7. ¿Aceptada?

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Alaska

La ventaja de ser una población pequeña, es que básicamente los grupos eran reducidos, y aparte, para entrar a esta universidad hacían un examen demasiado selectivo y muchas personas se quedaban fuera, sin contar que debían de establecerse aquí y firmar acuerdos para enriquecer a la población.

Me pregunto si yo estudiando física, obtendré un empleo aquí o será mejor irme en cuanto termine la universidad.

Tal vez es mejor irse, después de todo, aquí ya tienen sus grupos "élite" y no parecen querer integrarme.

Dejo de pensar en ello y veo cómo mi profesor de cálculo va anotando toda la tarea en el pizarrón, no era demasiada, pero sí tediosa, así que con pocas ganas, comienzo a anotar todos los ejercicios en mi libreta. Con suerte la acabaré para mañana si no platico demasiado con los chicos en la cafetería.

Guardo mis cosas en la libreta y todos los demás estudiantes se despiden con un cordial gesto, eran respetuosos y callados, no interactuaban mucho entre ellos, se me hacía raro pero no me molestaba, era tranquilo ir a clases. 

Salgo del edificio de la universidad en camino a la cafetería de la biblioteca donde estábamos la última vez y solo puedo ver a Aaron y a otros chicos de los cuales aún no me aprendo sus nombres pero tienen ropa deportiva, así que camino con confianza a la mesa y me siento, saludando a todos de una forma muy... general.

— ¿Qué tal tus clases?—pregunta Aaron dejando su libro de economía.

— Pesadas, lo de siempre, ¿y las tuyas?—me recuesto en la silla sintiendo el dulce olor de café pasar por mi olfato y cierro los ojos disfrutando un momento sin tener cálculos matemáticos o personas extrañas.

— Interesantes...—murmura comiendo de su pan, volviendo a su lectura.

— Oye, ¿sabes si—

— ¿Vendrá Adam?—¿cómo supo que esa iba a ser mi pregunta— No seas tonta, te veías buscando algo desde que llegaste, él vendrá, tranquila, fiera.

— Pues él dijo que quería verme aquí y la verdad, estoy cansada de que sea así conmigo, solo quiero tener una estancia tranquila en Whittier.

Aaron me hace una señal con sus cejas y yo miro en su dirección, ahí está Adam con cinco cafés y una mirada cansada, de nuevo luce algo triste.

— ¿Todo bien?—pregunto y al instante me siento como una tonta.

— Sí, Alaska—responde mirándome serio y me tiende un café—. Es para ti, tómalo.

Murmuro un 'gracias' incómoda y lo bebo por pequeños sorbos, el pelirrojo solo se sienta y deja los demás cafés en la mesa para sus amigos. Cruza los brazos y mira al frente hacia donde está Aaron leyendo sin inmutarse, por alguna extraña razón, comencé a ponerme nerviosa, ¿qué tenía que hablar conmigo?

Abrumada, dejo el café sobre la mesa y cuando voy a separar mi mano del vaso de plástico, la mano de Adam me detiene y me quedo... pasmada. Su mano estaba muy fría como para tener los cafés en sus manos y el clima no era frío. Él apartó su mano como si la mía le hubiera quemado y me miró casi herido.

— ¿Qué rayos pasa contigo?

— ¿Por tener la mano cálida?—le pregunto ahora enojada, no lo entiendo.

— Como sea... solo termina tu café y hablamos—comenta mirando su mano como si en serio lo hubiera lastimado y mirándome receloso hasta que termino.

¿Por qué venía aquí a dar órdenes como si fuera el jefe? Está bien que terminará siendo el gobernante, pero tampoco puede imponerse como rey.

— Bueno, ¿qué es lo que quieres entonces?

— Pedirte disculpas—¿qué?

— ¿Qué?—dice Aaron interrumpiendo nuestra conversación con una expresión de asombro, yo estaba igual.

— Estuve hablando con tu hermano sobre muchas cosas y creí que sería bueno que empezaras a estar más con nosotros. Incluso te podemos presentar a algunas chicas de otras facultades que estarían encantadas de hablar contigo—su rostro estaba más relajado mientras me miraba a los ojos, sin embargo, toda su persona se veía apagada.

Sus ojos eran cafés, como un tronco húmedo, muy oscuros, muy tristes.

— Entonces ella ya es... ¿aceptada?—pregunta con un hilo de esperanza Aaron, mi amigo.

— Supongo que sí, aunque para eso deberás de ganarte mi confianza y sabré que puedes estar con nosotros si no vas a cambiar—responde Adam, sin dejar de mirarme a los ojos.

— ¿Cambiar?—pregunto confundida.

— Te lo explicaré después, Alaska—dice el pelirrojo y relame sus labios acercándose más a mí—, pero para ganarte mi confianza, harás pruebas. La primera será en la fiesta de este viernes, en el bar que está por la avenida sur.

— ¿Qué se supone que tengo que hacer?—esta vez en serio me estaba dando miedo.

¿Me pedirá que me emborrache o ingiera algo ilegal? Porque si es así, no quiero ser aceptada por Adam.

— Demostrar tu lealtad, así sabré que puedo hablar de cualquier cosa estando tú presente o que podrías llegar a ser mi amiga.

— Bueno, pues si implica hacer algo ilegal, yo no quiero hacerlo...—Adam se levanta y se agacha un poco para tener su rostro a centímetros del mío, podía ver las pecas que tenía e incluso, lo irritado de sus ojos.

— Aquí yo te diré qué es ilegal o no para mí, así que espero que estés dispuesta para todo, caperucita.



No creí que fueran a encontrar mi historia hasta como 3 o 4 meses después, así que gracias por votar y comentar, me animan muchísimo ❤

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