Love In Heaven Or Hell ||•Joerick y Chrisdiel•||

•12•

-¡Esta lloviendo!-sonrió Christopher mirando a través de la ventana. Aún seguía convertido en ángel, así que no tendría problema en mirar con tranquilidad-¿Cómo estarán Erick y Joel?

-Yo creo que ya han de estar en sus casas-dijo Zabdiel mientras terminaba de comer aquellos dulces que había traído Gwen el día anterior.

Sintieron como daban unos leves golpes en la puerta. El ecuatoriano rodó los ojos...sabía que podía ser de nuevo esa chica.
-Ve a abrir tu.

-Estas celoso-rió el puertorriqueño.

-¿Yo? ¿Celoso? ¡Ja! Que chiste...apresurate, abre rápido.

El mayor negó aún riendo y abrió la puerta. Ahí se encontraba Gwen con una tacita, observando a su alrededor.

-¿Hay alguien aquí?-preguntó adentrándose a la casa con temor.

-¡Idiota!-exclamó el menor-¡estas en forma de demonio aún!

-Oh...verdad.

El chico traspasó la pared de su habitación (que por suerte estaba cerrada) y se transformó, sólo que esta ves no traía una camisa, dejando ver su sexy torso marcado y decorado por los tatuajes. Salió de la habitación y se encontró con Gwen, quien aún observaba el departamento.

-¡Hola!-saludo la chica-p-perdón por entrar así...l-la puerta se abrió sola y entre...-dijo con nerviosismo viendo su cuerpo semidesnudo.

-Ahhh, bueno, no te preocupes, de todos modos estaba sólo-sonrió maliciosamente.

-¿Y Christopher?-preguntó Gwen con una mueca-por lo que me enteré, se sintió mal en la escuela...

-Esta en el doctor. De hecho iba a salir a verlo pero justo llegaste-relamió sus labios.

-Pues, yo solo venía por azúcar...con esta lluvia hace mucho frío y quería tomarme un café...

-Ven-dijo Zabdiel agarrándola por la cintura, bajando su mano un poco más hasta llegar a su trasero-acompañame hasta la cocina mientras yo te sirvo azúcar en la tacita-murmuró contra sus labios.

Christopher enfureció. Sus alas se tornaron de un color rojo fuerte y sus ojos tenían un tono carmesí. Salió disparado del departamento, volando a quien sabe donde. Recorrió casi toda la ciudad, la furia lo consumía. Pegó un fuerte gritó, espantando a las aves que dormían tranquilamente en los árboles y haciendo que los perros comenzaran a ladrar. La lluvia había humedecido sus alas, y bajó, sentándose en una pequeña banquita. Sus alas desaparecieron y su aurora cayó al piso, convirtiéndolo en humano rápidamente...por suerte no había nadie en el pequeño parque gracias a la lluvia. Se abrazó a si mismo y sus lágrimas se mezclaron con la lluvia.¿Qué le estaba ocurriendo? ¿Por que sentía aquellas emociones malas al ver a Zabdiel con esa chica?

-¡Chris!

Reconoció esa voz de inmediato, era Richard.

-¡R-Richard! ¿que haces aquí?

El dominicano se acercó, llevaba un paraguas en mano. Sonrió con algo de pena, sentándose al lado del ecuatoriano, cubriéndolo con el paraguas.

-Ya sabes...también es mi deber cuidar humanos. Acabó de encontrarme con mi humana Yocelyn...otra ves voy ganando contra un diablo. Iba directo a descansar por la lluvia, y te vi volando. Quise saludarte, así que me acerque...pero ibas demasiado rápido...¿estas bien?

El menor secó sus lágrimas, y sonrió confiado.

-Rich...¿esta mal enamorarse?-preguntó Christopher con la voz temblorosa.

Richard hizo una mueca.

-Depende...ya sabes lo que pasó con Johann y Yoandri...

-¡Por eso!-volvió a pegar en llanto el ecuatorianos-¡Tengo miedo! Richard...¡Creo que estoy enamorado de Zabdiel!

El dominicano quedó impactado...eso era algo muy malo. Temía de que a su amigo le pasara lo mismo que a Johann y Yoandri. Soltó un suspiro y secó sus lágrimas con la mano que tenía desocupada. Sonrió.

-Chris...tal ves estés confundido...

-Richard, no...trate mal a Gwen echándola de la casa. Le hablé mal sobre Zabdiel en la cafetería para que se decepcionara y lo dejara tranquilo, y ahora Zabdi empezó a coquetearle y me alejé, celoso, intentando huir de todo...

-¿Y que pasa si realmente de gusta esa Gwen?

-¡¿Qué!? ¡No! Lo que siento son celos a ella porque al parecer Zabdiel la quiere...además, yo antes de morir, también sentía cosas por él...por Jesús.

Richard golpeó suavemente su espalda.

-Amar...amar no es malo, sobre todo si proviene de nosotros, los ángeles...

-Pero si amas a un demonio si...va contra las órdenes del señor-suspiró Christopher.

-Lo sé...y creo que esas órdenes son muy estúpidas. Todos tenemos derecho de amar, y da lo mismo a quien amemos...siempre y cuando ese amor sea verdadero y sincero. ¿Te cuento un secreto? Yo también me estoy enamorando, pero de mi humana...todo es taaan complicado en esta vida...sólo intenta no ser tan notorio con tus sentimientos a Zabdiel, menos en nuestro mundo ni cerca del señor.

Richard se levantó y agarró la aurora de su amigo que se encontraba tirada en el piso. La colocó en la cabeza de Christopher y este se transformó en ángel nuevamente. El dominicano se dio cuenta de sus alas y ojos rojos, así que soltó un largo suspiro.

-Por favor Chris...prometeme que controlarás tus emociones...

-Por ahora lo intentaré...

El ecuatoriano, abrazó a su amigo, dándole las gracias. Voló nuevamente a su departamento, ignorando por completo el hecho de que sus alas se mojaran.

***

-¿¡Donde mierda estabas!? ¡Estuve buscándote todo el puto rato!-gritó Zabdiel exaltado.

Christopher estaba en forma humana. Entró rápidamente al ver como el otro joven abrió la puerta y lo abrazó de inmediato.

El puertorriqueño quedó en shock. No se movió ningún segundo. El ecuatoriano sonrió, acurrucandose en su pecho.

-Abrazame...-suplicó el menor.
El mayor, aturdido, colocó sus brazos alrededor del cuerpo del chico. El ángel sintió como el corazón del demonio latía rápidamente y soltó una risita.

-¿Por que lo hiciste?-preguntó en un tono delicado.

-Joder, que bipolar eres Chris...lo hice por que acabas de pedimerlo, ¿no?

-Pero esta mal, ¿verdad? Dar cariño es cosa de ángeles...

Zabdiel quedó en total silencio, y colocó su cabeza en el hombro de Christopher, sintiendo su dulce aroma...ese aroma que no sentía vagar por su nariz hace dos años.

-Se que por dentro tuyo aún existe Jesús...ese chico malo y rudo, pero diferente conmigo...

El puertorriqueño intentó retener algunas lágrimas.

-¿Bryant sigue siendo débil con sus sentimientos?

El ecuatoriano cerró los ojos y soltó una risa.

-Sus sentimientos nunca cambiarían por el pequeño Jesús...

-Gran...recuerda que Jesús es más grande que Bryant...

Los dos sonrieron.