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Joel no durmió toda la noche.

Se estuvo preguntando toda la noche como miraría a Erick, como le hablaría, como tenía que llamarlo, como tenía que actuar con él, como lo abrazaría, como agarraría su mano. Eran tantas las preguntas que se las paso buscando una respuesta en la madrugada, y hasta tuvo que ver vídeos para ello.

—Joel, ¿Estás bien?—preguntó Emanuel al ver que su hermano no había ni mirado el desayuno.

—¿Estas enfermo?—preguntó Israel.

—¿Ah?—Joel negó con la cabeza—no...estoy bien—dijo.

—No dormiste bien, ¿Verdad? Tienes unas ojeras enormes.

El mexicano mediano suspiró. Agradecia que en esos momentos no estuviese Gabriel para delatarlo.

—Estaba estudiando...

—No tiene nada que ver con ese Erick, ¿Oh sí?—dijo el mexicano menor haciendo que su hermano mayor soltara una risa.

—No, nada que ver...

—A nosotros no nos engañas. Algo pasó con él...¿Discutieron?—preguntó Emanuel.

—No—dijo Joel

—¿Te rechazó?—preguntó Israel haciendo un puchero con sus labios.

—No...

—¿Lo viste con otra?

—No no no...

—¿Te embarazó?

—¡No! Hermanos, todo está bien, no se preocupen—dijo el mexicano de al medio mientras se levantaba de la mesa—nos vemos luego.

—¡Espera, Joel!

Pero Joel ya había desaparecido tras la puerta.

—Nuestro hermanito está creciendo—dijo el mexicano mayor mientras secaba una lágrima imaginaria.

—Es todo un ganador—rió el mexicano menor.

***

—Adiós mamá, adiós Yanelis—se despidió Erick con una sonrisa.

—¡Cuídate, Erick!—dijo Daysi sonriendo.

—¡Mándale saludos a mi cuñadito!—rió Yanelis.

—¿Cuñadito? ¿No será cuñadita?—preguntó la cubana mayor sorprendida.

—Eh...claro mamá, cuñadita...—dijo la joven nerviosa.

Pero Daysi ya estaba sospechando. No olvidaba aún cuando su hijo se encontraba en la entrada de su casa con un chico acompañándolo.

El cubano rodó los ojos y salió de su casa. Sus llaves se cayeron.

—Demonios...—susurró mientras se agachaba a recoger las llaves pero al hacerlo vio una mano que las recogía por él.

—Buenos días, bonito.

El chico tembló un poco y sus mejillas tomaron un suave color carmesí. Su corazón latió con mucha fuerza y su respiración se alteró.

Levantó un poco su cabeza.

—B-buenos días—sonrió.

Joel le devolvió la sonrisa y le entregó las llaves.

—Perdón por venir así de repente...pero quería verte.

El cubano bajó la mirada, sonrojado.

—Y-yo...e-em...—y las palabras no podían salir de su boca.

Love In Heaven Or Hell ||•Joerick y Chrisdiel•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora