Sangre, sudor y lágrimas.

Capitulo 2.

—¡Ay Danae que envidia! —dice Allison viendo como quinta vez mi habitación.

Allison una chica de rasgos asiáticos, cabello castaño, corto y ondulado, sus ojos castaños y rasgados, tiene buen cuerpo, pero es muy normal y no sobresale, además de que los chicos solamente la buscan por darle el privilegio de estar conmigo, es mi segunda subordinada y por ende una idiota. Lo uso para mi bien.

—Lo se Allison, tengo mucho que envidiar.

—Yo envidio tu cuerpo. —dice Melanie.

Melanie, la primera subordinada y también una idiota, pero no tanto como Allison, ella es de cabello rubio -o intento hacérselo así -, y lacio, ojos verdes musgo y aunque es delgada como yo y Allison, no tiene muchas curvas, además de que es una plana con altura, además, de las tres Allison es la más plana... No es por ser prejuiciosa, pero es normal viniendo de alguien coreana.

Melania es demasiado encorvada, tiene cara de estúpida y creo que eso les atrae a los chicos. Allison tiene cara de niña inocente y se le nota hasta por los poros las grandes ganas de follarse a Ethan, mi novio de temporada.

Me termino de colocar la falda de cuero color negro para verme al espejo. Me coloco mi labial rojo y tomo la chaqueta. Mis tacones resuenan por toda la habitación mientras buscó algunos accesorios.

—Vámonos. —digo saliendo de mi habitación siendo seguida por las dos chicas atrás mío.

Me duele el cuerpo, tengo una cortada cerca del vientre así que mi falda llega hasta mi cintura y unos pequeños moretones cerca de mi cadera. Hoy pienso embriagarme, tener sexo y hacer lo que me plazca para olvidar la mierda que me obligan a hacer, agradezco inmensamente que no volveré a ver esos gemelos porque estaba a una visita más de ser yo quien los amarrara para cortarles su virilidad a cada uno.

Me subo a uno de mis Jepp. Allison ha quedado adelante ya que esas dos son tan torpes que pelean para ver quien estará a mi lado.

Pobres...

El camino a la mansión de Ethan es algo corto ya que estamos en las mismas calles. Abren el portón para dejarnos pasar. El camino de cemento, junto a varias flores y una enorme fuente en la parte de en medio nos recibe.

Aparcó en la curva que da a las puertas y salgo del auto lanzándole las llaves al servicio. Cuando entro miradas llenas de lujuria, deseo, odio y admiración se hacen presentes al momento que doy un paso. La gente se abre paso antes las tres. Rápidamente se me acerca el anfitrión.

—Te ves más que preciosa. —dice Ethan acariciando mi cintura sobre la ropa.

—Lo sé, vamos a tomar algo. —le digo a la vez que él llama a uno de los meceros del barden para poder recibir un vaso.

Un vaso rojo lleno de vodka ya se encuentra en mi mano mientras veo como todos están bailando con las luces de neón iluminando sus rostros. La música electrónica resuena a todo volumen, algo que no puede llegar a oídos de vecinos ya que las casas se encuentran en unas grandes distancias.

El reggaetón, -de este tiempo, no del más decente de antaño-, empieza a sonar haciendo que muchas mujeres ya demasiado ebrias refrieguen sus traseros en las posibles erecciones que tienen sus acompañantes. Sonrió ladeada terminando de tomar mi tercer vaso y me giro a ver a Allison.

—Concurso.

—¿Qué? — pregunta con el cejo fruncido y nerviosa.

—Si ganas te dejo que te acuestes con Ethan y si yo gano dejas de verlo siquiera. Y, —hago una pausa. "Pensándolo". —y también te paseares desnuda por los pasillos del Instituto.