47. Solo estoy yo, y eso es más que suficiente.

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Alaska

Luces.

Ardor.

Tubos.

Dolor.

Esas palabras se repetían como un disco rayado en mi cabeza, sin un aparente sentido. Ni siquiera puedo recordar cuándo fue la última vez que logré abrir los ojos sin sentir una descarga por todos mis músculos, paralizándome.

Solo repetía aquellas palabras como el único recuerdo de todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor, sentía que hasta recordar mi nombre dolía.

Pero justo ahora, podía sentir todo mi cuerpo como si estuviese flotando en el agua, no había dolor existente en mí, y eso era nuevo.

Abrí mis ojos poco a poco, encontrándome con una luz justo arriba de mí, parpadeaba como si hubiera un fallo en el circuito eléctrico, lo cual lo hacía ver raro, puesto que toda mi habitación parecía ser perfecta, de no ser por las luces parpadeantes.

Me senté aún con cuidado, pues estaba esperando otra descarga eléctrica o sedantes en cualquier momento, pero no sucedió absolutamente nada, por lo cual pude observar mejor mis alrededores, sin encontrarme comida o alguien conmigo. Siempre me despertaban para cosas así, pero esta vez, no veía la razón.

Fruncí mi ceño por unos instantes hasta que me levanté, un mareo me vino directamente a la cabeza pero logré estabilizarme rápido, aún esperando que intentaran tumbarme con algo. No sabía con seguridad si las cámaras estaban apagadas, pero decidí acercarme al reloj de una pantalla digital que estaba dentro del cuarto, donde daban especificaciones del oxígeno y temperatura.

3:22 a.m.

¿Por qué detendrían los sedantes a las 3 de la madrugada?

Me acerqué al inmenso vidrio frente a mí, se podía ver más allá, no lo habían obscurecido, pero no había nadie en el otro lado, todo vacío. 

Mis ojos recorrieron todo hasta toparse con una mancha de sangre en el vidrio, no era muy grande, pero ¿por qué tendría que haber sangre ahí? Limpiaron todo después del... incidente con el infectado, eso sí lo puedo recordar, lo tenía demasiado presente.

Toqué el lugar tratando de recordar qué es lo que había sucedido y ahí estaba, los sucesos llegaban de golpe, juntándose uno tras otro.

Emily.

La verdad.

Las Forjadoras.

Una farsante.

Emily vino a advertirme sobre las Forjadoras y todas las cosas que estaban haciéndome. Úrsula estaba muerta, había una impostora en Whittier que se hacía pasar por la Forjadora principal. ¿Para qué buscarían hacerme todo esto a mí?

No puedo quedarme aquí a descubrirlo si indago que quieren matarme.

Y Adam... él ya no estaba más para cuidarme.

Solo estoy yo, y eso es más que suficiente.

Miro a los tubos que me mantenían al parecer alimentada y sedada y los arranco con fuerza, esperando que no duela tanto, pero sucede y algunos pequeños círculos de sangre dibujan mi bata, al mismo tiempo que se escuchan unos pitidos en todo el lugar. He encendido una alarma de seguridad.

Esperé encontrarme a las Forjadoras inmediatamente pero solo vi a un chico que era principiante por lo que parece, puesto que apretaba todos los botones sin lograr una reacción, hasta que en una de ellas veo cómo viene la descarga eléctrica hacia mi cuerpo y me sorprendo cuando no siento ni una pizca de dolor o pierdo el conocimiento.

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