Love In Heaven Or Hell ||•Joerick y Chrisdiel•||

•10•

—¿Has visto a Chris?—preguntó Erick topándose con Zabdiel en la biblioteca.

—No. E estado aquí desde que te hablé sobre Joel y Oriana—dijo el puertorriqueño con una mueca.

El cubano suspiró y se sentó al lado del otro chico.

—¿"El chico de las estrellas"?—leyó la portada del libro que leía el demonio—¿Eres gay?—sonrió.

—El que lea un libro gay no significa que lo sea. Brya-, digo, Christopher, lo leía día y noche. Ya lo había terminado de leer hace ufff, pero lo releía, y siempre terminaba llorando. Admito que esta bueno.

—¿Sabes el final, no?

—No, y no quiero que lo cuentes.
El menor soltó una risa.

Una campana sonó, y los 2 jóvenes se fueron de la biblioteca directo a clases.

Al entrar a clases, se sentaron juntos y comenzaron a platicar.

Erick miró de reojo a Joel, y vio que estaba solo. Se preocupó un poco por Christopher.

Iba a acercarse al mexicano, pero el profesor justo llegó.

—Antes de empezar la clase, señor Zabdiel, puede irse a su casa. Christopher esta en enfermería, y por lo que dijo ustedes son compañeros de habitación, y como no tiene algún apoderado que lo venga a retirar, es mejor que se lo lleve, esta muy mal.

Zabdiel se levantó nervioso, agarró su mochila y fue por la de Christopher, y salió de clases. Rodó los ojos y camino hacia la enfermería.

***

—Estaba mareado y le dolía mucho el pecho. Al parecer tiene fiebre...pero si empeora tiene que llevarlo al hospital.

El puertorriqueño asintió con un suspiro mientras miraba al ecuatoriano que estaba recostado en la cama.

—Ya...levantate, vamos a casa...

El menor asintió y se levantó con cuidado. El mayor lo cargó en su espalda y salió de la enfermería con una mueca.

Corrió hasta el baño y como no había nadie, Zabdiel se transformó en demonio y estaba a punto de volar.

—E-espera...aún no me e transformado yo...

—Pues transformate.

—Por favor ayudame...quitame la aurora de la mano y colocala en mi cabeza...

—¿Tan malo fue lo que hiciste que quedaste completamente débil?

Christopher asistió con algo de vergüenza.

El demonio rodó los ojos y lo bajó de su espalda con cuidado. Hizo lo que el chico le pidió, e inmediatamente se transformó en un ángel.

—Gracias...—susurró el menor con una sonrisa.

—¿Puedes volar?—preguntó el mayor.

—Lo intentaré.

Los dos jóvenes traspasaron las paredes del colegio y al llegar afuera, emprendieron el vuelo. Christopher iba teniendo dificultades mientras volaba, parecía que en cualquier momento iba a caer. Zabdiel se percató de eso y rodó los ojos.

—¿Seguro que puedes volar?

—¡M-muy segur-!

—Si vuelves a mentir por tercera ves el dolor será peor.

El ecuatoriano suspiró parándose en el techo de una casa. El puertorriqueño lo cargó a caballito y comenzó a volar.

—¿Peso?—preguntó el menor soltando una risa.

—¡Demasiado! Estas muy gordo...deberías hacer dieta—rió en alto el mayor.

—¡Que malo!—golpeó suavemente su espalda—mi peso es común...sólo que tu eres débil.

—Como digas, frentón.

Traspasaron las paredes de su departamento y Zabdiel recostó a Christopher en la cama.

—¿Te duele el pecho?—preguntó el ecuatoriano acomodándose.

—Eso debería preguntartelo yo, y ¿por que debería dolerme a mi?—preguntó el puertorriqueño con una mueca sentándose al borde de la cama.

—Me...ayudaste. Se supone que los demonios no ayudan, ellos sólo hacen el mal.

—Si no te ayudaba sería como hacer trampa...y yo tuviese más ventaja.

—Te duele el pecho, sólo te haces el fuerte.

—Quien sabe.

Los dos jóvenes sonrieron.