Love In Heaven Or Hell ||•Joerick y Chrisdiel•||

•4•

Joel se sentó al final del salón con Zabdiel. Christopher y Erick se encontraban sentados al frente de la pizarra. Joel miraba atentamente cada acto del cubano, y no pudo evitar sonreír al escuchar su hermosa risa.

—¿Que miras tanto, eh?—preguntó Zabdiel empujando suavemente su hombro.

—¿E-eh? Nada...nada...

—Ajá, ¿tengo cara de que nací ayer? Es obvio que te gusta Erick.

—¿¡Que!? ¡Claro que no!—gritó el mexicano exaltado.

Todos los alumnos del salón miraron a Joel. El mexicano se encogió en su silla...no quería saber si Erick lo miraba o no, eso ya sería una vergüenza.

—¿Ves como te pusiste? A mi nadie me engaña, Jo. Es obvio que ya le echaste ojito al cubano.

—Es...lindo...

Zabdiel hizo una mueca.

—¿Sabes? El amor es una mierda.

—¿Por qué lo dices?

—Experiencia propia, Jo. El amor es sufrimiento total...sufrimiento por no tener a esa persona que tanto amas a tu lado...sufrimiento por ver a esa persona feliz con otro...sufrimiento porque la relación acabó. Es como un tren. El amor viaja en el mismo tren que tu, luego baja en una estación, sufres, y a la siguiente estación llega otro amor, es como un ciclo...pero siempre estará el sufrimiento presente.

—Pero...deja un lindo recuerdo, ¿no?

—Igual sigue siendo pasajero...si te gusta Erick, ¡no lo niegues! Luego se te pasará esa ilusión...acepta la realidad. Además, al parecer el cubanito ya le hecho el ojo a Christopher. No vale la pena sufrir por alguien a quien no le importas.

Joel suspiró haciendo una mueca y creyó que las palabras de Zabdiel cobraban sentido. Miró a Christopher y a Erick y se dio cuenta en la forma en que el cubano reía con el ecuatoriano.

Joel jamás podría hacerlo reír así.

Joel llevaba un año enamorado de Erick, y nunca tuvo la oportunidad de hablarle.

Y ahora, Christopher le había robado a su chico.

Zabdiel sonrió maliciosamente, ya había hecho un buen trabajo con el mexicano.

El ecuatoriano miró disimuladamente a Joel, y este tenía la mirada desviada con una mueca. Miró a Zabdiel y este le guiñó en ojo, con una sonrisa malvada.

Sabía que Zabdiel iba ganando.

Volteó y miró a Erick, este tenía una mirada preocupada encima de Joel. Christopher sonrió, y le dio un amigable golpe. 

—¿Con que Joelito, no?—rió el ecuatoriano.

—¿E-eh? Baja la voz...—dijo el cubano tapándole la boca a su amigo—¿que ridiculeces dices?

—No son ridiculeces...te gusta Joel—el mayor sonrió pícaramente agarrando las muñecas del mejor y alejándolas de su boca—¿Desde cuando te gusta?

—Estas loco—negó el menor riendo con las mejillas sonrojadas. Hablar de Joel le provocaba mariposas en el estómago.

Christopher sintió un pequeño golpecito y vio que alguien había tirado un papel. Desvió la mirada donde Zabdiel y este apuntó con la mirada a Joel sin despegar esa sonrisa burlona. El mexicano lo estaba mirando con odio, su cara estaba roja y sus dientes apretados. El ecuatoriano soltó de inmediato las muñecas del cubano y se sentó derecho en su silla, mirando la pizarra.

Maldito Zabdiel.