24. Una cena.

33.2K 2.5K 186
                                    

Alaska

— Mis padres opinan lo mismo, Alaska...—resoplo cansada escuchando a Adam que tiene una mueca en su rostro.

— ¿Por qué? Me gusta la autonomía que tengo en mi propia casa, además tu titulación es en dos semanas, el trato era hasta ese entonces o incluso a mi cumpleaños, para el cual falta un mes, no ve la necesidad de apresurar una mudanza.

— Mis padres y yo tampoco estamos complacidos que la única protección y distinción que tenga tu casa, es la marca del territorio de un Alfa, incluso quieren que ya comience un proceso de más unión entre nosotros, cuando adopte el puesto... sería bueno que te reconocieran, eres importante en la organización del pueblo, y no solo como manada, sino para un progreso estable.

— Estaré presente en tu ceremonia e incluso todo el tiempo contigo, puedes presentarme como tal, pero no te puedo decir que me voy a mudar contigo aún, Adam. El pueblo no ha sufrido de ataques y te lo repito, me gusta la autonomía que tengo en mi casa—frota su pelo en señal de desesperación y se acuesta en mis piernas.

— Que vivas conmigo no quiere decir que vas a ser forzada a hacer cosas, Alaska. Ese es el punto de que sea nuestra casa, son nuestras reglas. 

— Creo que comienzo a conocerte mejor, y eso en otras palabras van a ser tus reglas, ¿no es así?—pregunto alzando una ceja y él niega como si no supiera de sus actitudes controladoras— Tu instinto de Alfa me lo dice, Adam.

— ¡Bien! Pero no me parece justo que tus compañeros de la universidad tengan que ver tus piernas si así lo desean solo porque llevas un vestido... y no me mires así, sabes que lo hacen—se sienta mejor en la cama y cruza sus brazos, pero yo me acerco riendo y hago lo posible porque me quiera abrazar.

— Me tienes en tu casa hoy, con un vestido de noche para una cena con tus padres, ¿y en serio te atreves a ponerte celoso por ello?

— Pues... sí—responde apretando mis caderas y junta nuestras frentes, pero el gusto dura poco cuando su madre toca la puerta de su habitación, haciendo que Adam suspire cansado y se levante de la cama para abrirle a aquella mujer dulce.

— ¡La cena está lista, los esperamos!—da media vuelta y baja casi corriendo, con una enorme sonrisa.

— Mmm, suena divertido—comento levantándome y recibiendo la ayuda que me ofrece para bajar las escaleras, él solo se veía muy cansado, pero feliz.

Todos los preparativos entre otras cosas que se negaba a contarme, terminaban haciendo que Adam se estresara al punto de solo querer dormir abrazado a mí, me imagino que ni siquiera duerme tanto, no sé cómo es que sigue de pie ahora.

— Repite eso cuando termine la cena después de todas las preguntas que te harán—llegamos a su comedor y no tenía ni idea de lo que comeríamos, pero todo se veía realmente bueno, después de todo, a la gobernante le gustaba cocinar y se encargó de preparar todo, incluso al señor Oliver se le veía muy tranquilo, ya comenzaba a disfrutar su retiro como Alfa.

Nos sentamos aún dejando ver todas las sillas vacías que había y una vez que su madre se sentó, comenzó la comida. Bueno, Adam iba poniendo un poco de todo en mi plato y en el suyo, solo que yo lo tuve que parar, porque él comía muchísimo más que yo, se notaba que ese apetito lo sacó de su padre porque hacían exactamente lo mismo.

Por lo mismo, la comida fue rápida, demasiado rápida tal vez para una humana como yo. Así que cuando comenzaron a servirse el postre, su madre me miró con una sonrisa, lista para preguntarme lo que sea.

— Así que, tienes 19 años y en un mes cumplirás 20, ¿no?—asiento con una sonrisa también y Adam aprieta mi mano bajo la mesa— Bueno, no te tardes, dulzura.

— ¿Tardarme en qué?—pregunto confundida.

— En mudarte para acá y ya sabes, los hijos, ¿planeas tener más de dos?—no planeaba tener ninguno...

— ¿Usted solo quiso tener un hijo?—pregunto intentando desviar su atención, cosa que parece funcionar.

— Solo pude tener uno... los genes eran demasiado fuertes como para que mi cuerpo soportara otro hijo—eso sí que me anima a tener hijos, señora. 

— Bueno, es una fortuna que Adam haya nacido—respondo con una sonrisa mirándolo y él me corresponde.

— ¿Por qué no llevas a Alaska a la terraza mientras nosotros recogemos todo esto? Debes de estar cansado, Adam—menciona su padre y él asiente, serio. Se estaba muriendo de sueño, pero nunca rompía su postura de líder.

— ¡Espera! Estudias Física, ¿no es así?—me pregunta su madre cuando ya nos estamos levantando.

— Sí, ¿por qué?—me gustaba la actitud de su madre.

— Por nada, supongo que irás al campamento de Astronomía esta semana, yo estoy organizando a los grupos.

— Oh, sí. No sabía que usted era parte de las organizadoras, supongo que ya tengo mi grupo asignado—hubiera seguido hablando, de no ser porque la mano firme de Adam en mi brazo me estaba arrastrando prácticamente a la terraza, y su madre se despidió confundida.

— ¿Por qué no me comentaste que irías a ese campamento?—me pregunta con los brazos cruzados y una expresión de enojo evidentemente. Suspiré.

— Porque has estado muy ocupado y cansado como para que te lo comentara, además, será cruzando apenas los límites de los territorios de Whittier y solo serán 3 días, creí que te haría bien para estar concentrado en tu ceremonia...

— No me ayuda el estar preocupado sabiendo que te tienen afuera sin ninguna clase de protección o conmigo para estar más seguro. De todas formas, necesito vigilar y hacer ciertas expediciones, supongo que te mantendré vigilada—ruedo los ojos y él parece querer comerme viva—, ni me mires así, habrá lobos cuidándote esos días, si es que yo mismo no voy para allá.

— Adam, es solo un campamento donde claramente estaremos ocupados observando fenómenos, no puede pasar nada malo.

¿O sí?

ALASKADonde viven las historias. Descúbrelo ahora