, quiero que me dejes amarte y si tu crees que no te amas a ti ni a ti misma lo resolveremos, pero mientras tanto... yo te daré todo el que necesites. No quiero tener solamente tu cuerpo, quiero poseer tu alma, quiero que seas mía porque soy demasiado egoísta como para pensar que amas a alguien más. Danae, quiero escribir una historia contigo y sumarles más recuerdos a nuestras mentes, quiero pensar que existe un "feliz para siempre" como en los libros que leíamos antes de dormir.

>>Déjame enseñarte que puedo hacerte feliz porque nadie mas que tu merece serlo, si, te han hecho daño mi amor, pero te ayudare a superarlo y sanarte. Te amo con o sin "imperfecciones". Se que has cambiado, yo también lo he hecho, pero a pesar de saber eso no puedo dejar de pensar en que estoy enamorado de ti, para mi eres el ser mas perfecto del mundo. Danae para mi eres mi mundo. Déjame mostrarte que esta vez estaremos bien, que ya somos unos niños y que podre amarte como mereces.

La escucho soltar un sollozo al mismo tiempo que una gota de lluvia cae en mi nuca. Beso una última vez su espalda y la ayudo a abrocharse nuevamente el sostén, al igual que la ayudo a vestirse. Nunca había ayudado a vestir a una mujer, lo mío siempre fue quitar las prendas, pero con ella se que voy a hacer muchas cosas por primera vez.

Me vuelvo a acostar y Danae aun evita mi mirada antes de colocarse a horcadas mío y abrazarme. Este gesto me sorprende tanto que me deja inmóvil y me quita la respiración, pero al sentir sus palpitaciones y escuchar su jadeo reacciono.

La estrecho contra mi cuerpo y siento como solloza. La abrazo mas fuerte y cierro los ojos, sintiendo su tacto, su aroma y sobre todo sintiendo como me arden los ojos. Me siento con cuidado y veo borrosamente como la castaña saca su rostro de mi pecho. Le limpio las lagrimas y uno mi frente con la de ella. Cerrando los ojos para que no note que me han dado ganas de llorar con la sola idea de que me pida que me aleje.

—Créeme que te amo. —siento que empieza una ligera llovizna, pero no me importa, quiero estar así. Con Danae arriba mío y sus labios a centímetros de los míos.

—Te creo.

Abro lo ojos y acuno su rostro, alejándome un poco. Sin creérmelo. —¿En serio?

Me relamo los labios y veo como sus ojos parecen en una tonalidad gris, como siempre que llueve o mirábamos un atardecer aquí. Asiente. —Desde hace años no conozco mas que mi sangre, el sudor de asquerosos hombres y mis lagrimas mezcladas. No quiero mas sangre, sudor y lágrimas. Te quiero a ti. —suspira lo ultimo al mismo tiempo que un rayo ilumina el nublado cielo. La lluvia cae más fuerte, empapándonos.

Sonrió y me paso una mano por el mojado cabello. La tomo de la cintura y la apego más a mí, sintiendo una felicidad desbordante, —Se mi chica. —suplico sobre sus labios.

Ella suelta una pequeña risa de seguro creyendo que me precipito demasiado, pero no se si pueda aguantar estar más tiempo anhelándola desde lejos, no me importan los otros hombres cuando sé que su corazón me pertenece. Quiero seguir escuchando su risa verdadera y ser yo el que las provoque.

—Te mostrare que te hare demasiado feliz, que estaremos bien y que mereces serlo.

Sangre, sudor y lágrimas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora