23. Un juego peligroso.

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Alaska

La ruleta del tequila.

Es un juego común entre toda la multitud de universitarios y adolescentes de Whittier que se hace cada viernes en la playa, los bares, casas e incluso en el bosque, si es que los guardianes no te atrapaban, siendo castigado.

Aunque siendo honestos, hasta los guardianes lo habían llegado a jugar, Adam lo había hecho varias veces con sus amigos. Sonaba divertido al igual que demasiado estúpido, pero vamos, que a esta edad lo estúpido sonaba interesante.

Era toda una rueda con caballitos de tequila para todos los participantes y se hacían preguntas demasiado incómodas o retos estúpidos, hasta que los demás ya no podían seguir bebiendo, curioso ya que aquí las bebidas eran más fuertes, con cuatro shots, ya estabas demasiado perdido, y conforme avanzaba el juego, las cantidades se volvían más grandes, sumamente complicado ganarlo.

Y como todo buen grupo de universitarios, sí, era viernes en la casa de Aaron por la noche y el juego estaba listo para nosotros. Diego, Marissa, Johana (la mate de Marissa), Aaron, Tyler, un amigo de mi hermano y yo, sentados en el suelo de su sala, estábamos esperando para iniciar esto.

Aaron se había vuelto mi mejor amigo dentro de todo esto y me terminó convenciendo de venir, puesto que Adam estaba ocupado con asuntos de "alfa" según él, y que de hecho me había ordenado quedarme en casa, incluso activó lo seguros, pero yo ya por experiencia, dejaba mi ventana abierta y solo fue cuestión de que mi amigo me atrapara antes de caer para huir con éxito.

Sabía que no estaba del todo mal, pero Adam recientemente se encontraba más tenso y serio, parecía estar enojado y se volvió más... celoso, posesivo o algún adjetivo como esos, así que yo constantemente me sentía una princesa encerrada, cosa que no me gustaba y nunca sería.

No sabía qué me asustaba más, las comidas que tendré con sus padres, su ceremonia de Alfa, mi cumpleaños o estar a solas con él. Su actitud realmente había estado cambiando, ahora se volvía más misterioso, era como si él preparara su forma de ser conforme a la que adopta un alfa, y no voy a mentir, me gustaba, pero también sonaba a peligro.

— No quiero asustarlos pero el jefe ya viene en camino por su caperucita, chicos—dice Aaron con su celular en mano.

— ¿Eso qué significa?—pregunto confundida, ya prácticamente estábamos a segundos de girar la ruleta.

— Que tu perro viene para acá—dice Marissa con una sonrisa, ya estaba algo borracha.

¿Estaban hablando de Adam?

— ¿Por qué me apodan caperucita? William también me llamó así pero nunca entendí el sentido que le daban, o más bien, la relación que tenía con el cuento.

— Está muy claro que no sabes que los chicos de Whittier son entrenados para ser unas... bestias, en todos los sentidos, así que te pusieron así porque a muchos chicos te les hiciste linda y jugaban con la broma de querer 'comerte', conocemos bien a la bestia de Adam, por eso te llamamos caperucita, no te imaginas cómo se pone contigo—explicaba Marissa con una sonrisa traviesa, estaba en los brazos de su novia, completamente feliz.

¡Vaya! Un dato ciertamente interesante.

— Sigamos con el juego, que el jefe se acople si llega—interrumpe el amigo de mi hermano, Tyler.

Todos se acomodan alrededor de la ruleta y ponen algo de música, incluso Aaron comienza a fumar un poco, y en menos de diez minutos, todos ya hemos pasado el tequila por nuestras gargantas al menos dos veces. Yo iba por mi tercera contra Tyler.

— Veamos... ¿cuándo fue la últim—

Se escucha cómo alguien forza la cerradura y con una entrada para nada silenciosa, se hace presente Adam, vestido con una chaqueta de cuero negro al lgual que toda su demás ropa, cosa que hacía resaltar su cabello pelirrojo y con la mirada algo oscurecida.

ALASKADonde viven las historias. Descúbrelo ahora